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Paula Matthei, la diseñadora romántica que creó su propio vestido de novia con una colcha antigua de su familia
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ENTREVISTA

Paula Matthei, la diseñadora romántica que creó su propio vestido de novia con una colcha antigua de su familia

De Chile a Madrid, esta joven creadora nupcial gana cada día más adeptas en busca de un traje de novia cómodo, relajado, moderno, sencillo y muy romántico

Foto: Paula Matthei, la diseñadora de vestidos de novia. (Días de vino y rosas)
Paula Matthei, la diseñadora de vestidos de novia. (Días de vino y rosas)

Paula Matthei llegó al universo nupcial por casualidad. Su pasión por la costura le viene de su infancia. Con 12 años empezó a modificar su propia ropa con ayuda de la costurera que iba a su casa de Valdivia (Chile) a coser. Sabía que su vida iría encaminada al mundo de la moda, pero nunca pensó que los vestidos de novia protagonizarían su día a día: "Cuando estaba estudiando diseño gráfico sabía que me faltaba el 'hacer con las manos', y por eso estudié moda como segunda carrera. Me fui por la rama de la alta costura, porque me parecía fascinante el lado artesanal que tiene, aunque siempre lo vi como algo bastante lejano. Siempre pensé que tendría mi marca de ropa de calle".

Esa visión futurista pegó un giro el día que su prima le pidió que diseñase su vestido de novia. "Cuando me lo propuso me pareció divertido, pero no imaginaba que sería mi profesión. A partir de ese vestido, el boca a boca generó más encargos, en 2016 dejo mi trabajo y lanzo la marca de vestidos de novia a medida", cuenta Paula. "Más que elegirlo yo, me eligió a mí. No fue algo que yo busqué ni planeé, sino que se dieron las cosas a partir de ese primer vestido. Sin darme siquiera cuenta, lancé una marca. Me enamoré del proceso, el diseñar constantemente, que cada cliente sea un desafío nuevo, porque cada novia es diferente".

placeholder Paula Matthei posando con una de las modelos para su colección nupcial. (Días de vino y rosas)
Paula Matthei posando con una de las modelos para su colección nupcial. (Días de vino y rosas)

Un trabajo, el de crear el vestido de los sueños de tantas mujeres, que a la chilena le apasiona: "Lo que más me gusta hacer es leer a la gente, empatizar con lo que son y encontrar su lenguaje estético, para poder reflejarlo en el diseño de su vestido".

En 2018, Paula traslada su universo nupcial a Madrid, en concreto, a la calle Jorge Juan, 15, en el barrio de Salamanca. A su taller se acercan dos tipos de novias con un algo común: "Las primeras saben lo que buscan y se apoyan en mí para conseguirlo. Tienen ideas marcadas de lo que les gusta y lo que no, una identidad propia y se muestran seguras de sí mismas. A menudo la creatividad forma parte de su día a día, ya sea en el trabajo o en sus aficiones. Luego están las que no tienen tan claro lo que quieren, y mi trabajo es ayudarles a descubrirlo. A veces se sorprenden a sí mismas pensando en opciones que de primeras nunca hubieran considerado. Lo que ambas tienen en común es que no se conforman con productos ya existentes, buscan algo que sea 100% suyo. Prefieren el trato personalizado de una marca 'boutique', que la diseñadora sea parte del proceso y no simplemente una firma en su vestido, a la que no poder poner cara. En lo que se refiere al diseño, creo que llegan a mí las que buscan un vestido simple y romántico, pero con detalles que marcan la diferencia a la novia tradicional".

placeholder Un vestido de novia de la colección 'Barroco'. (Días de vino y rosas)
Un vestido de novia de la colección 'Barroco'. (Días de vino y rosas)

Unos vestidos que ya enamoran a las novias de Madrid y beben de tres premisas fundamentales en el trabajo de la diseñadora: "El proceso creativo, pues prefiero no hacer un vestido antes que ir en contra de las líneas que marcan mi estética. Intento buscar constantemente técnicas nuevas para crear piezas diferentes. La calidad, ya que cada vestido que sale del taller tiene mi firma, lo que conlleva una gran responsabilidad en cuanto a la calidad de lo entregado, tanto a nivel estético como de estructura y terminaciones. Y el ambiente, porque mantener el respeto y la buena onda en el taller es la base para poder seguir creciendo y aprendiendo juntos como equipo".

Vestidos que tienen un ADN concreto y que, aunque diferentes, son reflejo del gusto estético de Paula. "Como hago vestidos a medida, cada vestido es único. El punto en común es mi ojo estético, que busca resaltar lo mejor de cada cliente y reflejar su personalidad. Me buscan novias que quieren ir cómodas y relajadas, sin dejar de lado lo elegante, moderno, sencillo y romántico. Esto sería lo que caracteriza mi trabajo como diseñadora. Me gusta buscar un punto diferenciador, pero delicado, algo sutil que haga el vestido único, sin que intente ser pretencioso, o que disfrace a la novia de algo que no es. Lo más importante en los trajes a medida es saber leer a tu cliente. El alma de cada vestido se lo da la novia, porque ese día no se trata de mí, se trata de ellas".

