La novia que se casó con un vestido inspirado en la boda de Fabiola de Bélgica y el tocado más célebre de la reina Letizia
Para entonar el 'sí, quiero', María llevó un vestido de novia de Helena Mareque que se inspiró en la reina Fabiola y un tocado de Isabel Barroso, la diseñadora de Balel, que ya llevó la mujer del rey Felipe
Son muchos los vestidos que han marcado un antes y un después en la historia de la moda nupcial. Modelos icónicos que han servido de fuente de inspiración para otras novias alrededor del mundo y que, por más décadas que pasen, son inolvidables. En especial, los vestidos de novia elegidos por las mujeres de la realeza. Desde una princesa Grace Kelly con un diseño de encaje y cuello alto ideado por Helen Rose, hasta el voluminoso y recargado traje nupcial de Diana de Gales, obra de los diseñadores David y Elizabeth Emanuel. El vestido de novia de Fabiola de Mora y Aragón para su boda con el rey Balduino de Bélgica el 15 de diciembre de 1960, también forma parte de ese listado.
Hablamos de un enlace histórico, no solo por los contrayentes y el mencionado vestido de novia, fue el primero que se retransmitió en directo por televisión desde el extranjero en nuestro país. El maestro Cristóbal Balenciaga fue el artífice del traje de la reina Fabiola de Bélgica, un diseño de cuerpo entallado y falda amplia fruncida, confeccionado en seda y ribeteado por una tira de visón blanco que bordea todo el escote, y de la que, en la parte trasera, brotaba la cola. Un último detalle que, además de ser una innovación para la época, sirvió como inspiración para María, nuestra novia.
"En un primer momento, hablando con Helena Mareque, la diseñadora de mi vestido de novia, nombramos el vestido que Balenciaga diseñó para Fabiola de Bélgica, queriendo así que la cola también saliese de los hombros y fuera cuadrada y grande", nos confiesa María López Luengo. Pero antes de llegar ahí, pongámonos en situación.
María, de 27 años, y Pablo Martínez Rodríguez, de 26 años, son una pareja de médicos residentes en Madrid. Se conocieron en Pamplona estudiando la cerrera de medicina en la Universidad de Navarra, en concreto, cuando María y Pablo cursaban el segundo año. Cuando estaban a punto de cumplir seis años de noviazgo, Pablo le pidió matrimonio.
"Fue el 20 de enero de 2023 en Florencia, en el Ponte Vecchio. Pablo escogió Italia y la ciudad de Florencia porque allí fue el primer viaje que hicimos juntos cuando empezamos la relación", cuenta la novia. Comprometidos en matrimonio, la pareja comenzó a organizar la boda de sus sueños.
Fijaron su día para el 29 de junio de 2024 en Salamanca, ciudad natal de la novia. Dividida en dos actos, primero, ceremonia religiosa en la iglesia La Clerecía, originalmente conocida como Colegio Real de la Compañía de Jesús; y segundo, celebración en la finca Las Ahijaderas de Pedro Llen, en la zona del campo Charro, el suyo fue un enlace familiar y emotivo.
Para que todo saliera como los novios habían imaginado, contaron con la ayuda del equipo de wedding planners de Hojas de felicidad. "La verdad es que en el primer momento que contactamos y vimos a Inma y Minerva quisimos hacer la boda con ellas. No han podido ser mejores, se nota que tienen todo muy controlado y todos los contratiempos que hemos ido teniendo los han solucionado al minuto, tienen muy buen trato con muchos proveedores y eso se nota y facilita mucho las cosas".
Dejando en manos de profesionales los grandes asuntos de su boda, la doctora pudo centrarse en encontrar la diseñadora perfecta para su vestido de novia. Asesorada por la madre de Pablo, Laura Rodríguez, fue a conocer a Helena Mareque y el flechazo, novia-modista, fue instantáneo.
"Conocí a Helena por mi suegra, ya que son amigas desde hace tiempo. Helena le creo el vestido de novia a ella, además de numerosos vestidos de invitada para otras bodas. Cuando mi marido y yo hablábamos de casarnos, la madre de Pablo me dijo que tenía que conocerla. Me hablaba de Helena como una persona muy creativa y que me iba a encantar, así que decidí ir a verla cuando ya estábamos prometidos y la verdad que no fui a mirar más. Hubo feeling con ella y Helena supo plasmar lo que quería del vestido".
