El álbum de boda de Ichi Aragón, hija de Emilio Aragón: "Me casé en Asturias, donde atesoro recuerdos maravillosos de mi vida"
La de Ichi Aragón fue una boda veraniega, campestre y muy de verdad. ¿El escenario? La misma finca asturiana, propiedad de su familia materna, en la que 29 años antes se dieron el 'sí, quiero' sus padres, Emilio Aragón y Aruca Fernández-Vega
Icíar Aragón Fernández-Vega, emprendedora, socia del obrador Madreamiga, destacada influencer e hija mayor del polifacético artista Emilio Aragón, y el empresario Hugo Rodríguez Prada se conocieron en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, cuando ambos cursaban Publicidad y Relaciones Públicas.
"Lo nuestro no fue un flechazo inmediato. Por una serie de carambolas, ambos coincidimos en la misma clase, pero, al principio, yo estaba a mi bola y no fue hasta pasado el verano cuando comenzó todo. Una tarde, estando con un grupo de amigos, Hugo soltó que había roto con su novia y que acababa de comprarse una bici: "Así que si alguno quiere venir algún día a montar en bici, que me llame" -dijo. Y yo, sin pensarlo mucho, contesté: "Ah, pues cuando quieras, llámame y me voy contigo". Ese mismo viernes vino a buscarme a casa, pillé una bicicleta y salimos juntos. A partir de ahí, los paseos en bici fueron cada vez más frecuentes, íbamos juntos a la facultad... y surgió el amor. Nos llamaban 'Los amantes de la bici'. Tras cuatro años de noviazgo, fijamos la fecha de su boda: 21 de julio de 2012". Ella tenía 26 años y él, 27.
Si algo tenían claro los novios es que la boda se celebraría en la finca familiar de Campuloto, en la localidad naveta de Ceceda, en Asturias, un enclave propiedad del abuelo de la novia, concretamente de los prestigiosos oftalmólogos ovetenses Fernández-Vega, situada entre montes y manzanos, donde Ichi -como llaman familiarmente a nuestra protagonista- tiene maravillosos recuerdos de infancia.
La ceremonia se celebró en la propia capilla de la finca. "Crucé el camino al altar del brazo de mi padre supernerviosa, pero también muy contenta; de pronto, vi a todos nuestros invitados frente a mí y se agolparon un montón de emociones en mi cabeza, pero miré a mi padre y dije: 'Allá vamos'. Además, recuerdo que, como iba velada, cuando llegué a la iglesia quise retirarme el velo de la cara mientras mis tías, horrorizadas, me decían: 'Nooooo, no te quites el velo todavía'. Está claro que esa parte del protocolo se me olvido" -apunta la novia. La ceremonia contó con la música del grupo asturiano Tejedor que, finalizada la liturgia, tocó el himno de Asturias -'aquel sonido de las gaitas nos emocionó mucho a todos'- y otras piezas como regalo para los novios. Los padrinos fueron el padre de la novia, Emilio, que vistió chaqué igual que el novio, y la madre del novio, Cristina.
Al enlace asistieron unos 300 invitados, con apenas rostros famosos, entre los que se encontraban por supuesto los hermanos de la novia -Macarena y Nacho-, el queridísimo Emilio Aragón Bermúdez 'Miliki', abuelo de la novia, acompañado por su esposa Rita, y la actriz Irene Escolar, gran amiga de los novios. "La nuestra no fue una boda mediática ni multitudinaria. Lo que de verdad queríamos era vivir aquel día con nuestras familias y amigos, sentirlos cerca y compartir con ellos aquel día tan especial".
A pesar de todo, los vecinos de la localidad no quisieron perderse el desfile de la comitiva de invitados dejándose ver en las inmediaciones de la finca, mostrando su cariño a los novios y convirtiendo aquella tarde de verano en una auténtica fiesta, tal como hicieron 29 años atrás, con motivo de la boda de los padres de la novia, Emilio Aragón y Aruca, el 19 de agosto de 1983, en el mismo espacio.
"Al ser una boda de tarde y celebrar la cena en una antigua vaquería asturiana reconvertida en una espaciosa nave, se nos ocurrió hacer algo rollo 'Big Fish'. Los auténticos directores de orquesta fueron mi madre, que vivió mi boda muy emocionada y estuvo pendiente de cada detalle, y el equipo del genial Ramiro Jofre, que consiguieron crear un ambiente ensoñador y lleno de magia" -dice Ichi.
Se llevaron la fiesta a la Nave de Manzanas, en lo alto de la colina, donde hasta ese momento solo había tractores, remolques y el establo del ganado y, para completar la recreación del espacio, abrieron los trasteros de la casa donde encontraron auténticos tesoros: muebles antiguos de los años 50 y 60 que la familia Fernandez-Vega había guardado durante décadas mezclados con otras mesas, sillones y sofás alquilados. "Ahora es muy habitual, pero en ese momento lo vintage no estaba de moda" apunta Ichi.
