El lapsus de Tamara Falcó al hablar sobre su reconciliación con Iñigo Onieva

Desde que la semana pasada se destapó la reconciliación entre Tamara Falcó e Iñigo Onieva, una información ofrecida en exclusiva por la revista '¡Hola!', la pareja se ha convertido de nuevo en el foco de atención mediática de la crónica social de nuestro país. Cada movimiento, cada publicación en sus redes sociales, es noticia. Diez días frenéticos que, con la visita semanal de la marquesa de Griñón a 'El hormiguero', por fin tienen explicación.

"Decidimos enterrar el hacha de guerra en Navidad", así comienza el relato en primera persona que la diseñadora ofreció anoche en el programa de Pablo Motos. Absoluta estrella de la tertulia que cada jueves reúne a Cristina Pardo, Nuria Roca y Juan del Val, ella ha contado cómo fue el principio del fin de su distanciamiento, cuál fue la reacción de su madre y en qué punto se encuentran Iñigo y ella ahora mismo. Entre tanto, Falcó ha cometido un lapsus.

"Él no tenía mi móvil y escribió a una amiga: 'Dile a Tamara que vamos a hacer las paces'. Algo que me pareció lógico y bien. Con el espíritu de la Navidad, el 24 de diciembre pensé: '¿Por qué no ir a misa juntos?'. A las siete de la tarde decidí mandarle un mensaje para ver si quería venir conmigo a la misa del Gallo y me dijo: 'Tengo un pelín de lío, pero lo voy a intentar". Una cita que finalmente, y a pesar de las dudas por parte del empresario, se produjo.

"Entonces vino a casa y saludó a todo el mundo. Mi madre se había ido a dormir", continúa la hija de Isabel Preysler, confesando que no había revelado a nadie que Iñigo Onieva iba a visitarles esa misma noche. "En casa somos muy civilizados y confiaba en ellos. A mi hermana le dio un ataque de risa mientras mi madre estaba en la cama".

Después de ese primer y sorpresivo encuentro por ambas partes con la familia Presyler Falcó (Iñigo no lo sabía, pero ellos tampoco), "nos fuimos a misa con la mala suerte de que justo estaba la amiga del dueño de '¡Hola!". Con testigos presenciales de su acercamiento, Onieva y ella se quedaron hablando: "Intercambiamos muchas cosas que a él le habían hecho daño y que a mí me habían hecho daño. Enterramos el hacha de guerra y quedamos en plan amigos. Salimos de misa en paz".

A partir de ahí, tal y como cuenta Falcó, los siguientes días empezaron a mensajearse. "El 28 de diciembre sale en prensa todo lo de mami y Mario. Mi hermana Chábeli llamó desde Estados Unidos y entonces mi madre hizo un comentario sobre tío Julio que me dio que pensar: 'Si nunca se han dado una oportunidad y ahora con vidas distintas...'. Eso me dio que pensar. Mi madre le dijo a Chábeli: 'Enamorada es lo que estaba yo de tu padre, que me partió el corazón y no le pude perdonar', en ese momento algo me hizo clic", explica Tamara Falcó.

Llegados a este punto, la chef cuenta cómo, por propia iniciativa, decidió mandarle un mensaje a Iñigo Onieva la noche de fin de año, justo cuando estaban comenzando los cuartos de las campanadas. Momento para el lapsus en su romántico y sentido relato. A la pregunta de Motos "¿y su corazón lo superó?, ¿no le dio un infarto?", Falcó responde: "Iñigo ha dicho que no me va a anteponer ante nada". He aquí la confusión. Seguramente, lo que ella quería decir es que su novio, en esta segunda oportunidad, la iba a anteponer a todo, pero los nervios debieron traicionarla y de ahí el lío de palabras.

"El día 31 de diciembre había un paparazzi en la puerta de casa y cogió a Iñigo en moto", pruebas gráficas que días más tarde publicaría en exclusiva su revista de cabecera. Más declaraciones relevantes de su intervención en 'El hormiguero'. "Mi madre me quiere evitar el dolor y me dijo que la gente no cambia, y yo pensé: 'Yo he cambiado durante mi vida, así que creo que la gente cambia'. Tenía dos opciones: ver lo que pasaba o quedarme con la duda y vivir una vida segura. Entonces pensé: 'Voy a intentarlo", concluye la diseñadora. Define su reciente viaje al Polo Norte juntos, de novios, como "unos días sencillos, pero muy bonitos". Sin duda, un comienzo de año inesperado que, quién sabe, puede que acabe boda.