Los vestidos de novia de Alejandra Svarc: minimalistas, ligeros y repletos de detalles especiales

En el caso de la argentina Alejandra Svarc, casi casi se cumple el popular refrán según el cual 'de una boda sale otra', porque de la suya en realidad brotó el impulso definitivo para lanzarse y montar su propia firma de novias. "Buscando el vestido para mi boda, una parte de la moda que, hasta ese momento, nunca me había interesado, descubrí que el diseño nupcial me parecía superbonito", cuenta para Vanitatis. En esa época, la creadora acababa de emigrar a España para trabajar en el sector, en grandes empresas como Zara o El Corte Inglés, pero con un deseo, "quería tener mi marca".

Un sueño que terminó por cumplir dos años después de su boda. "Tras mucho pensarlo, sentí que me apetecía tanto intentarlo que me lancé. Empecé con mínimos recursos, pero con muchísimas ganas y jornadas interminables de trabajo, conseguí ir montando mi atelier, dar a conocer mi trabajo, y poco a poco fui haciendo cada vez más vestidos". Hoy, con taller en Madrid, Alejandra viste a "novias únicas, novias felices", su lema.

Ubicado en la madrileña calle General Pardiñas, 26, por su atelier desfilan diferentes mujeres en busca de "un vestido de novia sencillo con ese algo especial", declara. Una cualidad que la argentina defiende a capa y espada a lo largo de su conversación con Vanitatis.

"Mis trajes se diferencian por un cierto minimalismo, por tener pequeños detalles, que, aunque son sutiles, los hacen especiales. Por sentar bien y por la delicadeza tanto de los tejidos como de la confección. Son vestidos ligeros, fluidos y sencillos, pensados para que la novia esté cómoda y se sienta ella misma", argumenta Svarc.

En el día a día, dos son las máximas que sostienen su trabajo en el taller: "Las cosas bien hechas y que las novias disfruten cada minuto de un proceso tan bonito como es hacer su vestido de novia a medida. Siempre he intentado que nuestra filosofía fuera la misma con el transcurso de los años. La principal premisa es cuidar hasta el mínimo detalle, disfrutar y hacer ver el trabajo tan artesanal que hay detrás de cada vestido; el mimo con el que elegimos y tratamos los tejidos, prestando atención a la calidad y haciendo que las novias participen y se sientan parte de todo el proceso".

Una historia que escribe con cada una de sus novias. "La primera visita a nuestro atelier es clave. Ambas nos conocemos, a mí me sirve para conocer los gustos e ideas de la novia, y a ellas para ver telas e ideas y probarse vestidos. Al final de ese encuentro, ya tenemos una propuesta de vestido lista. A partir de ahí, comienza un proceso muy intenso dentro del taller que lleva consigo un mínimo de cuatro pruebas, en las que, además de ir adaptando el patrón, vamos definiendo cada detalle del vestido. La última prueba, cuando vemos el resultado final con el vestido totalmente terminado, es muy emocionante".

Un momento que, a pesar de las novias que Alejandra lleva a sus espaldas, sigue viviendo como si fuese la primera vez. "Me sigo estremeciendo con cada una de ellas. Sé que es un día muy especial en el que todas las miradas van a estar puestas en la novia, y que elijan un diseño mío me emociona y siento mucha responsabilidad por que este perfecto y por cumplir las expectativas de cada una de ellas", confiesa.

Precisamente ellas, sus novias felices, son su principal fuente de inspiración. "Mi inspiro mucho en el taller, cada día es diferente y aunque haya un trabajo muy organizado, y es muy inspiracional, cada cambio de patrón, cada modelado en el maniquí, siempre salen mejores ideas. Y la novia, por supuesto, es fuente de inspiración para mí. Su emoción al contarme las ideas que tiene me contagia y hace que mi cabeza empiece a funcionar para cada una de ellas según lo que me transmitan".

Aliándose con tejidos naturales y fluidos -"me gustan las gasas, el crepé y las muselinas de seda"-, logra dar vida a trajes nupciales con un estilo relajado. "Eso no significa que los vestidos pierdan encanto. Son materiales con mucho movimiento, vestidos cómodos y a la vez elegantes, y con los que se sientan ellas mismas", añade.

Es difícil elegir, pero, entre tantos vestidos de novia, Alejandra se queda "con los que diseñé para personas muy cercanas: mis hermanas, mi cuñada y algunas amigas, siempre es un proceso muy especial en esos casos". Por soñar, a la argentina le habría encantado vestir a Jane Birkin el día de su boda: "Su toque francés con ese 'je ne sais quoi' y su naturalidad me resultan cautivadores".

Apuntando a las tendencias para este 2024, para la diseñadora triunfarán tres: "La comodidad en vestidos sin cola, o bien con sobrefalda, capa o cola desmontable, que se lleva solo durante la ceremonia; las hombreras, en todas sus versiones, desde las más marcadas hasta unas pequeñas que destaquen un poco la forma de los hombros; y, por último, las texturas, rústicas, delicadas y con bordados románticos".

Nos despedimos con el consejo que Alejandra Svarc les da a todas sus novias. "Que elija lo que más le guste a ella, con lo que se sienta identificada, favorecida y cómoda. Y que disfruten de cada paso: la búsqueda, el proceso de hacerse el vestido y toda la preparación de la boda en general. Es una experiencia que creo que hay que vivirla disfrutando de ella, cada minuto. Sin agobios".