La política y los ‘fashion victims’

Están expuestos a todas las miradas. Sus gestos son medidos con lupa y el más mínimo detalle puede convertir su forma de vestir en blanco de críticas. No hablamos de las celebrities, sino de los políticos cuya vestimenta se ha convertido en objeto de debate en la opinión pública, aquellos que en su quehacer también crean tendencia... o que en algunos casos la destrozan. La web vipventa.com ha reunido a algunos en una lista y nosotros la completamos. (Ver álbum)

 

Sólo hay que pensar en los pantalones sobaqueros de Julián Muñoz: el ex alcalde de Marbella es un auténtico icono de la antimoda. Su look es en realidad un clásico en cualquier lugar de España: señores con un pantalón vaquero de talle excesivamente alto, camiseta por dentro y mariconera en la mano como complemento infalible. Seguramente nunca será ejemplo de estilo, pero no se le puede negar que su estilo está presente en la calle.

 

Los calcetines de avión que Esperanza Aguirre combinó con unos zapatos blancos tras escapar de un atentado múltiple en Bombay fueron posiblemente el complemento más comentado del año pasado. Quizás no andaba demasiado desencaminada la presidenta cuando dijo que “a lo mejor se ponen de moda los calcetines con sandalia”: las discotecas para adolescentes están llenas de chicas que los usan con merceditas.

 

Si es por colores, la que ha dado la talla en más de una ocasión es la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Su vestido rojo durante el congreso de su formación el pasado mes de junio en Madrid, que ella supo lucir con estilo, sorprendió a propios y extraños. En Roberto Verino, firma a la que pertenecía el modelo, no cabían de la alegría cuando vieron a De Cospedal con él.

 

Su compañera en la dirección del PP Soraya Sáenz de Santamaría tiene un estilo mucho más discreto. La portavoz parlamentaria del principal partido de la oposición asistió al mismo congreso con otro traje rojo, aunque las diferencias con el de De Cospedal eran notorias. Sin embargo en los últimos meses dos editoriales (reportajes) de moda en los que aparece Sáenz de Santamaría han servido para cambiar esa imagen: primero posó para el Magazine de El Mundo y luego en la revista Elle, dos reportajes que han servido para comenzar a cambiar la imagen excesivamente clásica de Soraya.

 

Pero si hay un reportaje que haya levantado polémica en los últimos años es el que protagonizaron las ministras del primer ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en el Palacio de la Moncloa. Sobre todas ellas destacaba María Teresa Fernández de la Vega. La vicepresidenta primera del Gobierno se ha convertido en los cinco años que lleva en el cargo en todo un icono del estilo. Raramente repite modelito, ni accesorio, ni pañuelo, ni zapatos, aunque hay un color que la vuelve loca: el malva, tonalidad que además fue una de las tendencias más destacadas de la pasada primavera.

 

La ministra de Defensa, Carme Chacón, no ha necesitado de reportajes de moda para convertirse en la comidilla de todos. El espectacular traje de chaqueta de Purificación García que lució en la última celebración de la Pascua Militar fue criticado por muchos por no amoldarse al protocolo, que exigía traje largo a las mujeres y dejaba el chaqué para los hombres. Su look, sin embargo, fue alabado más allá de nuestras fronteras: Dolce & Gabbana o Armani, reyes Midas de la moda, dieron su visto bueno al conjunto.

 

En general el vestuario de las mujeres dedicadas a la política suele suscitar más comentarios que los de los hombres, aunque no en todos los casos. Muy a su pesar, Francisco Camps ha visto cómo él y sus trajes aparecen mezclados en la trama de corrupción del caso Gürtel. Sea cual sea la implicación del presidente de la Comunidad Valenciana, si es que la hay, lo cierto es que Camps es uno de los políticos que mejor viste y que los trajes le quedan como un guante.