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Las visitas de Marta Chávarri a la clínica López Ibor
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Las visitas de Marta Chávarri a la clínica López Ibor

Desapareció de la escena pública por decisión propia. De ser un personaje fijo en fiestas y reuniones sociales, pasó a la invisibilidad. Marta Chávarri sufrió en

Foto: Las visitas de Marta Chávarri a la clínica López Ibor
Las visitas de Marta Chávarri a la clínica López Ibor

Desapareció de la escena pública por decisión propia. De ser un personaje fijo en fiestas y reuniones sociales, pasó a la invisibilidad. Marta Chávarri sufrió en carne propia lo que significaba ser protagonista mediático, cuando su romance con Alberto Cortina, casado por entonces con Alicia Koplowitz, no sólo fue portada de las revistas de entretenimiento, sino que su historia de amor (o de pasión) ocupó titulares en las páginas salmón de los diarios nacionales e internacionales. El detonante fueron unas fotografías tomadas a la salida de un hotel de Viena, que confirmaban el rumor que circulaba por los ambientes financieros.

El entorno de Cortina presionó al máximo para que esas fotos no se publicaran e incluso en aquel momento se habló de una mano negra, que nada tenía que ver con la prensa rosa y sí, en cambio, con el mundo financiero. El caso fue que el matrimonio de Chávarri con el marqués de Cubas se fue al garete y el de Cortina con Alicia Koplowitz se convirtió  en una especie de guerra de los Roses, donde los intereses económicos eran fortísimos. Como aderezo al lio mediático, aparecieron unas imágenes de Marta Chávarri sin ropa interior. Alberto Cortina cumplió con su deber y se casó con ella, cerrando así un capítulo que acabó cuatro años más tarde con el divorcio anunciado.

A partir  de ese momento, Marta vivió una vida loca con acompañantes fijos y discontinuos.  Más tarde, cambió de tercio y llegó la etapa  de tranquilidad informativa. Se sabía poco de ella, porque tampoco frecuentaba el circuito social. Parece que su estado de ánimo no era el mejor, pero tuvo la suerte de contar con el apoyo de sus hermanas María e Isabel, además de sus amigas, que nunca la abandonaron. La gente que la quería le aconsejó que las enfermedades del alma también se tratan y le recomendaron la clínica López Ibor. La última referencia que había  de ella eran unas imágenes saliendo de este centro especializado en tratamientos de la depresión, donde nunca ha estado ingresada.

Según sus amistades, Marta ha pasado un verano muy tranquilo en Comporta, a una hora de Lisboa. Este lugar, frecuentado  por los hijos de Carolina de Mónaco, el matrimonio Sarkozy y las grandes fortunas internacionales, es la  versión portuguesa de Sotogrande. Junto a su hermana Isabel, sus sobrinos, su hijo Álvaro y la novia de éste, que es portuguesa, ha pasado todo el mes de agosto. Volvió a primeros de septiembre y retomó su vida habitual, que incluían sus visitas al especialista en dicha clínica, al igual que las reuniones con sus amistades de siempre. Por ejemplo, el viernes comía con Natacha, que fue  novia de su hermano Álvaro, que falleció en 1991 en un accidente de moto.

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Marta Chávarri