Del taller de la gallega, ubicado en el barrio de Salamanca, en Madrid, salieron los trajes que llevaron la madrina de la boda, Laura, amiga de Helena y madre de Pablo, la abuela del novio, así como el de la madre de la novia, María de la Cruz.
Sin una idea muy clara de cómo se imaginaba vestida de novia, María confió a ciegas en Mareque. "Sí que sabía es que quería una cola muy larga y que esa pieza fuera la principal del vestido. Así como que quería que el traje fuese sobrio y elegante con un toque antiguo. Hablando con Helena Mareque nombramos el vestido de Balenciaga para Fabiola de Bélgica, queriendo así que la cola también saliese de los hombros y fuera cuadrada y grande".
Ese vestido icónico, un vestido que ha servido como excusa para exposiciones, y que construyó el maestro Cristóbal Balenciaga, "la confección del vestido fue todo un acontecimiento en la Maison Balenciaga, tanto por la cercanía de la clienta, su bisabuela fue Micaela Elío y Magallón, Marquesa de Casa Torres, como por la expectación que esta boda real generó en su momento", detallan desde el museo Balenciaga, sentó las bases y la primera idea del vestido de novia que María llevó en su boda con Pablo.
"María, de estilo convencional y elegante, confió en mí para darle el toque original a su vestido; lo conseguimos mediante aplicaciones de encaje y bordado que son características de Helena Mareque. El vestido seguía un corte recto que dibujaba la silueta y se abría en un escote en pico en la espalda, desde la que caía una gran capa que le daba el movimiento de su espíritu juvenil", explica la reputada diseñadora nupcial.
Un traje nupcial atemporal y elegante de líneas depuradas que, como soñó María, centró su atención en la cola, una pieza que partía de los hombros y quedaba arrastrando por el suelo, y en los bordados florales que decoraban el bajo de la falda.
Las referencias a las mujeres de la realeza no se quedaron en el vestido de novia. El tocado que la doctora llevó en su boda es el mismo que lució la reina Letizia en la coronación de Carlos III el 6 de mayo de 2023. Un modelo Isabel Barroso, la diseñadora de Balel, que dio la vuelta al mundo y que la artesana volvió a confeccionar para María en una versión nupcial. "Es el mismo modelo, pero en blanco y con tela de la capa", señala Barroso
Tanto para poner el broche al look de la mujer del rey Felipe en la coronación del rey Carlos el pasado mes de mayo de 2023, como para la boda de María, Barroso ideó una estructura al más puro estilo Lady Dior como base del tocado. En el caso de nuestra Reina, se fabricó con un material llamado sinamay en color almendra revestido con un tul vintage de color rosa, el mismo tono que tiñó el dos piezas de Carolina Herrera que lució la madre de Leonor y Sofía. El resultado final es una pieza ligera, que no pesa, fácil de portar en la cabeza y que, en palabras de su creadora, "resulta cómoda".
Un accesorio que, en palabras de Helena Mareque, añadió el elemento sorpresa al look. "El estilismo adquirió una gran teatralidad con el tocado de Balel decorado con las mismas aplicaciones de encaje sobre la que caía un velo de tul con la que hizo la entrada a la Iglesia, logrando sorprender a todos sus asistentes sin perder su estilo".
Unos pendientes largos con lágrima de perla de M de Paulet, unos zapatos de salón acabados en punta, color blanco y tira de perlas en la pala de Jimmy Choo y un ramo con mucho significado, completaron el look nupcial de María. "Fueron 7 calas blancas. Siete porque es mi número de la suerte y calas blancas porque para mí simbolizan pureza y delicadeza. Además, puse dos medallas, una del nacimiento de mi madre y otra que perteneció a mi abuela María Soledad, para que estuviera muy presente desde el cielo con nosotros", explica.
Pablo, por su parte, llevó un look clásico. "Un chaqué con pantalón gris a rayas de Bon Vivant, chaleco gris perlado y zapatos Oxford negros. Además, llevó una corbata azul clara de Hermes que perteneció a su abuelo", comenta la novia.
