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Rica y poderosa: así es Marina Berlusconi, la misteriosa hija de Silvio Berlusconi
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UN RETRATO DE SU VIDA

Rica y poderosa: así es Marina Berlusconi, la misteriosa hija de Silvio Berlusconi

Era su favorita y su sucesora al frente de Fininvest, el conglomerado empresarial familiar. Marina Berlusconi es una auténtica incógnita

Foto: Marina Berlusconi. (Getty)
Marina Berlusconi. (Getty)

Es lunes por la mañana y el camino que llega hasta la finca de Marina Berlusconi (Milán, 57 años) en Châteauneuf, en la provenza francesa, está bordeado de setos y cipreses. La puerta permanece cerrada y reina una calma absoluta. Con una frase lacónica, la gobernanta italiana indica que “la signora Berlusconi” estará fuera hasta nueva orden.

“No vive aquí”, cuentan unos vecinos de la zona, que aseguran que los Berlusconi son una familia bastante discreta. “Nunca se escucha un ruido, no hacen fiestas ni veladas tumultuosas, no causan ninguna molestia”, afirma el periódico local francés 'Nice Matin'.

Foto: Silvio Berlusconi, en octubre de 2022 en Roma. (Reuters)

Estas benévolas palabras se ven ensombrecidas por alguna que otra anécdota: “Hace tiempo, cuando Sarkozy era presidente, Vladimir Putin vino a visitar a Berlusconi. Toda la policía de Francia estaba en este pequeño camino”, añade una pareja señalando la vía empedrada que lleva hasta al colosal portón de madera.

placeholder Silvio Berlusconi. (EFE)
Silvio Berlusconi. (EFE)

El alcalde de la localidad tampoco parece muy feliz con los millonarios que tienen propiedades en lo que él denomina “el pueblo más bonito de Francia”. Asentado sobre una colina rodeada de olivos y asomado sobre el Mediterráneo, Châteauneuf parece, en efecto, una postal. Además de contar con una ubicación ideal –a quince minutos de Cannes y a una hora de Mónaco–, es la única localidad que permite a los millonarios poseer propiedades de 20 hectáreas, una medida XXL poco habitual en la Costa Azul. No solo Marina Berlusconi, también Alberto II, rey emérito de los belgas, y el gran duque Enrique de Luxemburgo tienen una propiedad allí.

La gran queja del alcalde para con sus potentados residentes es que son muy codiciosos con el agua, un bien extremadamente escaso en la zona. “Algunos propietarios consumen más agua que una casa de retiro con 200 personas. Hemos llegado a picos de consumo de 2.000 metros cúbicos por semana. La familia Berlusconi tiene una propiedad de 14 hectáreas con tres piscinas. No tienen mucha conciencia cívica”, protestaba el verano pasado en una entrevista al periódico 'Libération'.

Muchos de los dominios tienen helipuerto, como es el caso de Marina, lo que hace más fácil los desplazamientos desde Milán, donde reside habitualmente en un céntrico piso, en vía Corso Venezia, en el corazón de la ciudad. Allí vive con su marido, el bailarín Maurizio Vanadia, y sus dos hijos, Gabriele, de 21 años, y Silvio, de 19. “Dicen que durante la semana trabaja mucho, de nueve a nueve, pero los fines de semana se escapa a la Provenza con su familia. Separa mucho el mundo laboral y personal y le da su espacio a cada uno”, nos cuenta una periodista experta en política que ha seguido la trayectoria de la familia.

placeholder Marina Berlusconi. (Getty)
Marina Berlusconi. (Getty)

Las historias de Châteauneuf confirman los rumores sobre la mujer más rica de Italia y una de las más poderosas del mundo, según la revista 'Forbes': Marina es una mujer con una vida privada blindada. La primogénita de los cinco hijos de Silvio Berlusconi y presidenta de Fininvest –el conglomerado familiar que incluye Mediaset, Mondadori, la productora de cine Medusa y el banco Mediolanum, valorado en unos 5.000 millones de euros–, y de Mondadori, la principal editora italiana de libros y revistas, es una mujer tan discreta como misteriosa, y de una timidez enfermiza. La gente consultada para este reportaje lo confirma: “Casi no ofrece entrevistas”; “se sabe muy poco de ella”; “tiene un perfil tan bajo como la hija de Amancio Ortega”.

