La novia gallega que se casó con un dos piezas inspirado en el inolvidable vestido azul de Grace Kelly
Alicia y Carlos se casaron a finales del mes de agosto en la Ribeira Sacra en una preciosa boda de estética rústica y con un diseño de Claudia Llagostera como look nupcial
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Alicia y Carlos se conocieron estudiando en Ginebra, pero no fue hasta pasados varios años después cuando comenzaron su relación sentimental. "En Ginebra simplemente surgió una gran amistad, desde el principio había mucha complicidad y parecía que nos conocíamos de toda la vida. Tiempo después, empezamos a salir y, sin duda, ese fue uno de los mejores giros de mi vida".
Un noviazgo que, según lo esperado, acabó en petición de mano. "Carlos y yo cumplimos años el mismo día. Cada septiembre hacemos un viaje para celebrar nuestros cumpleaños. En 2023, fue Sicilia, un lugar superespecial y que nos apetecía mucho visitar a ambos. Tras varios días, Carlos me lo pidió. Fue un momento superemotivo", recuerda Alicia, parte del equipo de alta joyería de la firma Cartier.
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Resulta que la hermana mayor de la novia se había prometido el día anterior, así que Alicia y Carlos decidieron pausar su anuncio para no robarle protagonismo. "Cuando lo hicimos, nadie de mi familia nos creía, pensaban que era una broma", cuenta. Una vez que sus familias conocieron la feliz noticia, fijaron la fecha de boda: 31 de agosto.
De pronto, la novia, natural de Vigo, pensó que Galicia sería el lugar perfecto. "Veraneo allí desde siempre, ya que mi madre nació allí y es de mis lugares favoritos. Nunca me había planteado casarme allí, simplemente surgió, encajaron todas las piezas y no puedo estar más agradecida de ello". Ceremonia religiosa en el Monasterio de San Vicente del Pino, en Monforte de Lemos, y celebración en la finca Aurea Palacio de Sober, en Sober, todo en la Ribeira Sacra.
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"Nos habíamos intentado imaginar la boda varias veces durante la organización, pero sin duda supero toda expectativa. Al final la boda la hace la gente y sobre todos los novios, nosotros intentamos volcarnos y cuidar todos los detalles para que cada invitado se sintiese parte de la boda y entendiese lo importante que era para nosotros que estuviesen allí y nos acompañasen. Tenemos mucha suerte con la familia y amigos que tenemos y fueron ellos los que hicieron la boda tan emocionante, tan divertida y tan bonita", detalla Alicia.
Así fue. En la organización y planificación, la pareja estuvo sola, sin ayuda de ningún wedding planner. "Es cierto que tengo amigas que se dedican al mundo de los eventos y nos sirvieron de guía para lograr una mejor organización".
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Cuando el enlace estaba en marcha, Alicia llamó a las puertas de su diseñadora soñada, de Claudia Llagostera. "Algo que tuve muy claro era que Claudia Llagostera sería la diseñadora. Me encantan sus tejidos, el aura que proyecta y cada uno de sus vestidos. Los detalles, la inspiración en vestidos antiguos y sobre todo la fluidez y ligereza que tiene cada una de sus creaciones", señala.
Ubicado en la calle Caracas, 7, en pleno barrio de Chamberí en Madrid, hasta ese taller se acercan cada temporada las novias que buscan un traje bohemio para su boda, como lo fue el pasado año la creadora de contenido Bea Gimeno.
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"Siempre me ha gustado mucho el diseño de moda, desde pequeña dibujaba constantemente e intentaba crear mis propias colecciones. Tenía muchas ideas y me costaba definirme por una. Por lo que condense en tres bocetos todo lo que me rondaban por la cabeza y construí un 'moodboard' de 5 páginas con todas las inspiraciones que tenía, así sería más fácil visualmente que Claudia pusiera orden", explica la novia. Un 'moodboard' que contenía "imágenes de Grace Kelly y su vestido azul en 'La ventana indiscreta', creaciones drapeadas de Dior de la década de los 50, vestidos de la época art déco con caída, mucho movimiento y miles de novias".
Ahí está la clave de su look. Con Grace Kelly como referente y ayudada por Llagostera, Alicia se enfundó en un vestido de novia con blusa desmontable. El traje que se escondía debajo de la camisa recordaba a aquel diseño azul inolvidable en la carrera cinematográfica de la madre de Carolina de Mónaco y en la historia del cine.
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"Cuando llegué con todas mis fotos y bocetos, la pobre Claudia debía de alucinar. Pero ella fue clave para poner en orden las ideas, conseguir pulir los detalles y dar forma al vestido. Tenía claro que quería mucho movimiento, superposición de telas y estaba enamorada de los drapeados. Quería ser yo, creo que ese es el mayor cumplido que se puede hacer a una novia “eres tú”, y que el vestido fuese parte de mí", dice Alicia.
El proceso de creación fue poco a poco. "Cada prueba íbamos matizando, recuerdo la prueba de la toile, me costaba mucho ver el vestido, pero Claudia lo vio desde el minuto uno, y sin ella no habría sido posible, solo tengo palabras de agradecimiento para ella".
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Conformado por dos prendas, un vestido de novia con el cuerpo drapeado, tirantes, escote pronunciado en la espalda y falda vaporosa, y una blusa con las mangas abullonadas decoradas con puños bordados y un falso fajín en la cintura, Alicia llevó un look nupcial desmontable.
