La justicia italiana absuelve a Javier Rigau; su boda con Gina Lollobrigida es válida
El español ha sido absuelto en primera instancia de los cargos de falsedad documental y estafa, por los que la Fiscalía había solicitado ocho meses de prisión
La justicia italiana ha dado la razón a Javier Rigau y lo ha absuelto de los delitos de falsedad documental y estafa, dentro del caso de su presunto falso matrimonio con la actriz Gina Lollobrigida. Después de años de litigios en los tribunales que en múltiples ocasiones se han trasladado también a los platós televisivos y a la páginas de la prensa de ambos países, se ha cerrado, por el momento y a favor de Rigau, uno de los principales frentes que mantenían al español y la italiana en pie de guerra.
La pareja se casó por la iglesia por poderes en 2010, en la parroquia de San Vicente del barrio de Sarrià, en Barcelona, y tiempo después la estrella italiana comenzó a denunciar que había sido estafada y no había dado su consentimiento para llevar a la práctica el enlace. La justicia española en su ocasión archivó la causa y ahora un tribunal italiano ha concluido que no ha visto delito en las acciones de Rigau. "Obviamente a ojos de la iglesia el matrimonio es válido en todo el mundo", confirmó el abogado de la actriz, Fabrizio Siggia, tras conocer la sentencia y expresó su intención de recurrirla, una vez lea las motivaciones del fallo, que se harán públicas en 90 días.
Javier Rigau en esta ocasión no acudió al Tribunal de Roma, sino que estuvo representado por su abogado Michele Gentiloni, hermano del primer ministro italiano, Paolo Gentiloni. La que sí acudió fue Gina Lollobrigida, acompañada de su letrado y de tres asistentes que no se separaron de ella en ningún momento. Gina llegó puntual, haciendo alarde de unos espléndidos casi 90 años, enfundada en unas botas negras de tacón alto y una capa roja. Siempre rodeada por sus asistentes se sentó paciente a esperar el inicio de la vista y mientras uno de sus acompañantes se dedicaba a identificar a los periodistas allí presentes y advertirlos de que “la señora” no concedía entrevistas, la diva se levantaba con agilidad una y otra vez para saludar al personal del tribunal que se había acercado hasta la sala para estrechar la mano de la artista e interesarse por su estado de salud, después de que hace un par de meses estuviera ingresada por una grave neumonía.
Cuando el abogado de Rigau leyó, como mero trámite, la notificación española que certificaba que, a fecha de ayer, Javier Rigau estaba vivo y su estado civil era soltero, Gina reía y susurraba con sus asistentes “que está vivo lo sabemos”, en tono jocoso. La artista negaba con la cabeza cada vez que se mencionaban las recientes acusaciones que la pasada semana el hijo de Gina, Milko Skofic, su nieto Dimitri y el propio Rigau plasmaron en una denuncia hacia su nuevo y joven asistente, Andrea Piazzolla, de 29 años, al que acusan de manipular a la artista y enriquecerse a costa de la gestión de su patrimonio.
Sin perder detalle de todo lo que decía su abogado, la Lollo, como la llaman en Italia, soltó una carcajada cuando este ironizaba sobre las explicaciones que había dado Rigau, alegando que para este prácticamente la timadora en este caso podría ser la italiana, que quería “meter la mano” en su fortuna. Cuando llegó el turno para las alegaciones del abogado del español las caras cambiaron y la tensión inundó la sala. En un momento, Lollobrigida llegó a espetar en voz alta un contundente “non è vero” (no es cierto) cuando el letrado de la defensa expuso que en España no se habían encontrado indicios de que la firma de la actriz en los papeles del matrimonio fuera falsa.
Al término de las alegaciones de los abogados y mientras la jueza se retiró a deliberar, la actriz salió airada de la sala mientras debatía enérgicamente con su abogado y acto seguido abandonó el tribunal sin esperar a la lectura de la sentencia, que llegó casi cinco horas después de que empezara la vista. “Es demasiado tiempo para que ella esté aquí”, comentó una de sus asistentes a Vanitatis. En esta ocasión, de nada sirvió el intenso alegato de más de una hora del abogado de la artista en el que continuamente se refirió al español como “un estafador que se construye su propia verdad”. Tampoco convenció a la jueza que lo calificara como “mente enferma”.