A la chilena le gustan los materiales nobles y de fibra natural, "como el algodón, la seda, el lino, la lana, y poder jugar con ellos, manipularlos de diferentes maneras para encontrar segundas y terceras versiones en ellos. La calidad de los tejidos es lo que le da la elegancia y eleva a un vestido a un nivel más allá. También me gusta mucho viajar a Francia a buscar piezas antiguas y restos de los grandes diseñadores, donde encuentras cosas de alta calidad y únicas, además es una manera de hacerlo un poco más sostenible, que es algo complicado de lograr en su totalidad en el mundo de los vestidos de novia".

Precisamente en una pieza antigua y con historia familiar basó Paula su vestido de novia, el traje más especial que ha ideado y confeccionado. "Justo antes de venir a vivir a España, mi madre encontró unas colchas antiguas en la casa familiar de campo en Chile. Estas pertenecían al ajuar de mi bisabuela paterna, colchas de 1910 que le llevaron de Francia al sur de Chile (Valdivia) para su boda. Cuando me las enseñó supe que si algún día me casaba haría mi vestido de novia con ellas: colchas de tul de algodón con figuras tipo barroco en color mantequilla".

placeholder Paula Matthei, la diseñadora de vestidos de novia, el día de su boda. (Días de vino y rosas)
Paula Matthei, la diseñadora de vestidos de novia, el día de su boda. (Días de vino y rosas)

Para guardar el misterio, la modista confiesa que "me las traje a escondidas de mi novio para poder hacerme el vestido aquí en España. Acababa de abrir mi taller en Madrid y aún no tenía equipo de costura: dibujé el boceto dos semanas antes de la boda y lo diseñé con mi madre por videollamada. Fue increíble el poder hacerlo de principio a fin con algo que era de herencia familiar, creo que le da un sentimiento diferente cuando sabes que ese día vistes de diferentes generaciones de tu familia".

El día de su boda, celebrada en 2021 en la colegiata de Osuna, la creadora lució un look de tres prendas para dar el 'sí, quiero' a Diego. "Para ir quitándome capas a lo largo de la noche e ir cada vez más cómoda. El vestido consistía en una base en crepé de seda piel de melocotón, con escote pico y cuello marinero del encaje antiguo de la colcha, sobre un vestido de tul del algodón que llevaba en las mangas y en el bajo los volantes laterales de la misma, y una capa con cola tipo chaleco en gasa bambula de seda con una pechera de algodón que era el centro del cubrecama. Este vestido era un reflejo de todo lo que soy: tengo una fascinación por lo antiguo, la historia familiar y los materiales nobles, y me preocupé de ir cómoda y relajada, ya que en mi día a día siempre priorizo la comodidad ante todo".

placeholder Paula Matthei, la diseñadora de vestidos de novia, el día de su boda. (Días de vino y rosas)
Paula Matthei, la diseñadora de vestidos de novia, el día de su boda. (Días de vino y rosas)

Para inspirarse, la chilena bucea en diferentes épocas que marcaron un antes y un después en la industria: "Lo que más me gusta de la moda de hoy en día (no solo nupcial) es que podemos volver a cualquier década y rescatar lo que más nos guste de cada una de ellas. Y en mis vestidos de novia me gusta rescatar detalles y patrones de las diferentes etapas de la historia de la moda, para lograr vestidos únicos con un aire romántico entre lo antiguo y lo contemporáneo. Nunca busco inspiración en el mundo nupcial actual, me gusta salir de la caja y buscar en estéticas que no pensarías que son de novia, para poder encontrar formas nuevas y diferentes".

placeholder Vestido de novia de Paula Matthei. (Días de vino y rosas)
Vestido de novia de Paula Matthei. (Días de vino y rosas)

Al ver a una mujer vestida con uno de sus trajes para su boda, Paula siente orgullo: "Saber que con nuestro equipo logramos hacer un traje en el cual la novia se siente ella, en un día único, donde las emociones salen a la luz, aunque no lo quieras. Y lograr que una mujer se sienta segura de sí misma, sacando lo mejor de cada una, es muy emocionante. Es muy importante conectar con tu diseñador, que te sientas cómoda a nivel personal, que puedas comunicar lo que te gusta, lo que te hace dudar y vivir ese proceso tan íntimo en confianza".

Avanzando lo que será la próxima temporada, la diseñadora pronostica que será cuando definitivamente se consoliden los vestidos transformables: "Pudimos ver cómo en el 2021 se inició una de las grandes tendencias de los últimos años, el vestido de dos piezas, donde hay un vestido base y otro sobre que luego se sacan para ir más cómodas a la hora de la fiesta. La novia actual da la vida en la pista, por eso no quiere cargar su propia cola en ese momento de euforia. Esta tendencia alcanzó su pico en el 2023, pero llegó para quedarse e iremos viendo cómo muta en diferentes posibilidades del mismo concepto".

Paula Matthei llegó al universo nupcial por casualidad. Su pasión por la costura le viene de su infancia. Con 12 años empezó a modificar su propia ropa con ayuda de la costurera que iba a su casa de Valdivia (Chile) a coser. Sabía que su vida iría encaminada al mundo de la moda, pero nunca pensó que los vestidos de novia protagonizarían su día a día: "Cuando estaba estudiando diseño gráfico sabía que me faltaba el 'hacer con las manos', y por eso estudié moda como segunda carrera. Me fui por la rama de la alta costura, porque me parecía fascinante el lado artesanal que tiene, aunque siempre lo vi como algo bastante lejano. Siempre pensé que tendría mi marca de ropa de calle".

Vestido novia Bodas
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