El vestido de novia estilo Khaleesi de Ale y su capazo con flores para una boda en Madrid

Una fiesta les unió y otra fiesta, la de su boda, puso el broche de oro a la historia de amor entre Ale y Nico. Madrileños y con amigos en común, nunca se habían visto hasta que una noche sus caminos se cruzaron. "Casualmente, ese día yo venía de una fiesta de disfraces, así que no pude pasar desapercibida, ya que iba vestida de Khaleesi", relata la novia. "Enseguida nos buscamos el uno al otro y de eso hace ya cuatro fantásticos años", continúa.

Tiempo después, y cuando la relación ya estaba consolidada, Nico le lanzó a Ale la gran pregunta. "El día que Nico me pidió matrimonio fue un día mágico. Estábamos en el norte de Italia, en Cinque Terre, de camino a la boda de unos amigos. De manera inesperada, terminamos en Vernazza, un encantador pueblo pesquero con un ambiente único. Sin embargo, no pudimos encontrar una mesa disponible en ningún restaurante. Esto nos llevó a improvisar una cena romántica: compramos unas pizzas para llevar y una botella de vino, y nos sentamos en uno de los muelles del puerto. Ahí Nico dejó caer un anillo en el vaso de plástico que compartíamos. Fue increíble", recuerda con emoción la protagonista de esta boda.

Ella es PR (relaciones públicas) en Loewe Perfumes, "entre muchas cosas organizando eventos mucho más complejos que una boda", comenta entre risas, y él, jefe de operaciones en Popeyes, una cadena de restaurantes de comida rápida especializada en pollo frito, "esto, sin duda, me hace muy feliz, ya que soy una gran fan de sus hamburguesas".

Con el anuncio oficial de su compromiso matrimonial, la pareja comenzó a organizar el que sería el día más importante de sus vidas. Fijaron la fecha para el 14 de julio de 2023. La ceremonia religiosa en la iglesia de San Fermín de los Navarros, y el banquete posterior, en La Gaivota, "una finca que sorprendió gratamente a nuestros invitados, ya que es un pedacito de Galicia en pleno Madrid", detalla Ale.

Fecha y lugar elegidos, era el momento de saltar al otro asunto de vital importancia en un enlace: encontrar el diseñador perfecto para el vestido de la novia. En el caso de Ale, la cosa quedó en familia: "Mi vestido lo diseñó mi queridísima Sole Alonso, además tía de Nico. Enseguida encajamos de maravilla y entendió perfectamente lo que estaba buscando".

Con una larga trayectoria como modista nupcial a sus espaldas y un estilo tan definido como particular, Sole Alonso resultó ser la persona idónea para idear y armar el traje de novia de la experta en comunicación.

"Sole tiene una forma de trabajar peculiar, ya que prescinde de bocetos iniciales, lo que brinda un amplio margen para experimentar, jugar y realizar cambios en el diseño. Fue una ventaja para mí, puesto que suelo cansarme rápidamente de las cosas y disfruté de la flexibilidad que esto proporcionó", comienza el relato de Ale sobre el proceso de creación de su vestido de novia.

El misterio estaba asegurado incluso para ella: "El no ver cómo sería realmente mi vestido hasta el último día de prueba me mantuvo con esa ilusión hasta el final. Sin hablar de que, en cada prueba, las risas estaban aseguradas. Me ponía tan contenta y nerviosa con las cosas que me enseñaba que siempre acababa en un estado de euforia en cada visita".

Involuntariamente, el traje que lució el día de su boda se inspiró en el atuendo que llevó cuando Nico y ella se conocieron una noche en Madrid. "Aunque suene muy friqui, puede que, sin quererlo, me inspirará en Khaleesi. A lo largo de proceso, cuando el vestido ya cogía forma, todos en el taller de Sole bromeaban con que la inspiración era obvia y que quería hacer un guiño a ese primer encuentro con Nico. Quién sabe, igual mi subconsciente acabó eligiendo por mí".

Hablamos de Khaleesi, un personaje ficticio que forma parte de una serie de novelas de fantasía y que alcanzó popularidad mundial gracias a la serie 'Juego de tronos'.

Fabricado con diferentes tejidos, uno en textura para la parte superior, la capa y la sobrefalda, y uno liso decorado con un bordado artesanal a contraste para la falda, salta a la vista que Ale llevó un diseño único y muy personal. Dejando los hombros al descubierto, del escote brotaban unos nudos que daban paso a la capa y la cola que se extendían por la espalda. Justo debajo del pecho, dos retales de tejido se entrelazaban. En la falda, un bordado de estilo rústico en hilo dorado fue el protagonista de la pieza.