Para no echar de menos el 'prao' norteño y el jardín, alfombraron con césped natural toda la nave donde se celebró el banquete y colocaron árboles enormes y cestos de manzanas por todas partes. Una auténtica verbena recreada al más puro estilo asturiano con la tradicional espicha de sidra y en la que, concluida la cena, no faltó la actuación de una banda formada por los primos de la novia y el padre de la novia, Emilio. "Estuvieron toda una hora tocando temazos de Coldplay, Outkast... y un montón de canciones míticas de los 2000. ¡Los invitados no querían que se fueran!" -recuerda Ichi.
Las mesas, de aire campestre y vestidas con manteles de hilo en tonos claros, se adornaron con preciosas vajillas, centros de manzanas y flores silvestres multicolores. En el cóctel, muy amplio, no faltaron platos típicos asturianos: bollos preñaos, cazuelitas de fabes, deliciosas tapas de chorizos a la sidra... El menú de la cena, más ligero, incluía crema de tomate y roast beef.
"En mitad de la cena llegó otro momento inolvidable, cuando salí a bailar con mi abuela Rita, maravillosa, que estaba a mi lado" -advierte Ichi. Si hablamos de regalos, la novia recuerda uno que le hizo especial ilusión. "En México es tradición que, en el momento de las copas, estas se sustituyan por botellitas. Por eso y como regalo de boda, una amiga mía mexicana me sorprendió trayendo 300 botellines decorados con unas pegatinas del 'logo' de mi boda que hizo una amiga mía. Los invitados estaban encantados porque saltaban, bailaban y nadie tiraba el vaso encima de nadie. Perfectos para moverse con despreocupación total".
Para abrir el baile, los novios eligieron una exitosa banda sonora de cine. "Como Hugo no quería bailar el tradicional vals porque le daba muchísima vergüenza, elegimos el tema central de la película 'Pulp Fiction'. Hicimos una sencilla coreografía, la bailamos acompañados de mi padre y la madre de Hugo y resultó genial". Un DJ amenizó después la fiesta, que se celebró al aire libre, hasta altas horas de la madrugada. Pocos días después, la pareja partió hacia el destino elegido como viaje de novios: Perú. "Nos lo pasamos increíble".
Un vestido con detalles british
Cuando Ichi acudió al taller de Casilda Cavero de AtelierCas, la diseñadora a quien le encargó su traje de novia, no tenía ninguna idea previa. "Barajamos un montón de posibilidades, probamos distintos tejidos, fuimos a un montón de tiendas para comparar unos cortes y otros... Casilda me presentó después varios bocetos, elegimos el que más me gustó y el resultado final no pudo ser mejor".
Un vestido realizado en organza de seda color blanco roto con escote barco, mangas de media luna de encaje antiguo y ajustado a la cintura con una cinta de lentejuelas metálicas rectangulares color plata, una pieza antigua rescatada de baúles olvidados. La falda, de gran volumen en la parte inferior, constaba de tres capas de organza de seda, aunque fue la superior, rematada por dos grandes jaretas de las que surgía un encaje antiguo adquirido en la famosa feria vintage 'Frock Me' de King's Road de Londres, la que acaparó todo el protagonismo. De las tres cosas que siguiendo la tradición deben lucir las novias, Ichi eligió una liga de su madre con un lacito azul. Los zapatos tipo salón color rosa nude de Franjul y un delicado velo de tul completaron el look.
"Como únicas joyas llevé unos pendientes de brillantes, muy sencillos, que me regalaron mis padres cuando acabé la carrera y la pulsera de pedida, también de brillantes, de mi abuela Ara. Lo terrible es que, en un momento de la cena, pensé que la había perdido y lo pasé fatal. Cuando finalmente la encontramos se la di a mi tía y no volví a ponérmela en toda la noche por miedo a llevarme otro susto. Para el ramo elegí unas magnolias recién cogidas del jardín. Después, en la fiesta, se lo di a mi madre, mi hermana y mi cuñada".
El maquillaje, en tonos terracota muy suaves, y el peinado, un desenfadado recogido bajo formado por dos trenzas, de raíz, fueron obra del estilista Álvaro Talayero.
Doce años después, y con cuatro hijos en común, Martín, Aruca, Teo y Cuba, y varios (y exitosos) proyectos empresariales en común, Ichi y Hugo siguen tan enamorados e ilusionados como aquel día de verano.
Icíar Aragón Fernández-Vega, emprendedora, socia del obrador Madreamiga, destacada influencer e hija mayor del polifacético artista Emilio Aragón, y el empresario Hugo Rodríguez Prada se conocieron en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, cuando ambos cursaban Publicidad y Relaciones Públicas.
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