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La boda de la reina Fabiola con la prohibición de la presencia de su hermano Jaime de Mora
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UN EXCÉNTRICO NOBLE

La boda de la reina Fabiola con la prohibición de la presencia de su hermano Jaime de Mora

El próximo 15 de diciembre se cumplen 61 años de la boda del rey Balduino de Bélgica con Fabiola, una noble española cuyo hermano se convirtió en persona non grata

Foto: Boda de Balduino y Fabiola de Bélgica. (Cordon Press)
Boda de Balduino y Fabiola de Bélgica. (Cordon Press)

El próximo miércoles de hace sesenta y un años, Fabiola de Mora y Aragón, una aristócrata española, hija de los marqueses de Casa Riera, se casaba en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula en Bruselas con el rey de los belgas.

Fue la primera boda de estas características que se retransmitía desde el extranjero y a través de Eurovisión para la única TVE que había en España. También para el resto de Europa. Ese 15 de diciembre de 1960, a Franco y su gobierno le interesaba mostrar ese altavoz público para demostrar el poder de España fuera de las fronteras, que en realidad era nulo.

Foto: La duquesa de Alba y Luis Martínez de Irujo, el día de su boda. (EFE)

A la joven Fabiola se le otorgo ese autobombo cuando en realidad era una total desconocida para el gran público, incluso para el propio mundo nobiliario.

La futura reina era la cuarta de los siete hijos que tuvieron Gonzalo de Mora y Blanca de Aragón, con un perfil que ahora se denominaría como invisible.

placeholder Fabiola de Bélgica en 1967. (Getty)
Fabiola de Bélgica en 1967. (Getty)

A sus treinta y dos años y soltera no estaba en el circuito de las casaderas ni tampoco frecuentaba las fiestas de sociedad. Por eso fue la dama acompañante de la infanta Pilar cuando el conde de Barcelona quiso casar a su hija primogénita con el triste rey belga, un viaje que no tuvo el éxito que esperaba don Juan. A la duquesa de Badajoz no le interesaba Balduino y al rey, quien le atrajo fue la noble española con un currículum amoroso de monja de clausura.

Así lo contaba años después Jaime de Mora, el hermano rebelde de la novia que tuvo totalmente prohibido acudir al enlace en Bruselas. Entre algunas de sus acciones que le hicieron poseedor de una fama que no gustaba a la corte belga y tampoco a su familia, estaba la venta de la invitación de boda de su hermana. La verdad de este acto se acercaba más a la leyenda que a la realidad. Él mismo lo contaba muchos años después a la revista TIEMPO en su retiro de Marbella, donde siempre fue “Jimmy” o “tío Jimmy”, como le llamaba Mila Ximénez, su protegida.

“No lo hice porque no tenía sentido viajar hasta Bruselas y hacerte pasar por mí. Alguien lo dijo y yo no lo desmentí. ¿Para qué?. Todas esas historias sobre mí crearon un personaje que me divertía y me facilitaba la vida”.

placeholder Jaime de Mora y Aragón en un local de Marbella. (Revista Tiempo)
Jaime de Mora y Aragón en un local de Marbella. (Revista Tiempo)

En cambio, sí hubo un intercambio económico con un objeto propiedad de su hermana. En este caso, quien lo confirmó fue Jaime Peñafiel, que recuerda aquella historia que hoy sería considerada un delito. “Fabiola era una desconocida hasta que se hizo público el compromiso. Yo conocía a Jaime y a cambio de un dinerito nos abrió las puertas de la casa familiar a Hermida y a mí. Nos dio tiempo para registrar su cuarto y en su mesilla de noche nos encontramos un librito que ponía: “Mi diario”. Nos lo llevamos”.

Esto fue la gota que colmó la paciencia de la familia belga, que desde ese día le marcó con la letra escarlata. En aquel momento no era persona grata debido a lo que consideraba la familia excentricidades. Visto con los ojos actuales y con los escándalos y asuntos poco legales que se han vivido en las cortes europeas, las actuaciones del tercer hijo de los marqueses de Casa Riera se podrían catalogar de blancas.

En aquellos años resultaba terrible para el mundo nobiliario que uno de sus miembros apareciera anunciando detergente en TVE o tocando el piano en un garito de Torremolinos por donde circulaban personajes tan curiosos como él o gente poco recomendable.

Sus cumpleaños eran toda una puesta en escena que previamente ofrecía al mejor postor. Buscaba lo que ahora se denominaría sponsor y que en realidad eran nuevos ricos que pagaban sus fiestas, que siempre le salían “gratis total”.

Más de una vez, a estos pagadores les enseñaba una carta en la que su hermana, la reina Fabiola, le enviaba sus felicitaciones y se comprometía a estar presente en la siguiente celebración. Ni la misiva era real, ni tampoco el sello de lacre que acompañaba la escritura. Eran pequeños engaños que no eran comprendidos en la rancia corte de su hermana Fabiola. Con el tiempo, la relación con ella mejoró pero nunca recibió una invitación que le permitiera instalarse en el palacio real. Tampoco en la casa de verano de Motril (Granada) en la que Balduino y Fabiola veraneaban y donde sí recibían al resto de los hermanos, sobrino y amigos.

placeholder Margit Ohlson y Jaime de Mora. (Getty)
Margit Ohlson y Jaime de Mora. (Getty)

Jaime de Mora y Aragón era un espectáculo viviente que a pesar del poco afecto público de la consorte regia, tenía en su casa fotos de esa boda a la que no le dejaron ir dedicadas por los protagonistas. Lo llamativo era que no figuraba su nombre. La explicación que daba el dandy era que su hermana no podía firmar por cuestiones de seguridad. Una aclaración que tampoco era cierta. Esas imágenes eran fotocopias de fotos que se habían publicado en prensa. Cuando algún periodista se lo hacía notar, se lo tomaba a risa: “¡Anda, pues no me había dado cuenta!. Habrá sido Margit (su mujer), que no querría que se estropearan los originales”.

Se cumplen sesenta y un años de aquella fastuosa boda donde hubo españoles que viajaron para aclamar en las frías y heladas calles de Bruselas a la noble Fabiola de Mora y Aragón. A su hermano Jaime, buena persona, excéntrico y chanchullero se le sigue recordando en Marbella como un personaje único.

El próximo miércoles de hace sesenta y un años, Fabiola de Mora y Aragón, una aristócrata española, hija de los marqueses de Casa Riera, se casaba en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula en Bruselas con el rey de los belgas.

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