Chenoa rompe su silencio: de las eternas preguntas sobre David Bisbal a su separación de Miguel Sánchez Encinas

A sus 48 años, la cantante Chenoa está viviendo, sin duda, su mejor momento profesional. Presentadora de la nueva edición de ‘Operación Triunfo’, participante en el concurso ‘El desafío’, en el que hace unos días se enfrentaba a un reto de apnea, conductora de un programa de radio y en plena promoción de su nuevo single, la argentina no para.

Sin embargo, a nivel personal, la cosa es bien diferente. Como ya le ocurriera hace 20 años, cuando se convirtió en una de las caras más populares de la primera edición de ‘Operación Triunfo’, Chenoa está viendo cómo una ruptura sentimental acapara páginas y más páginas de la prensa rosa.

“He hecho muchas cosas como para que 20 años después me sigan preguntando por Bisbal”, reivindicaba la cantante en una entrevista en ‘El País Semanal’, donde ha hablado de cómo está llevando la ruptura de su matrimonio con el urólogo Miguel Sánchez Encinas. “Con el tiempo las cosas te duelen menos porque ya te han pasado antes”, aseguraba.

En el mismo medio reconocía que sigue sin entender por qué su vida privada interesa tanto: “Llevo meses con la prensa haciendo guardia en la puerta de mi casa y me sigue chocando como el primer día”, afirma. “Me choca y me crea ansiedad. No te acostumbras a eso, solo aprendes a llevarlo”, añade.

Asimismo, en la misma entrevista señala que lo que más le duele de la fama es “que me prejuzguen. Que me pongan una etiqueta sin conocerme, solo por ver una foto mía. Eso no lo soporto. En mi caso, se han quedado con una foto mía de hace 20 años. No me dejan avanzar, no me dejan pasar de página”, se lamenta.

“Siento que buscan todo el rato un drama digno en mí, que buscan verme caer… pero no lo van a conseguir”, confiesa. “Todo lo que digo se tergiversa y se ponen enunciados que no tienen nada que ver con lo que explico”, añade.

Respecto a la relación que vivió con David Bisbal hace dos décadas, dice que no le encuentra explicación a que sigan preguntándole por él. “Me llama la atención y me causa hastío”, reconoce. “Hace poco David contestó algo parecido y me pareció un punto de inflexión. Me sentí respaldada”, agrega. “Él hace su vida y yo hago la mía, pero eso no significa que yo lo odie o que él me odie a mí. No pasa nada”, insiste. “No hay rencores”.