Para concluir las piezas, un finísimo velo de tul que Ale llevaría el día de la boda asomando debajo de un moño bajo.

Turno para indagar en los complementos que acompañaron al traje de novia creado por Sole Alonso. "Mis zapatos me los regaló mi mejor amiga. Buscaba algo de piel y color, así que elegí unas sandalias granates de Bimani. Fueron sorprendentemente cómodas".

En cuanto a las joyas, "llevé el anillo de Urbieta y los pendientes de Gold and Roses de diamantes que me había regalado Nico en nuestra pedida. También una pulsera Rivière que fue de mi abuela y me dieron mis padres semanas antes de la boda".

Solo quedaba construir el ramo de novia, una original composición floral en tonos suaves y verdes colocada dentro de una cesta de rafia que encerrada un significado personal para Ale: "En vez de llevar un ramo convencional, hablé con Carlos de Troya para hacer algo más especial y afín al vestido. Mi familia es de Ibiza y con el capazo quería hacer un homenaje a la isla y a nuestros veranos".

Todo estaba preparado y el día había llegado: "Me arreglé en casa con toda mi familia, perro incluido. Estuvimos desde el principio con música en el salón y disfrutando cada minuto". Una vez que la novia y su padre estaban listos, pusieron rumbo a la iglesia: "A la ceremonia fui con mi padre, que estaba más nervioso que yo. El coche que llevamos era un Golf del año 88, un vehículo que perteneció al hermano mayor de mi padre y, al mismo tiempo, mi padrino de bautismo, y que lamentablemente falleció. Me hizo mucha ilusión contar con él de alguna manera ese día".

Tras el encuentro con Nico en el altar, arrancó la ceremonia religiosa. "Me encantaría destacar el papel del cura que nos casó. Hizo muchos chascarrillos sobre nosotros, lo que convirtió la ceremonia en un momento muy íntimo y personal. Sus palabras y sentido del humor añadieron un toque especial y único a la ceremonia, haciéndonos reír y sentirnos aún más cerca de nuestros seres queridos", cuenta Ale.

Convertidos en marido y mujer, y en compañía de todos sus invitados, cambiaron de escenario para recalar en la finca La Gaivota, situada en el barrio madrileño de Aravaca. Allí, Medems Catering sirvió el cóctel y el banquete.

La entrada al salón es el momento que sus invitados guardan con cariño en la memoria: "Creo que lo que más me repite la gente cuando hablamos de la boda es que tuvimos la mejor entrada al banquete que han visto, estábamos a tope y en un estado de felicidad plena que nos llenó de energía". Para Ale, es difícil elegir un solo instante: "No me puedo quedar con una sola cosa de ese día, aunque tengo que destacar que Nico y yo no nos separamos ni un solo segundo. Creo que eso fue lo que hizo que todo lo viviera de una manera tan especial".

"Durante la cena disfrutamos mucho, nos quemaba la silla, queríamos aprovechar cada segundo con nuestros invitados. Además, el salón estaba maravilloso, y mucho de eso es gracias a mi hermana y mi madre, que me ayudaron a hacer los meseros. Hoy en día la gente me pide que se los hagamos para sus bodas", confiesa la novia.

Una celebración que estuvo marcada por una cadena de sorpresas: "Recuerdo un sinfín de momentos espontáneos que estuvieron fuera de mi radar. Uno de los momentos más memorables fue cuando nuestros amigos nos regalaron una canción escrita especialmente para nosotros. Otra sorpresa inolvidable fue un concierto de 84, mi grupo de música preferido".

Para abrir el baile como marido y mujer, "decidimos hacer un híbrido entre la canción preferida de mi padre, 'She' de Elvis Costello, con la que comenzamos el vals, y la de Nico, 'El fin del mundo' de La La Love You, con la que terminamos saltando y animando a todos nuestros amigos a unirse a nosotros en la pista de baile. Este momento fue un poco fallido, habíamos estado practicando días antes y a la hora de la verdad se me olvidaron todos los pasos, aunque Nico me ayudó a disimular bastante bien y nadie se dio cuenta de mi falta de coordinación".

Resumiendo todo lo vivido, Ale señala que "la realidad superó la ficción con creces, nunca hubiera imaginado un día tan perfecto. Al día siguiente Nico y yo estábamos con mucha resaca emocional y no parábamos de repetir lo felices que éramos".

Como consejo para futuras novias, no puede ser más concisa y directa: "Disfrutad del proceso". Y así, como Ale y Nico, vuestra boda terminará por ser una fiesta inolvidable.