El día de la boda, María se arregló el Hotel Hospes Palacio de San Esteban, en el centro de Salamanca, acompañada de sus padres y su suegra. "Me maquillo Mónica García Reinoso, le pedí un maquillaje natural que no me viera disfrazada, ya que no suelo maquillarme y no pudo ser mejor". Una vez que estaba lista, su padre y ella pusieron rumbo a la ceremonia religiosa. "Recuerdo con especial cariño el viaje en coche hacia la Iglesia, donde le di un pañuelo bordado a mi padre".
Una vez que padrino y novia entraron en la iglesia La Clerecía, María se queda con la mirada de emoción de Pablo. Llegando a la Iglesia me acuerdo de ver a Pablo emocionado. "Él me ha confesado que vivió ese momento de manera muy especial, como la espera más ilusionante y con más deseo del mundo". La Ceremonia fue oficiada por Don Jose Manuel Sánchez Caro, amigo de la familia de Pablo de toda la vida, "lo que nos hizo sentir muy arropados y acompañados. Además, la música de la ceremonia junto a una soprano nos emocionó mucho a los dos".
Convertidos en marido y mujer y en compañía de todos sus familiares y amigos, los recién casados comenzaron los festejos en la finca Las Ahijaderas de Pedro Llen. Situada en el corazón del campo Charro, esta finca se rodea de un entorno idílico y lleno de encanto con vistas impresionantes. El menú que desgustaron novios e invitados fue de Catering HC.
"Todo sucedió tal y como lo habíamos imaginado Pablo y yo. Coincidíamos en que lo principal era que fuese una boda cercana, y que tuviésemos recuerdos de estar mucho tiempo con nuestra familia y amigos. También disfrutar de momentos juntos, solos para nosotros, mano a mano. Queríamos que fuera una boda divertida y para ello apostamos por música en directo. Se lo propusimos a los primos de Pablo, que tienen un grupo Why Not, y por supuesto que nos dijeron que sí".
"Es verdad que tuvimos mala suerte porque durante el coctel y la comida llovió. La finca tiene un lago muy bonito donde se iba a celebrar el aperitivo, pero al final que no lo pudimos aprovechar y acabamos poniendo dos tipis que, en honor a la verdad, no pudieron quedar mejor".
No faltó la tradicional entrega del ramo de la novia, en vez de uno, cinco. "Entregamos tres ramos a miembros de la familia, dos a nuestras madres a las madre y uno a la abuela de Pablo. Los otros dos fueron para amigas mías que para mi son como mis hermanas y nos han apoyado y ayudado siempre en todo"
Durante la fiesta, se produjo uno de esos instantes para guardar siempre. "Cuando sonó la cancion 'Aldapan Gora' y todos nuestros amigos de la carrera de medicina de Pamplona nos pusimos a bailar juntos a más no poder, recordando momentos alli, ¡hasta nos mantearon! Pero sobretodo me quedo con las caras de toda la gente importante para nosotros, viéndolos disfrutar y acompañarnos en el dia mas importante de nuestra vida".
Para abrir el baile, María se cambió de look y se quitó el tocado para lucir se melena suelta en un semirecogido. Helena Mareque diseñó un segundo atuendo, más informal y moderno, con un tejido de tweed fantasía en blanco, conformado por tres prendas, un top, una falda y un chal con detalles desflechados. "Ya como marido y mujer bailamos 'Can't Help Falling in Love' de Elvis Presley".
Como recomendaciones para futuras novias, esta salamantina les aconseja "que disfruten y vivan con mucha ilusión los preparativos, ya que yo estaba muy nerviosa, y creo que son momentos muy bonitos para disfrutar al maximo. Y que saquen tiempo el día de la boda para estar, tanto con su marido, como con toda la gente cercana, disfrutando de vuestro dia".
Son muchos los vestidos que han marcado un antes y un después en la historia de la moda nupcial. Modelos icónicos que han servido de fuente de inspiración para otras novias alrededor del mundo y que, por más décadas que pasen, son inolvidables. En especial, los vestidos de novia elegidos por las mujeres de la realeza. Desde una princesa Grace Kelly con un diseño de encaje y cuello alto ideado por Helen Rose, hasta el voluminoso y recargado traje nupcial de Diana de Gales, obra de los diseñadores David y Elizabeth Emanuel. El vestido de novia de Fabiola de Mora y Aragón para su boda con el rey Balduino de Bélgica el 15 de diciembre de 1960, también forma parte de ese listado.
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