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Los guardianes de los secretos de Marta Gayá, la amiga mallorquina de Juan Carlos
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DE GALLARDÓN A SIMONETA

Los guardianes de los secretos de Marta Gayá, la amiga mallorquina de Juan Carlos

Era un secreto a voces, pero ahora se ha abierto la caja de Pandora. Repasamos la vida de Gayá y descubrimos su círculo de amistades

Foto: Marta Gayá y sus 'guardianes' en un montaje realizado por Vanitatis.
Marta Gayá y sus 'guardianes' en un montaje realizado por Vanitatis.

Durante años, la relación del Rey emérito Don Juan Carlos y Marta Gayá era un secreto a voces. Los sectores mas elitistas del mundo social conocían una historia afectiva que comenzó en 1990, cuando el príncipe Zourab Tchokotua los presenta. Según cuentan, desde ese verano se convierten en inseparables y al poco tiempo la amistad inicial da paso a otro estado emocional que se mantuvo durante más de dos décadas. Marta nunca fue un amor estacional y menos un capricho como otras mujeres en la vida del Rey, cuentan a Vanitatis, y reconocen que siempre ha estado muy arropada por sus amigos, con los que nunca ha descubierto intimidades reales.

En este grupo incondicional se encuentran Santiago Bergareche y su mujer Rosario, por ejemplo. Con esta pareja realizó el verano pasado un crucero por el Mediterráneo. Alquilaron una goleta y recorrieron las islas griegas. Este periplo es fijo y lo que cambia es el recorrido diferente cada año. Después ella vuelve a Palma, donde se instala en su apartamento del paseo marítimo y retoma sus costumbres: salir a navegar en su lancha, cenas y reuniones en casa particulares. En el grupo de Palma estaba el príncipe Tchokotua, que ahora vive en Marruecos y estuvo casado con Marieta Salas. La exmujer sigue siendo una incondicional de Gayá, igual que los Völkers, una de las grandes fortunas de la isla, que todos los años organizan partidos de polo en su propiedad.

El grupo de Madrid

A este grupo se unen Simoneta Gómez-Acebo, hija de la infanta Pilar; Cecilia Sandberg, propietaria de la agencia inmobiliaria de lujo más importante de la isla. Hace tiempo también estaban Syliane y José Luis de Vilallonga, que fue el único biógrafo autorizado por Don Juan Carlos. Y no podía faltar Cristina Macaya, la dama con mas tirón de la isla. Su casa es uno de los lugares donde habita el verdadero poder nacional e internacional.

En el grupo de Madrid están Alberto Ruiz-Gallardón y su mujer, Mar Utrera, con los que comparte cenas en su casa o en la propia. El exministro de Justicia y Gayá viven en el barrio de Chamberí. Cuando viaja a España es habitual que se cite con ellos. Gayá reside habitualmente en Ginebra y en invierno pasa fines de semana largos en Gstaad invitada por su amiga Clotilde Martínez-Bordiú. Allí coincide con Ana Patricia Botín y Guillermo Morenés, con los que también tiene afinidad deportiva. En menor medida, aunque también se trata con ellos en Madrid, se encuentran Fernando Fernández Tapias, Elena Benarroch y, hasta que falleció, Manuel Prado y Colón de Carvajal. Con la viuda y los hijos del que fuera el banquero del Rey no hay contacto salvo el saludo social si coinciden en algún lugar.

La mujer que nunca pidió favores

Los sectores más elitistas del mundo empresarial y social sabían de la existencia de los amores, pero Gayá nunca se dejó seducir por los aduladores habituales que rodeaban al jefe del Estado. El único que se atrevió a dar un toque pidiendo prudencia fue el general Sabino Fernández Campos, que ejerció de Pepito Grillo hasta que lo despidieron como jefe de la Casa Real.

El "cuidado majestad" que imploraba el militar no sirvió para mucho y Don Juan Carlos continuó su romance, que no se vio alterado ni trascendió al gran público gracias a que en aquellos años las historias sentimentales del emérito eran un asunto de Estado. Se cuidaban sus deslices amorosos, aunque gracias a Felipe González se supo que el Rey no pudo firmar el nombramiento de un ministro "porque no se encuentra en España", dijo. Efectivamente, al cabo del tiempo se supo que Don Juan Carlos se encontraba con Marta Gayá en Suiza. Ahí quedó la anécdota para la posteridad de esa relación amorosa ahora actualizada por la publicación en 'OK Diario' de la conversación de Don Juan Carlos con un amigo explicando: "Nunca he sido tan feliz".

Si el Rey nunca fue discreto con sus historias sentimentales, Marta Gayá todo lo contrario. "Supo mantenerse al margen de ese club de la vanidad que rodeaba a Don Juan Carlos en sus veranos mallorquines y que tanto daño han hecho a la monarquía", explican amistades que conocen bien la vida de la que fuera amor secreto del emérito. Según relata esta misma fuente, "Marta nunca necesitó pedir favores como hacían otros y al no ser ambiciosa tampoco reclamaba posición social (que ya la tenía) ni chanchullos para aumentar su patrimonio, que siempre ha sido boyante. Y quizá lo más importante es que le horrorizaba figurar y eso le ha servido para ser invisible mediáticamente. aunque nunca se ha escondido, ni ha dejado de frecuentar a sus amigos, algunos de ellos también lo han sido del Rey".

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Durante años, la relación del Rey emérito Don Juan Carlos y Marta Gayá era un secreto a voces. Los sectores mas elitistas del mundo social conocían una historia afectiva que comenzó en 1990, cuando el príncipe Zourab Tchokotua los presenta. Según cuentan, desde ese verano se convierten en inseparables y al poco tiempo la amistad inicial da paso a otro estado emocional que se mantuvo durante más de dos décadas. Marta nunca fue un amor estacional y menos un capricho como otras mujeres en la vida del Rey, cuentan a Vanitatis, y reconocen que siempre ha estado muy arropada por sus amigos, con los que nunca ha descubierto intimidades reales.

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