Las confesiones de Antonio Orozco tras sus peores momentos, su peso y su "blackout": "Significaba reconstruirlo todo"

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A lo largo de los últimos años, Antonio Orozco se ha consolidado como uno de los nombres imprescindibles en la música en España, a lo que se suma su éxito en la pequeña pantalla, como coach de diferentes versiones de 'La Voz'. Sin embargo, siempre ha buscado cuidar al máximo su privacidad, desvelando muy pocos detalles de su vida personal. Un hermetismo que se ha visto interrumpido por sus últimos proyectos.

De su documental 'El método Orozco' a su sincera entrevista con Jesús Calleja en Nepal, el artista se ha ido abriendo en estos meses sobre sus momentos más vulnerables. Confesiones a las que suma ahora su libro, 'Inevitablemente yo'.

Una obra donde habla sobre cómo ha luchado contra sus inseguridades y la falta de emoción. Así lo ha desvelado él mismo en 'La Ventana', de la cadena SER: "Es un relato de todo lo que me pasó en un año, cómo me rompí y salí hacia delante". Una entrevista donde también ha recordado cómo todo comenzó durante un concierto en Bruselas.

Allí vivió un "blackout", como ha explicado en el programa de radio. Un 'fundido a negro' o pérdida temporal de la conciencia: "Es como si nunca hubieras estado en el escenario". Por ello, acudió al médico, donde le recomendaron parar su frenético ritmo laboral tras 25 años. "Parar significaba reconstruirlo todo", ha añadido. A la par que ha reflexionado sobre como no podía ni salir a la calle: "El punto de desbordamiento apareció porque ya no podía estar conmigo mismo".

La nueva vida de Antonio Orozco

Una complicada etapa sobre la que se sincera más en profundidad en su libro. "Antonio, tu ritmo de vida es atropellado, con altísimos niveles de intensidad y picos de estrés que pueden ser devastadores. Si no hacemos algo ya, te puede dar un infarto. Un ictus. Un colapso fatal", relata en su obra, sobre una conversación con su amigo Javier Tapia, subdirector médico del Hospital de Bellvitge.

Un golpe de realidad que para él fue un antes y un después total, como refleja en su libro: "Pesaba 127 kilos. La verdad es que no sé cómo llegué hasta ese punto. Pero la báscula no engañaba y las analíticas tampoco. Reconozco que hasta entonces no había podido dar un concierto sin fatigarme. Me dolían las piernas, las articulaciones, el alma. Durante años, fui acumulando kilos como quien acumula silencios. Ansiedad, frustración, culpa…"

Aunque al igual que en otros momentos, ha querido dejar claro que este viaje lo hizo acompañado de profesionales médicos y psicológicos. Lo que le ha permitido volver a ser feliz. Por ello, en 'La Ventana' ha confirmado que está en el mejor momento de su vida, sin sentir que tiene demostrar nada a los demás: "Este libro no es de autoayuda, cuenta la historia de un hombre y hay mucha gente que ha encontrado un espejo en el que poder reflejarse".