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El álbum de boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo: "Nos casamos el 31 de diciembre envueltos por la magia de la Navidad"
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El álbum de boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo: "Nos casamos el 31 de diciembre envueltos por la magia de la Navidad"

Perfumado con el aroma de acebo y bayas rojas, con altas dosis de emoción, arropados por multitud de amigos y amenizado por coros. Como un cuento de Navidad, así fue la festiva boda de José Manuel y Pilar

Foto: El álbum de boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo. (Cortesía)
El álbum de boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo. (Cortesía)

El cantante José Manuel Soto, uno de los artistas sevillanos más populares en los años ochenta, y la diseñadora Pilar Parejo, que en el momento de casarse cursaba quinto curso de Derecho, se conocieron cuando ambos estudiaban COU en el mismo instituto de Sevilla. "Yo, al principio, no le hice mucho caso, la verdad, pero, según me dijo mi marido después, él se fijó en mí desde el primer momento. De modo que, por su parte, sí hubo flechazo inmediato. Yo era feliz con mi vida independiente y despreocupada, pero él insistía e insistía para que saliéramos juntos, me componía canciones, se hizo amigo de mis hermanos... Hasta que al final 'entregué la cuchara' como digo yo", recuerda Pilar.

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Pilar Parejo el día de su boda. (Cortesía)

Tras un año de noviazgo, eligieron un día de lo más emblemático para celebrar su boda: el 31 de diciembre de 1988. "Elegimos esa fecha porque mi marido quería hacer algo especial y casarnos ese día significaba organizar una gran fiesta (que así fue-), estar con todos nuestros amigos y empezar juntos un nuevo año, una nueva vida. Además, José Manuel comenzaba poco después una gira por América y nos apetecía irnos juntos, ya casados". Los dos tenían 27 años.

Una boda de invierno en el sur

Puede que Sevilla no sea precisamente el enclave más frío para celebrar una boda navideña memorable, pero lo cierto es que nuestros protagonistas se animaron a escoger diciembre para pasar por el altar en su ciudad natal y acertaron de pleno. "Nos casamos en la Finca Cortijo Juan Gómez, perteneciente entonces a la familia Urquijo, situada en la localidad de Los Palacios, a veinte kilómetros de Sevilla y, aunque era pleno invierno, amaneció un día maravilloso de sol", apunta Pilar.

Eran las dos de la tarde cuando la novia, puntual y acompañada por su padre, José Manuel, cruzaba el pasillo de la capilla ubicada en la propia finca, donde se celebraría la ceremonia religiosa. "Recuerdo que estaba muy nerviosa y el recorrido desde que salí de mi casa, se me hizo larguísimo, pero cuando me vi frente al altar conseguí tranquilizarme y vivir cada momento muy convencida, muy feliz". El novio, vestido con el clásico chaqué, llegó poco antes acompañado de su madre y madrina, Carmen, "iba guapísima", recuerda Pilar. Al ser la capilla tan pequeña, la mayoría de los invitados tuvieron que seguir la liturgia a través de varios altavoces desde un patio contiguo, típicamente andaluz.

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El álbum de boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo con Lourdes Montes y Marta Parias de niñas. (Cortesía)

Como buenos sevillanos, los novios eligieron una misa rociera creada por el propio José Manuel Soto y oficiada por el jesuita Juan Alarcón, tío del novio. "Fue preciosa y si tengo que elegir un momento especialmente emotivo, me quedo con el de mis hermanas, acompañadas de todos los amigos, cantándome una de las plegarias. En aquella época nosotros cantábamos en el coro de Triana y verles a todos allí fue muy emocionante. La nuestra fue, además, una de las primeras bodas que recuerdo en las que se escuchó música que no era estrictamente religiosa. Así, en varios momentos de la celebración, quisimos que sonara la banda sonora de la película 'La Misión', que nos encanta a los dos". Dos niñas llevaron las arras: una sobrina del novio, Marta Parias, y otra de la novia, Lourdes Montes, esposa del torero Francisco Rivera.

Tras la ceremonia, y como hacía un sol espléndido, los novios se reunieron con sus 350 invitados en un cóctel que se celebró en los jardines de la finca, al aire libre. Envueltos por la magia de la Navidad, y al igual que en la capilla, la floristería La Galería se encargó de decorar el espacio con flores de Pascua, romero, lentisco, acebo, bayas rojas, mucho verde y flores campestres, lo que le dio a la boda un aire invernal y muy romántico. "Es cierto que éramos muchos, pero aunque la prensa estuvo presente, no fue una boda mediática, sino muy cercana, sencilla, muy de verdad. Lo que más nos importaba era compartir ese día con nuestras familias y amigos, sentirlos cerca y convertirlo en una fiesta para recordar", explica Pilar.

placeholder La boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo. (Cortesía)
La boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo. (Cortesía)

