La madre de Daniel Sancho, Silvia Bronchalo, la voz silenciada en esta pesadilla de 'true crime'

Para entender la cantidad de dinero que mueven las productoras de televisión sólo hay que hacer caso a lo que me dijo alguien que sabía de lo que hablaba: “A Silvia Bronchalo [la madre de Daniel Sancho] le ofrecieron al inicio de todo esto 250.000 euros por participar varias veces en un programa de televisión de máxima audiencia. Imagínate entonces cuánto dinero le habrán dado a Rodolfo Sancho por cuatro episodios para Max”.

Este viernes se estrena el primer capítulo de la serie documental 'El Caso Sancho', que de manera sorprendente lanzó su capítulo cero el pasado martes 9 de abril, exactamente el mismo día que daba comienzo el juicio contra Daniel Sancho y que desembocó cuatro meses y medio después en una cadena perpetua por asesinato con premeditación y descuartizamiento.

Rodolfo Sancho protagonizó esa primera emisión en lo que más que un documental parecía una entrevista ad hoc, mientras la madre no participó. Ese episodio cero ha sido el más visto de la historia de la plataforma Max ateniéndonos solamente a los que tuvieron producción española. Por lo que se esperan audiencias masivas para los tres capítulos que restan por llegar. Aunque siga faltando una versión: la de Silvia Bronchalo.

Cuando, camino de la lectura del fallo contra su hijo tras el larguísimo trayecto a través de dos aviones Silvia aterrizaba en el aeropuerto tailandés de Suvarnabhumi, el más importante del país (sito en su capital, Bangkok), no pudo controlar que al ir a recoger las maletas soltara un par de frases off the record a una periodista que había llegado en su mismo vuelo. Advertía que ya estaba bien de narcisismos y lavados de cara; que la lucha por su hijo estaba en la elección de los mejores abogados y nunca en los platós de televisión o en las plataformas, ya que a su parecer ese proyecto audiovisual estaba "manchado de sangre". Ella siempre ha recordado que la familia de Edwin Arrieta aún no ha visto un duro.

Y por todo esto y más, la expectación para este nuevo capítulo es máxima, ya que se presupone que veremos al hijo de Rodolfo y Silvia dentro de la cárcel e incluso siendo trasladado a su nuevo destino, la prisión de máxima seguridad de Surat Thani, donde el preso más famoso de España compartirá su vida con otros compañeros que también cometieron delitos de sangre además de con pedófilos y traficantes de drogas.

Su madre, que fue la primera en visitarle en la cárcel de Koh Samui cuando Daniel reconoció los hechos, allá por agosto del pasado año, también ha sido la primera que ha apostado por quedarse en una ciudad secundaria, Surat Thani, alejada del turismo, donde las facilidades son mucho menores y las posibilidades de comunicarte si no manejas la lengua local son precarias.

Y aprovechando que estaba sola, ha conseguido visitar a su hijo cuatro veces casi consecutivas –el viernes pasado, además de este lunes, martes y miércoles– condensando la visita semanal que se le permite a los familiares de cada preso. A partir de aquí Daniel estará varias semanas sin poder ver a nadie del exterior, salvo en las dos videollamadas que se le permiten mensualmente.

"En aislamiento"

En las visitas de estos días, la agencia Efe pudo hablar con ella. A la salida contó que su hijo estaba “bien” y en “periodo de adaptación”. "Ahora está en otra prisión, hay más gente, hay más presos de todo tipo y son otras reglas”, indicó Bronchalo. La madre del reo más famoso del país confirmó que Sancho “está en un módulo de aislamiento”, en el que son instalados los presos “hasta que pasa un tiempo” de adaptación y después “los clasifican dependiendo de la condena o de lo que hayan hecho”. Según su madre, Sancho comparte celda con otras 14 personas, todos asiáticos con excepción de un austriaco.

Es curioso que, mientras en el mundo se espera con fascinación el contenido de un documental sobre un asesino, en un lugar de Tailandia, en medio de ninguna parte, una madre en una sala de espera rodeada de otras madres y esposas tailandesas sueña con poder rebobinar todo el infierno que está padeciendo.