Aún queda por resolver la denuncia que Gina ha presentado ante el Tribunal Vaticano de la Rota Romana para conseguir la nulidad del matrimonio que todavía la une con Rigau. Esta sentencia puede ser un punto y final o tan solo un punto y seguido en un historia que recurrentemente vuelve al candelero. El último episodio ha contado con la incorporación de un nuevo protagonista añadido: Andrea Piazzolla.
Lo acusan de “abuso de incapaz” y de ser un “depredador” con la fortuna de la actriz. Centran su denuncia en las “disminuidas condiciones psíquicas” de Lollobrigida. Alegan que el joven asistente está empobreciendo el capital de la artista a base de gastar ingentes cantidades que, según los familiares, “solo tienen por fin satisfacer su sed de dinero y visibilidad”. Al parecer, Piazzola, según se alega en la denuncia, se habría gastado más de un millón de euros en alquilar coches de alta gama, como Ferrari o Lamborghini, y motos en las que, recalcan los familiares, la actriz no se puede montar por su avanzada edad. Y todo para hacer ostentación de una vida “de lujo y yates” en las redes sociales.
Para sustentar sus alegatos, los denunciantes presentaron un informe del doctor Vicenzo Lorenzo Pascali, en el que afirma que Lollobrigida muestra “carencias generales del control de sí misma” y “oscila entre el divismo, el narcisismo y el egoísmo”. Rigau y los familiares de la diva italiana explican que para llevar libremente a cabo el expolio, el asistente desde 2011 ha aislado a Lollobrigida de amigos y parientes hasta convertirse en la única persona que disfruta de su compañía y confianza, después de que la diva echara definitivamente a su hijo de su casa de Roma.
Esta es la segunda ocasión en la que los familiares cercanos de la actriz intentan declararla incapaz para gestionar su patrimonio y asegurarse así un buen pedazo de sus bienes. De la primera Gina salió victoriosa. En esta segunda vuelta, lejos de dejar que todo quedara ahí, la actriz ha vuelto a la escena mediática para replicar a los que la acusan de estar incapacitada psíquicamente y dejar que despilfarren su fortuna.
Esta semana ha aparecido en televisión más Gina que nunca, luciendo también un aspecto estupendo, perfectamente arreglada y presumiendo de total lucidez para rebatir la denuncia a su asistente y mostrar que está completamente en sus cabales y también para acusar a sus familiares de intentar “apuñalarla por la espalda”. En Italia, ambos han elegido siempre los platós de Mediaset para dar su versión de los hechos y aclarar sus posiciones. La jueza ha asegurado haber visto y estudiado todas las intervenciones televisivas de cada uno de los interesados para poder tomar una decisión.
En los últimos tiempos, Gina no se ha cansado de saltar a la palestra mediática siempre que ha tenido la ocasión para deslegitimar la figura de Javier Rigau y rebatir su cuestionado matrimonio, que siempre ha calificado de “falso” o “estafa”. “Miente como respira” es la consigna más repetida por la Lollobrigida cada vez que le preguntan por el empresario español. Es un capítulo más en una historia en la que no faltan intrigas de familia, enredos de herencia, tribunales, mucho papel cuché y cruce de declaraciones envenenadas en televisión.
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La justicia italiana ha dado la razón a Javier Rigau y lo ha absuelto de los delitos de falsedad documental y estafa, dentro del caso de su presunto falso matrimonio con la actriz Gina Lollobrigida. Después de años de litigios en los tribunales que en múltiples ocasiones se han trasladado también a los platós televisivos y a la páginas de la prensa de ambos países, se ha cerrado, por el momento y a favor de Rigau, uno de los principales frentes que mantenían al español y la italiana en pie de guerra.