La gran fiesta del ex marido de Lydia Bosch

Al margen del durísimo contencioso que mantiene con su ex, el arquitecto Alberto Martín tendrá el próximo 29 de octubre un caluroso homenaje público. Ese día se inaugura en Pozuelo el centro comercial que diseñó y que le ha servido como terapia ante la tremenda situación personal y pública que ha vivido durante el último año.

A la fiesta grande asistirán empresarios, políticos y famoseo patrio, ya que los dueños de la multinacional norteamericana, propietarios del centro, quieren tirar la casa por la ventana para demostrar que aunque hay crisis, también hay emprendedores. Pero tras esa convocatoria festiva, donde no se espera que el ex marido de Lydia haga ninguna declaración relacionada con los temas legales, aún tiene por delante un largo periplo de juicios y encuentros en los juzgados con la que fuera su mujer durante ocho años.

A mediados del mes que viene, la Audiencia Provincial dictará la sentencia definitiva del recurso que interpuso Lydia Bosch contra el sobreseimiento de la denuncia por abusos contra Alberto Martín, declarado inocente en el juzgado de Pozuelo de Alarcón. Fueron dos los jueces -el de familia y el de penal-, dos los ministerios fiscales, y dos los informes de equipos de psicólogos independientes, los que ratificaron la sentencia del día 24. 

También se desestimaron las órdenes de alejamiento pedidas contra el arquitecto, que no quiso pronunciarse públicamente. La sorpresa de los desencuentros legales entre lo que parecía el matrimonio modelo acabó con la solicitud de medidas cautelares, previas al divorcio. En este aspecto, Martín aún no ha recibido la demanda. Según los plazos, y al no ser de mutuo acuerdo, desde el momento en que él la reciba tiene un mes para presentar alegaciones, y, a partir de ahí, se establecerá la fecha para el juicio que dará por fin carpetazo a un matrimonio que duró algo más de ocho años.

Pero hay más: la ex pareja se encuentra en otro contencioso; el económico que -desaparecido el afecto- es quizá el asunto más complicado, porque hay muchos intereses en juego. Lydia y Alberto tenían empresas participadas por ambos y bienes inmuebles que tendrán que repartir. Aunque el problema más complicado surge del largo periodo en que el arquitecto ejerció de representante de la actriz, a través de la empresa MABOQ (MartínBoquera) que es ahora motivo de litigio...

Durante esos años y hasta marzo del 2008, parece que Martín nunca cobró las cantidades que le corresponderían como representante legal. En la empresa se ingresaban las que recibía Lydia por sus contratos que previamente había negociado el marido. Alberto, por su parte, nunca utilizó ni antes ni ahora dinero de esa sociedad que actualmente es motivo de litigio.

La parte que representa a Martín considera que “no es justo que Lydia quiera el cien por cien de la sociedad cuando, durante ocho años, Alberto ha realizado un trabajo sin remunerar y además sus decisiones mercantiles han sido rotundamente favorables para Lydia, que durante todo este tiempo ha ido pagando gastos familiares a través de la empresa. Si hay que partir, será al cincuenta por ciento, porque, en este caso, el dinero que sale de la empresa común se une a los 7.500 euros que le pasa todos los meses a su ex mujer”.

Otro de los desencuentros que mantiene la ex pareja tiene que ver con la “utilización” que se hace de los hijos menores. En abril, el arquitecto mantuvo una reunión con el Defensor del Menor donde le comunicaba su preocupación por la intimidad de los mellizos. No quería que aparecieran en medios de comunicación y así se hizo constar, como figura en el comunicado enviado a algunas revistas: “Requerimos de modo muy especial para que se abstengan de incluir, incluso en los publireportajes que legalmente pudieran concertar con MABOQ, menciones o fotografías de los hijos menores nacidos de la unión entre la Sra. Boquera de Buen y el Sr. Martín Caballero, pues éste no consiente la utilización de aquellos a efectos  publicitarios, tal y como hizo constar al Defensor del  Menor”.

Seguramente, y dado que todos viven en la misma zona, un día de estos tendrán que coincidir en el centro comercial. Lo único seguro es que el 29 de octubre Lydia y sus amistades no acudirán a la puesta de largo del proyecto de Martín Caballero