El carácter fuerte y decidido de Marina se forjó en su juventud. Nacida el 10 de agosto de 1966, es la primogénita de los cinco hijos de Berlusconi, dos con su primera esposa, Carla Dall’Oglio –Marina y Pier Silvio, ‘Dudi’, de 55 años–, y tres con Verónica Lario: Barbara, de 38, Eleonora, de 37, y Luigi, de 34.

De pequeña, y durante un par de años, sus padres decidieron no llevarla a la escuela por temor a que la pudieran secuestrar –en esos años era común que las asociaciones criminales de Cerdeña y Calabria raptaran a los hijos de los millonarios para pedir un rescate–. En su lugar, recibió clases particulares en casa. Más tarde se graduó en el instituto Leone Dehon y se inscribió primero a la Facultad de Derecho y más tarde a la de Ciencias Políticas, que abandonó en el primer año sin llegar a licenciarse.

Cuando el matrimonio de sus padres fracasó, en 1985, Marina, que entonces tenía 20 años, se mudó con su madre al Reino Unido. Antes de instalarse en Londres, vivieron una temporada cerca de Bournemouth, donde Marina trabajó durante seis meses como dependienta en una tienda de ropa. Sus años en Reino Unido fueron, según un antiguo perfil del 'Corriere della Sera', “un aprendizaje de libertad, música y sexo".

En la capital inglesa vivía sin guardaespaldas y desarrolló una pasión por el cantante escocés Rod Stewart.

placeholder Marina Berlusconi, en el funeral de su padre. (Getty)
Marina Berlusconi, en el funeral de su padre. (Getty)

A principios de los 90 conoció a su primer novio, Giulio Tassera, un joven que trabajaba de barman en Bermudas, la isla caribeña donde la familia Berlusconi posee la villa Blue Horizon, donde Marina pasaba las vacaciones y que más tarde su padre le donó. Aunque la relación duró casi una década, nunca se plantearon la posibilidad de casarse y por entonces, frente a los medios, Marina solo hablaba de los tres perros con los que compartía dúplex en Milán.

Cuando la relación terminó, Tassera desapareció de la faz de la tierra. “Buscar cualquier tipo de información en Internet sobre él resulta inútil”, continúa mi fuente.

En esa Italia machista de mediados de los noventa, todo el mundo daba por sentado que el elegido para tomar las riendas del imperio familiar sería Pier Silvio, pero en 1996 Berlusconi nombró a Marina vicepresidenta de Fininvest. La 'Signorina', como la denominaba entonces la prensa, acababa de cumplir 30 años. A pesar de no tener estudios, se impuso rápidamente sobre los 26.000 empleados del grupo y casi una década más tarde, en octubre de 2005, asumió la presidencia del holding: “La mejor escuela y donde más se aprende es sobre el terreno. He asistido a miles de consejos de administración y he tomado muchas notas”, contaba en 2005 a la revista 'Paris Match'. Aun así, era totalmente consciente de su trayectoria. “Sé perfectamente que si no me llamara Marina Berlusconi, no sería vicepresidente de Fininvest”, confesaba en la misma entrevista.

placeholder Marina Berlusconi, en el año 2009. (Getty)
Marina Berlusconi, en el año 2009. (Getty)


Habrá que esperar unos años para que su vida dé un vuelco, algo que ocurre en 2002 cuando en una cena con amigos conoce al que se convertirá en el padre de sus hijos y, según ella misma, en el hombre de su vida. Maurizio Vanadia tenía un cuerpo de atleta, una mirada ardiente y unos bucles negros peinados hacia atrás con gomina. Era, además, el primer bailarín de la Scala de Milán, puesto al que llegó con 24 años. “Desde muy joven quise ser artista. Me gustaba cantar, actuar y bailar. Empecé a estudiar danza por casualidad, en Turín, en una escuela pública con unos maestros de La Scala, ya jubilados. Se me daba muy bien y fueron ellos quienes me aconsejaron que hiciera una audición para entrar en la Escuela de Ballet, donde me admitieron en cuarto curso”, contaba hace poco el propio Vanadia en una entrevista a una revista cultural. Hoy dirige la escuela de danza de la Scala.