El almuerzo se celebró en los salones interiores. "Si elegimos esta finca, que era como una especie de museo taurino muy bonito, con graneros, gañanías exteriores y herrería, fue por su calidez, la acogedora sensación de las chimeneas, los cuadros antiguos, sus muebles con historia... Las mesas, vestidas con manteles de hilo, se decoraron con vajillas andaluzas, flores típicamente navideñas y muchas velas encendidas. Todas eran redondas, excepto la nuestra, que quise que fuera rectangular y muy larga, tipo 'gran comida italiana', para compartirla con nuestros amigos más cercanos. Nuestros padres se sentaron juntos, en otra mesa más pequeña, pegada a la nuestra", dice la novia.

placeholder José Manuel Soto y Pilar Parejo con algunos de los invitados a su boda. (Cortesía)
José Manuel Soto y Pilar Parejo con algunos de los invitados a su boda. (Cortesía)

El banquete, servido por el catering Jamaica, incluía bisqué de langostinos, solomillo al roquefort y varias tartas nupciales de diferentes sabores. "Si te digo la verdad, tampoco comí mucho ese día y apenas me acuerdo del menú. Como digo siempre, es mucho mejor divertirse que comer". De hecho, entre plato y plato, los novios, animados por sus invitados, se arrancaron por sevillanas.

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El álbum de boda de José Manuel Soto y Pilar Parejo. (Cortesía)

Los novios abrieron el baile con la canción 'Por ella', compuesta por José Manuel Soto para su mujer y uno de los grandes éxitos de su carrera profesional. En la fiesta, y en lugar del recurrente DJ, todos los amigos de los novios, muchos de ellos cantantes de Triana, cogieron sus guitarras, hicieron un corro grandísimo y amenizaron la fiesta sin descanso. "De hecho, no hubo tiempo para que cantaran todos y por supuesto, Soto también cantó. Cuando llegaron las doce de la noche, nos subimos encima de las mesas y con unos cencerros dimos las doce campanadas. Sacamos cajas llenas de matasuegras, sombreros, confeti... Brindamos con champán y nos tomamos las doce uvas con todo el mundo. Fue uno de los momentos más divertidos y también más emocionantes de la boda", recuerda.

"A las cinco de la mañana ya estaba reventada y nos fuimos al hotel de Sevilla, yo conduciendo, vestida de novia con el gorrito y el matasuegras, y Soto de copiloto, donde teníamos la reserva, y no nos dejaron entrar porque creían que veníamos de una fiesta de disfraces. Por suerte, todo se aclaró en dos minutos", apunta divertida Pilar. Pocos días después iniciaron su viaje de novios. ¿El destino? Santo Domingo y las Islas Vírgenes. "Fue fantástico".

Un vestido de princesa

Pilar siempre supo que sería ella misma quien diseñara su traje de novia. "Me encanta la moda, he sido diseñadora de trajes de flamenca y me hacía toda la ilusión del mundo crear ese vestido tan especial para mí. Lo disfruté muchísimo". Inspirado en parte en el vestido nupcial de Grace Kelly, el resultado fue un diseño realizado en seda natural color hueso con escote a la caja y manga larga. El cuerpo, los puños y la cintura iban bordados por María Ángeles Espinar, autora de maravillosos mantones de Manila y los mejores bordados de seda natural. La falda de gran volumen llevaba dos capas, una de tul con volantes y otra de encaje, se remataba con una gran cola desmontable. "El traje lo diseñé yo y lo hicimos en un taller sevillano de trajes de flamenca, con costureras amigas de mi madre, y nos divertimos muchísimo", apunta la novia.

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Pilar Parejo el día de su boda. (Cortesía)
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El ramo de novia de Pilar Parejo. (Cortesía)

Pilar cerró su outfit con unos zapatos de salón forrados con la misma seda natural que el vestido, un velo de tul y un bouquet de rosas blancas. Como joyas, llevó una gargantilla, regalo de su suegra, con cuatro vueltas de perlas y un broche de brillantes y topacios, y unos pendientes diminutos con una perla y un brillante. El peinado, un recogido bajo.

Treinta y seis años después y con tres hijos en común, Marcos, Rocío y Jaime, que, por cierto, han heredado el talento musical de su progenitor, Pilar y José Manuel siguen tan unidos como aquel día de invierno. Hace un tiempo, en sus redes sociales, él recordaba aquel día de Nochevieja con unas palabras que quiso compartir con sus seguidores: "Hoy es mi aniversario de boda, 26 añitos de nada. He tenido la gran suerte de compartirlos junto a una maravillosa mujer que me ha soportado, me ha hecho feliz y me ha dado tres hijos estupendos. Dios la bendiga".

El cantante José Manuel Soto, uno de los artistas sevillanos más populares en los años ochenta, y la diseñadora Pilar Parejo, que en el momento de casarse cursaba quinto curso de Derecho, se conocieron cuando ambos estudiaban COU en el mismo instituto de Sevilla. "Yo, al principio, no le hice mucho caso, la verdad, pero, según me dijo mi marido después, él se fijó en mí desde el primer momento. De modo que, por su parte, sí hubo flechazo inmediato. Yo era feliz con mi vida independiente y despreocupada, pero él insistía e insistía para que saliéramos juntos, me componía canciones, se hizo amigo de mis hermanos... Hasta que al final 'entregué la cuchara' como digo yo", recuerda Pilar.

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