Sergio Ramos quiere un Grammy: cómo los deportistas de élite se reinventan para enfrentar el final de su vida 'útil'
El futbolista sevillano debuta con su canción 'Cibeles', producida por Ovy on the Drums y Little Spain, mientras compagina sus últimos años en el fútbol mexicano
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El pitido final nunca llega solo. Cuando un deportista de élite cuelga las botas, guarda la raqueta o apaga el motor de la competición, se despide de un trabajo; pero también dice adiós a una identidad. En ese instante, cuando la vida útil parece agotada antes de tiempo, empieza la verdadera carrera: la de reinventarse.
Sergio Ramos lo sabe. Con 39 años y jugando en México, el defensa sevillano ha decidido dar un giro inesperado y lanzarse de lleno a la música. El pasado sábado estrenó 'Cibeles', su primera canción en solitario, tras semanas dejando pistas en redes con imágenes de la icónica fuente madrileña.
No es un capricho improvisado. Él mismo confesó en una entrevista en 'El Hormiguero' que lleva año y medio grabando en secreto. “Todo el año que estuve jugando en Sevilla estuvimos grabando música. La idea es ir soltando más temas durante este año, colaboraciones incluidas”, adelantó.
Su debut, acompañado por la producción de Ovy on the Drums, el colombiano detrás de éxitos de Karol G, Anuel AA o Quevedo, no deja lugar a dudas. El futbolista quiere jugar en la Champions de la música. “Esto no es un capricho, quiero dedicarme profesionalmente y me veo pudiendo ganar un Grammy en los próximos años”.
La vida útil de un deportista
¿Por qué un futbolista con cuatro Champions, un Mundial y una vida resuelta busca ahora conquistar la industria musical? La respuesta está en la corta duración de las carreras. Paloma García Zubieta, psicóloga general sanitaria en Clínicas Origen, lo explica con claridad: “El final de la vida deportiva es un proceso complejo, porque no solo implica dejar de competir, sino también redefinir la propia identidad".
Según la experta, desde muy jóvenes han crecido rodeados de validación externa: aplausos, titulares, focos. "Cuando esa fuente se detiene, sienten un cuestionamiento profundo de su valía personal”, asegura.
Mientras otros profesionales alcanzan su madurez laboral a los 40, los deportistas ya se acercan a su retiro. “Ese vacío puede generar frustración y miedo a no encontrar un lugar donde volver a sentirse útiles y admirados”, añade la experta. De ahí que muchos se reinventen.
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Cuando ocurre un cambio de esta magnitud, García Zubieta apunta que pueden ocurrir dos escenarios. Por un lado, una transición planificada que ayuda a evitar consecuencias como la tristeza, ansiedad, irritabilidad o depresión. Por otro, llenen el vacío "recurriendo a conductas poco saludables —exceso de ocio, apuestas, consumo— en un intento de replicar la adrenalina de la competición".
En esa búsqueda, algunos permanecen cerca de su disciplina. Son los casos de Andrés Iniesta, formándose como entrenador; la tenista Anabel Medina, convertida en comentarista; o Iker Casillas, empresario vinculado aún al deporte y a la Fundación Real Madrid.
Otros, en cambio, abren la puerta a mundos completamente distintos: Joaquín Sánchez, que tras retirarse del Betis triunfa como presentador en televisión, o Gerard Piqué, que ha revolucionado el entretenimiento con la Kings League. No es algo propio de España, a nivel internacional se encuentran ejemplos como David Beckham, empresario global con intereses en moda y gastronomía; María Sharápova, con su marca de caramelos, o Ronda Rousey, que dio el salto de la UFC y WWE a Hollywood.
Reinventarse para sobrevivir
El caso de Ramos se sitúa en esta segunda categoría: la de quienes no buscan prolongar el eco de los estadios, sino encontrar un escenario distinto. "En lugar de aferrarse únicamente a lo que fue, ha decidido abrir una vía distinta que le permite seguir creciendo y manteniendo una identidad pública", explica.
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Se trata de un proceso saludable, según la experta. “Lo esencial es que construyan una identidad más amplia, que no dependa solo de los minutos jugados o de los títulos ganados, sino también de su capacidad personal y creativa”.
La música, en ese sentido, se convierte en un canal natural para el deportista. “Es algo que siempre he tenido dentro, quiero dedicarme ya profesionalmente”, confesó en televisión. Y aunque las bromas de Pablo Motos (“¿Cómo te presento, como futbolista o como cantante?”) o de Bertín Osborne (“Yo pensaba que te iba a llamar Floren para arreglar la defensa”) marcaron el tono de su debut, insistió en que no se trata de un experimento pasajero.
Ese tesón por mostrar otra faceta de sí mismo es, precisamente, lo que los psicólogos recomiendan: no aferrarse a lo que se fue, sino abrir un nuevo capítulo. Y, en palabras de la psicóloga, es un proceso de maduración al aceptar que la etapa de máximo protagonismo deportivo se cierra y encuentra una nueva vía de autoconocimiento.
¿Puede Sergio Ramos ganar un Grammy?
Ambición no le falta, pero ¿qué tendría que hacer el exfutbolista para acercarse a un Grammy? Los premios, organizados por la Academia Nacional de Grabación de Artes y Ciencias de Estados Unidos, siguen un proceso riguroso.
Para empezar, cualquier artista que quiera optar debe presentar su trabajo dentro del periodo establecido. El futbolista no optaría a la próxima edición porque deben ser lanzamientos publicados entre agosto de 2024 y 2025. Un álbum, para ser considerado, debe incluir al menos cinco canciones distintas con una duración mínima de 15 minutos o superar los 30 minutos de música en total. Los singles, como Cibeles, también pueden competir, pero solo en categorías específicas. Eso sí, lo más importante es que debe ser o bien un miembro del organismo, los sellos discográficos o las distribuidoras quienes propongan la obra al certamen de música.
Cada propuesta pasa por la revisión de cientos de expertos que comprueban que cumple los requisitos técnicos y artísticos: calidad de audio, créditos completos, códigos de registro. Después, los miembros de la Academia votan primero para decidir los nominados y, en una segunda ronda, a los ganadores.
La suerte, en este terreno, se juega tanto en la cabina como en el despacho. Contar con productores reconocidos, un plan de distribución internacional y una narrativa potente alrededor del proyecto es casi tan importante como la canción en sí.
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Ramos, en ese sentido, ha empezado bien: se ha rodeado de Ovy on the Drums, artífice de himnos globales como 'Tusa' o 'TQG', y de Yeray Music, productor clave en la escena urbana española. Además, ha confiado su videoclip a Little Spain, la productora detrás de los grandes videoclips de C. Tangana, avalada por premios Goya y nominaciones recientes. Y, aunque nada está escrito, lo cierto es que la industria musical opina que está fuera de su alcance.
El futbolista que levantó la Copa del Mundo en 2010 ahora sueña con levantar un gramófono dorado. Quizá nunca llegue a tener un Grammy en su estantería. O quizá sí. Pero lo verdaderamente interesante es observar el proceso: cómo un icono del deporte se enfrenta a la fragilidad del tiempo, cómo busca prolongar el aplauso desde otro escenario y cómo, al final, la música se convierte en su manera de seguir sintiéndose útil, admirado y, sobre todo, vivo.
El pitido final nunca llega solo. Cuando un deportista de élite cuelga las botas, guarda la raqueta o apaga el motor de la competición, se despide de un trabajo; pero también dice adiós a una identidad. En ese instante, cuando la vida útil parece agotada antes de tiempo, empieza la verdadera carrera: la de reinventarse.