La boda de Belén en Toledo y su vestido de novia con mangas abullonadas y tejido bordado

Belén tuvo que viajar hasta Reino Unido para conocer a su marido. Por trabajo, esta española se mudó hasta Inglaterra y allí se topó con Edward. "Los dos trabajamos en Londres para empresas americanas. Yo me dedicó a la venta y Edward trabaja en el sector comercial".

Su relación comenzó tres años antes de la petición de mano, en 2018. "Edward me pidió matrimonio, justo cuando llevábamos tres años, en diciembre de 2021, aunque la petición de mano formal fue unos meses después, en junio 2022, en la casa de sus padres de Londres". Ocho meses tardaron Belén y su prometido en organizar la boda en Toledo.

Viviendo en el extranjero, es comprensible que la novia recuerde la planificación de su enlace como un proceso estresante. "Mi madre fue la persona más involucrada desde el principio y fue mi mayor apoyo durante la organización". El día de la boda, además, la ayuda de la 'wedding planner' Anna Blumen, en colaboración con Nuria Nur, fue determinante.

El 5 de agosto llegó el gran día. Primero, la ceremonia religiosa en la Parroquia de Santiago el Mayor, en la zona norte del casco histórico de la ciudad de Toledo, y posteriormente, celebración en el palacio de Galiana, situado a orillas del Tajo y, por tanto, extramuros.

Para puesta a punto, Belén volvió a su casa familiar. La estilista experta en novias e invitadas Chun Sousa maquilló y peinó a la novia aquel día. "Nos encontramos por casualidad y acertó de pleno. Sencillez para el peinado y la naturalidad en el maquillaje. Me encantó el resultado". Su melena recogida en un moño bajo con algunos mechones cayendo por el rostro y un 'make up' jugoso y brillante.

Solo le quedaba enfundarse en su vestido de novia. Desmontable, romántico y sofisticado, Alejandra Oria firma el traje nupcial de Belén.

Cuando la novia llegó al taller de la diseñadora, situado en la calle Alonso Cano 95, en Madrid, no partía con una idea inicial clara. "Quería que fuera diferente, pero tradicional. En pocas palabras, elegante, clásico y a la vez distinto".

Inspirado en el Período Regencia, esa época histórica que baila entre los años 1811 y 1820, Alejandra Oria, gracias a su maestría con la aguja y su creatividad innata, logró otorgarle una imagen moderna y actual.

Confeccionado con un tejido muy especial, un material de satén con un bordado floral en relieve, es una de las señas de identidad asociadas a las novias contemporáneas que cada temporada crea la modista nupcial. En palabras de la novia, "un tejido fantasía, idea de Alejandra Oria".

El vestido, de tirante ancho, escote cuadrado con un pequeño pico y falda rematada con un volante, presentaba una silueta vanguardista a pesar de estar inspirado en aquellos años del siglo XIX.

Como contraste, un cuerpo de organza con mangas abullonadas, puños de corte plisado con un minivolante y cierre en la espalda. "Pensando en el calor y las altas temperaturas de agosto, Alejandra ideó esa pieza desmontable. Así creamos dos vestidos en uno".

En la zona de la espalda, Belén incorporó a su look nupcial el 'algo prestado', una pieza del joyero de su abuela. "Un broche de oro blanco y diamantes que ayudaba a cerrar la parte trasera del top de organza".

Un velo de tul voluminoso y corpulento, brotando del moño bajo, cerraron el atuendo de la novia. "Mi madre fue partícipe del proceso y el diseño del vestido en todo momento. Eso, unido a los maravillosos consejos de Alejandra Oria, dieron el mejor de los resultados".

Para su ramo, una composición creada por Maua Estudio Floral, mucho color. Rosas y gardenias en granate, rosa palo, amarillo y azul, y entre tanto, vegetación verde, todo atado con una cinta blanca.

En el terreno del calzado, Belén confió en la firma Flor de Asoka. En concreto, escogió las sandalias Margot. Diseñadas y fabricadas artesanalmente en España, un tacón en bloque de seis centímetros, plantilla y suela de piel, corte de terciopelo, pieza rectangular en la pala y cierre con pulsera en el tobillo, se venden en su tienda online por 260 euros.

Además del anillo de compromiso y el broche para cerrar el cuerpo de organza, la novia lució otras joyas. "Una pulsera de diamantes de los años 80, unos pendientes de perlas y diamantes que me regaló mi abuela Paquita por la boda", cuenta. Concluimos el capítulo de complementos con la liga azul, "echa a mano por mi abuela Carmen, no podía faltar".

Con el cambio de estado, de solteros a casados, y tras darse el 'sí, quiero' ante los ojos de Dios, Belén y Edward, acompañados de todos sus invitados, se desplazaron hasta el palacio de Galiana. De origen medieval y ubicado fuera del casco histórico, cuenta con el estatus de bien de interés cultural, así como con varios espacios para celebrar un enlace.

El montaje de mesas para el banquete fue al aire libre. Sobre esas mesas redondas vestidas con mantelería rústica y acompañadas de sillas de forja, un cielo iluminado con guirnaldas de bombillas.

"Ese día fue todo mejor de lo que había imaginado. A destacar tres momentos. Uno, cuando entregué el ramo a mi hermana con la canción de 'Your Song', la versión de la banda sonora de la película Moulin Rouge. Dos, el discurso que dio Edward, mi marido, mitad en español, mitad en inglés. Se me saltaron las lágrimas con sus palabras. Y por último, la sorpresa de mis padres, que trajeron un grupo de joteros con los que pudimos bailar una jota aragonesa tradicional", rememora Belén.

Como consejo para futuras novias que en breve vayan a pasar por el altar, esta española afincada en Londres apunta: "No os preocupéis de los posibles imprevistos que puedan ocurrir el día de vuestra boda, disfrutad al máximo con vuestros invitados y sobre todo no paréis de sonreír y de bailar".