“Me enamoré como nunca me había pasado. Un amor tan fuerte que de ahí nació todo: el deseo de quedarme al lado de Maurizio y de tener hijos con él”, confesaba la propia Marina en una entrevista a una publicación italiana. Así, pocos meses después de conocerse, Marina se quedó embarazada y Gabriele, su primer hijo, nació en 2002. Dos años más tarde nació Silvio, un 10 de septiembre de 2004, el mismo día que su abuelo. Su boda con Maurizio, sin embargo, no se celebró hasta 2008, en Villa San Martino, la mansión familiar del siglo XVIII en Arcore, a una hora en coche de Milán, el cuartel general de Berlusconi desde 1974 y el lugar donde ha fallecido. Para la boda, Marina lució un vestido de Dolce&Gabbana de hombros abullonados; Maurizio y sus dos hijos, Gabriele de seis años y Silvio de cuatro, vestían atuendos idénticos diseñados por Gianni Campagna, uno de los mejores sastres de Italia. La ceremonia y la fiesta fueron sencillas y limitadas, solo hubo 70 invitados. Lo mejor del evento no fue la boda en sí, sino el encuentro entre Carla dall'Oglio y Veronica Berlusconi, primera y segunda esposa de Berlusconi, que nunca se habían visto.

placeholder Marina Berlusconi, en el año 2016. (EFE/Mourad Balti Touati)
Marina Berlusconi, en el año 2016. (EFE/Mourad Balti Touati)

Entre el cielo y el suelo hay algo

El carácter fuerte y discreto de Marina la convirtió rápidamente en la confidente y asesora de Berlusconi, y fue ella quien le convenció para no vender Mediaset a Rupert Murdoch en 1998. "Prevalecieron las razones del corazón", aseguró Berlusconi cuando rechazó la oferta, una forma de decir “prevaleció Marina”. También fue ella quien llenó el espacio que dejó su madre, Donna Rosa, fallecida en 2008 y a quien ‘Il Cavaliere’ adoraba. En Italia es conocida la historia que relató el propio Berlusconi, que recordaba cómo su madre, embarazada, se había enfrentado a un soldado alemán durante la guerra para defender a un conocido colocándose frente al cañón del fusil. Rosa y su hijo almorzaban juntos en Villa San Martino todos los lunes y cuando empezaron sus problemas judiciales se convirtió en una de sus grandes defensoras. “A partir de su muerte, las debilidades se apoderaron de su hijo, algo que no hubiera ocurrido de seguir su madre viva, porque él no hubiera hecho nada que pudiera molestarla”, nos cuenta un analista político.

También se salvó del divorcio de Verónica Lario quien, a diferencia de su primera esposa, a quien conoció en una parada de un tranvía milanés en 1964 y con quien estuvo casado 20 años, nunca ha ofrecido una entrevista o un comunicado. “Es una gran dama. Se comportó con una discreción admirable”, comentó el propio Berlusconi al semanario 'Oggi', recordando que el divorcio de Verónica había sido mucho más público y doloroso.

Carla Dall’Oglio solo ha roto su silencio con su obituario: “Querido Silvio, fuiste un gran hombre y un padre extraordinario para nuestros hijos. Siempre recordaré la belleza de los años que pasamos juntos. Un abrazo infinito”. Marina, la gran sucesora, ha heredado la discreción de su madre y el olfato de los negocios de su padre. Ahora se enfrenta a su acuerdo más complicado: gestionar una herencia millonaria con sus hermanos, todo un reto teniendo en cuenta las tensas relaciones con los tres hijos de Verónica Lario. Mientras, su vida seguirá conociéndose a cuenta gotas, protegida tras los grandes muros de sus mansiones.

Es lunes por la mañana y el camino que llega hasta la finca de Marina Berlusconi (Milán, 57 años) en Châteauneuf, en la provenza francesa, está bordeado de setos y cipreses. La puerta permanece cerrada y reina una calma absoluta. Con una frase lacónica, la gobernanta italiana indica que “la signora Berlusconi” estará fuera hasta nueva orden.

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