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Rioja y Jerez, dos 'catedrales' del vino desde una mirada humana
  1. Gastronomía

Rioja y Jerez, dos 'catedrales' del vino desde una mirada humana

Parece que el vino que se hace en España tiene ganas de seguir reivindicándose. Por eso, si en documentales como Mondovino no se prestó la más

Foto: Rioja y Jerez, dos 'catedrales' del vino desde una mirada humana
Rioja y Jerez, dos 'catedrales' del vino desde una mirada humana

Parece que el vino que se hace en España tiene ganas de seguir reivindicándose. Por eso, si en documentales como Mondovino no se prestó la más mínima atención a nuestros caldos, Eterio Ortega (director de Asesinato en febrero) ha querido subsanarlo con una mirada diferente a dos zonas que producen mucho, pero que tienen poco en común: Rioja y Jerez. Un trabajo de hora y media titulado Las catedrales del vino que tiene el objetivo de viajar a varios festivales y presentarse en un metraje más humilde -53 minutos- en la televisión.

Es un trabajo que quiere ir más allá de polémicas -que hay muchas en el sector-, de resultados, de calidades. Ante todo pretende ser un acercamiento a las personas que se dedican a producirlo: desde familias con historia, como los López Heredia, Monje Amestoy o Maestro Sierra, hasta nuevos productores como Telmo Rodríguez. Eso sí, es el peso de la tradición el que más protagonismo cobra en este conjunto de entrevistas que sigue todo el proceso de la elaboración de un vino: desde la cosecha de la uva hasta que se llega a ese elixir delicioso.

“Busco ese aspecto más humano, me interesan las personas y a través de mi experiencia directa mostrar la pasión que sienten hacia algo, en este caso el vino”. Así nos cuenta Ortega su manera de afrontar este documental sobre una bebida que levanta pasiones y de la que nos confiesa que no era especialmente conocedor: “Me atraía hacer algo con esa relación con la naturaleza”. Añade que no le atrae “ser experto en nada; me gusta acercarme a algo sin saber demasiado. Me gusta la sorpresa, ir construyendo algo según se me van sugiriendo cosas. Tener el conocimiento suficiente y luego dejarme llevar. Me gusta trabajar con las emociones”.

Cercanía ante todo

Todo ello es lo que trasmite en estos fotogramas, logrando que sus protagonistas sean muy cercanos. Como cuando Pedro López Heredia confiesa que no entiende que la gente detecte todo tipo de olores en el vino: el no encuentra más que si algo es bueno o no. También magníficas declaraciones sobre lo que es una auténtica pasión. Es el caso de Telmo Rodríguez al afirmar que lo emocionante de un caldo es ese producto de tu parcelita, de tu plantita que “metes en un recipiente y lo vendes y alguien lo está abriendo en cualquier rincón del mundo y está bebiendo un cacho de ese sitio”.

De la confrontación de dos maneras de hacer un vino -mediante la oxidación o la crianza en flor- el espectador no iniciado entenderá el laborioso proceso que hay detrás de una botella. Desde la selección de las maderas para las barricas hasta el sacrificio de uvas o añadas con tal de que el resultado final sea el mejor. También se acercará a la cuna de vinos tan conocidos como el Marqués de Riscal o el Barbadillo, mientras contempla bodegas que se han convertido en auténticos museos del buen caldo. Catedrales dispuestas a acoger más y más devotos.

Parece que el vino que se hace en España tiene ganas de seguir reivindicándose. Por eso, si en documentales como Mondovino no se prestó la más mínima atención a nuestros caldos, Eterio Ortega (director de Asesinato en febrero) ha querido subsanarlo con una mirada diferente a dos zonas que producen mucho, pero que tienen poco en común: Rioja y Jerez. Un trabajo de hora y media titulado Las catedrales del vino que tiene el objetivo de viajar a varios festivales y presentarse en un metraje más humilde -53 minutos- en la televisión.

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