Javier Rigau rompe su silencio: “Mi matrimonio con Gina Lollobrigida no es una estafa”
El español Javier Rigau no sale de su asombro ante las últimas informaciones que se han publicado relativas a su relación sentimental con la actriz italiana
El español Javier Rigau no sale de su asombro ante las últimas informaciones que se han publicado relativas a su relación sentimental con la actriz italiana Gina Lollobrigida y sobre todo ante la demanda que la diva ha interpuesto contra él acusándole de estafa por haber orquestado un falso matrimonio por poderes. “Es impresentable lo que está haciendo y me indignan las mentiras que dicen sobre mí ella y su entorno. No estoy dispuesto a admitir difamaciones que enturbien mi nombre. Estoy casado con Gina le guste o no y la boda se realizó por poderes en Barcelona. Y por supuesto no ha habido ningún engaño ni manipulación ni estafa”, explica el propio Rigau a Vanitatis.
Sin embargo Gina, que romperá su silencio este domingo en un programa de la televisión italiana, sostiene que nunca dio su consentimiento para esa boda, dando pábulo a las críticas que se cebaron en su día con Rigau, al que muchos tildaron de cazafortunas por establecer un romance con una mujer treinta y cuatro años mayor que él.
Javier Rigau, que ha mantenido el noviazgo en la clandestinidad durante más de dos décadas (conoció a Gina en una fiesta en 1984), reconoce sentirse desconcertado tras la demanda presentad por la actriz. “Esta situación me supera. El domingo pasado estuve en Roma con ella y no me dijo nada. No me explico la historia de la demanda. Quiero dejar claro que en el año 2010 Gina Lollobrigida, acompañada de su abogada Giulia Citani, llegó a Barcelona con los poderes preparados y redactados para presentarlos en la notaría. Con lo cual es imposible que yo pudiera manipular nada. Es más, para todos aquellos que dicen que me he aprovechado de Gina y que esto era una boda de conveniencia para heredar, quiero aclara que se pactó separación de bienes y se firmaron unas capitulaciones en las que figura que ninguno de los dos heredaría del otro. ¿Qué interés podía tener yo entonces?”.
Rigau, abogado de profesión, da más datos. “Se instalaron Giulia y ella en el Hotel Princesa Sofía de la Ciudad Condal y no hubo desacuerdos en ningún punto. ¿Cuál fue la razón para que lo hiciéramos de esta manera? Muy sencillo, ella quería total privacidad. Es más, el día que nos casamos ella estaba en Mónaco recogiendo un premio”. La figura de la novia estaba representada en el enlace por Isabel, una amiga de la familia de Rigau que por supuesto la actriz conocía. Hubo en aquel momento una denuncia por parte del entorno de Gina que aseguraba que alguien había suplantado su identidad en España, “y fue ella la que envió una carta a la fiscalía explicando que no era cierto”.
Según Rigau, su mujer se encuentra en estos momentos manipulada por una persona que la mantiene aislada. Un hombre muy joven, de unos 25 años, que podría estar manejando sus bienes a su antojo. Se repite en cierto modo la historia, porque Gina quedó prendada de Rigau cuando este tenía poco más de veinte años. “Ha echado de casa a su hijo, a la nuera, a los nietos y hasta al antiguo secretario. Nadie se puede acercar a ella si no es con el beneplácito de ese personaje”, confiesa el abogado a Vanitatis.
La intérprete italiana, de 85 años, y Javier Rigau, de 51, otorgaban en el 2006 una extraña exclusiva mundial a la revista española ¡Hola! en la que contaban que iban a casarse. Tiempo después fue el propio Javier Rigau el que suspendía la boda, aunque siguió manteniendo una relación esplendida con la que ahora es su mujer. En 2010 se produjo la boda que les unió y de la que ahora ella reniega.
El español Javier Rigau no sale de su asombro ante las últimas informaciones que se han publicado relativas a su relación sentimental con la actriz italiana Gina Lollobrigida y sobre todo ante la demanda que la diva ha interpuesto contra él acusándole de estafa por haber orquestado un falso matrimonio por poderes. “Es impresentable lo que está haciendo y me indignan las mentiras que dicen sobre mí ella y su entorno. No estoy dispuesto a admitir difamaciones que enturbien mi nombre. Estoy casado con Gina le guste o no y la boda se realizó por poderes en Barcelona. Y por supuesto no ha habido ningún engaño ni manipulación ni estafa”, explica el propio Rigau a Vanitatis.