Confidencias entre don Juan Carlos y doña Sofía, himnos y sacerdotes de confianza: el funeral de Fernando Gómez-Acebo, desde dentro

La misa funeral por Fernando Gómez-Acebo se ha celebrado este lunes a las seis de la tarde en la catedral castrense, como se conoce al templo de las Fuerzas Armadas de Madrid. Media hora antes comenzaron a llegar familiares y amigos que ocuparon los bancos y los laterales de la iglesia. Dejaron, eso sí, los ochos primeros libres para los hermanos de ‘Coco’, el apelativo cariñoso que tenía el homenajeado, y resto de familia directa como era la infanta Margarita, el doctor Zurita y los primos Maria y Alfonso, además de los sobrinos Marichalar Borbón y los Borbón Dos Sicilias.

Don Juan Carlos y doña Sofía ocuparon un lugar principal junto a sus hijas, las infantas Elena y Cristina. Los reyes Felipe y Letizia presidieron la liturgia, que estuvo oficiada por ocho sacerdotes entre los que se encontraban dos sacerdotes que han formado parte, desde hace años, del círculo religioso de la familia real. Don Serafín y Luis de Lezama han querido formar parte de este homenaje religioso a Fernando Gómez-Acebo, al que conocían desde pequeño, tal y como contaban ambos a Vanitatis. “Era un niño travieso y un buen hombre, cariñoso y muy unido a su madre, doña Pilar”, explicaba Serafín Sedano Gutiérrez, que entró como capellán en el palacio de la Zarzuela en 2007 y sigue oficiando misa los domingos y festivos en la capilla del recinto.

Sedano Gutiérrez ha participado en los sacramentos de todos los nietos de los eméritos. Desde los Marichalar y Urdangarin hasta los bautizos de la princesa de Asturias y la infanta Sofía. Por su parte, el cura Lezama, tal y como le llaman los empleados de los restaurantes 'El Alabardero' y el café de Oriente, que abrió hace cuarenta años para dar trabajo a jóvenes que salían de la cárcel, contaba la amistad que le unía con la infanta Pilar y, por ende, con sus hijos. “Muchas veces me decía, ‘Luis vente a casa que hay bizcocho del que te gusta’. Fernando era muy especial y muy cariñoso”, manifestaba, coincidiendo con su colega don Serafin,que a sus 90 años asegura que sigue “subiendo a Zarzuela, aunque el grupo de fieles ha menguado”.

Quince minutos antes de que llegara el jefe del Estado, hizo su entrada en el templo don Juan Carlos, que recorrió el pasillo central flanqueado por doña Sofía. Un par de veces, y antes de llegar al altar, la emérita le hizo algún comentario. Una vez ubicada en su lugar, hizo el mismo recorrido en solitario la infanta Elena. A continuación, la infanta Cristina, también sola. Froilán y Victoria lo hicieron juntos.

A las seis en punto, llegaban los reyes Felipe y Letizia a la basílica castrense, donde les esperaban, en la puerta, Simoneta, Beltrán, Juan y Bruno, que fue el encargado de la primera lectura. En el grupo familiar no faltó la mujer de Fernando, Nadia Halamandari, y el hijo de ocho años que tuvieron en común. La misa fue cantada y en el ofertorio el organista interpretó el himno de España, que emocionó a los asistentes. Finalizó el funeral con ‘La muerte no es el final’, el himno con el que habitualmente se termina la celebración de misa.

La basílica se llenó al completo e incluso hubo muchos amigos y familiares que tuvieron que quedarse en la puerta. Entre las muchas personas que querían a Coco estaba Fiona Ferrer. La empresaria compartió con él pupitre cuando ambos tenían que acudir en agosto a clase de recuperación en Palma. Pedro y Begoña García-Vaquero, Paloma Cuevas, Luis Alfonso de Borbón, Mariola Calderón, Paloma Segrelles, Anna Gamazo, Piru de Urquijo, abuela de Teresa Urquijo, Carla Royo Vilanova con su hijo, o Laura Ponte fueron otros de los asistentes.