En palabras de Claudia Llagostera, la diseñadora, "era un vestido confeccionado en gasa georgette de seda con el cuerpo drapeado y una blusa de la misma gasa con los puños de un encaje antiguo hecho a mano". Dos piezas coronadas por un velo.
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En su outfit de novia, Alicia le dio peso a las joyas como accesorios cruciales. "Adoro la joyería y es algo que tengo muy integrado en mi persona. Por eso había un anillo que tenía claro que quería llevar, era mi 'algo prestado'. Un anillo de tres perlas de Tahití que diseñó y perteneció a mi abuela. Mi madre siempre se lo pone en ocasiones especiales, pero esta vez quería llevarlo yo y llevarla a ella conmigo. No podía faltar mi anillo de compromiso, el cual Carlos diseñó desde cero hasta dar con la esmeralda perfecta".
Para la fiesta, la novia guardaría algunas de esas piezas para lucir unos pendientes y un choker de M de Paulet. "Fueron un flechazo. Claudia y yo estuvimos explorando varias opciones, siempre con un hilo art deco, pero en cuanto probamos el choker de la marca, sentí que era la joya que completaba a la perfección el vestido".
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A pesar de que Alicia confiesa que la elección de los zapatos fue espontánea, acertó al apostar por la firma española más deseada por novias e invitadas, hablamos de Flordeasoka. "Tenía en el radar la marca por bodas de otras amigas, pero aún quedaban varios meses para la boda, por lo que los zapatos aún no eran una prioridad. Un día paseando con mi hermana pequeña entramos y al probármelos supimos que eran esos, además adoro tanto el tono entre dorado y verde oliva como el estilo sandalia de salón".
El ramo que llevó es el último aderezo. "Me encantan las flores, y eso es algo que me ha inculcado mi madre. Tenía claro que quería lysiantus y ranúnculos, dos de mis flores preferidas, y sobre todo un ramo no muy pensado, en tonos blancos y verdes. Di bastante libertad a Cate Floristerías y me sorprendieron con un ramo superespecial. Además, le añadí una cinta de la virgen de Zaragoza en honor a la familia de Carlos (también era mi algo azul) y dos medallas, una de ellas me la regalaron mis amigas, podríamos decir que llevaba a todos conmigo".
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El día de la boda, la novia confió el maquillaje y la peluquería a Lito Seoane de Ourense, "un equipo increíble y muy cercano que cuidaron cada detalle", señala. "Quería llevar un moño a media altura y por ende, el cabello recogido, es algo que me identifica bastante".
En casa y acompañada de su familia, así vivió Alicia esos momentos previos. "Me encantó poder comentar y ver como todo iba tomando forma acompañada de mis padres y hermanos, además de mis perros. Mi padre me acompaño a la iglesia y mi tía conducía el coche. Fue un momento muy divertido y que recuerdo con mucho cariño. Era la segunda vez que mi padre llevaba a una de sus hijas al altar en ese verano y creo que estaba tan nervioso como la primera".
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"Recuerdo lo calmada que estaba y lo emocionante que fue el momento en el que llegas a la iglesia, y le ves, y ahí es cuando te das cuenta de que está sucediendo y es él para toda la vida, y además todo el mundo al que quieres está allí contigo, acompañándote y celebrando a los dos, fue algo bastante emocionante", rememora.
Carlos, que esperaba a su prometida en el altar, lo hacía enfundado en un chaqué y camisa de Sir Pool con zapatos de Crownhill Shoes, gemelos de Cartier, corbata de Lester y reloj de IWC Portofino Chronograph. "Fue muy fiel a su estilo y muy elegante, siempre cuida cada detalle para ir impecable. No podía estar más guapo y más favorecido aquel día".
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Ante los ojos de Dios y los de sus 185 invitados, Carlos y Alicia se convirtieron en marido y mujer. Después, todos pusieron rumbo a la finca. "Fue muy divertido porque el Palacio de Sober, donde realizamos el convite, es un hotel. Por lo que conseguimos que parte de nuestros invitados reservasen una de sus 42 habitaciones el fin de semana. Como decían algunas amigas, fue como un campamento, allí estuvimos todo el fin de semana celebrando todos juntos".
La experta en joyas destaca el papel de los fotógrafos. "Se podría decir que la primera decisión que tomamos después de casarnos es que EREAGA serían quienes retratarían la boda. Carina es amiga desde hace varios años y yo estaba enamorada del trabajo que hace con Arancha. Ha sido una de las mejores decisiones, no solo por lo increíblemente buenas profesionales y personas que son, sino porque se meten en la cabeza de los novios y plasman perfectamente la esencia de los mismos".
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En cuanto a la decoración, Alicia reconoce que "no había ninguna temática concreta, queríamos que todo respirase un ambiente relajado, rústico y elegante. El Palacio de Sober es un lugar increíble y maravilloso, por lo que en sí ya teníamos una base inmejorable. Es un lugar mágico".
De la celebración se queda con la actuación de Jotapols, el grupo del hermano pequeño del novio. "Fue uno de los momentos mas divertidos. Animaron en seguida a todo el mundo y incluso a algunos amigos subieron a cantar con ellos. ¡Llevaron genial el ritmo de la fiesta y supieron leer lo que el público les pedía, son unos artistas!".
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"El baile lo abrí con mi padre, fue superemotivo y divertido, con la canción 'You will be in my heart', de Phil Collins. Nunca lo había imaginado, pero cuando estuvimos ensayando la pusimos y cada vez que sonaba nos emocionábamos, la letra es muy cierta. Después carlos y yo bailamos 'My everything' de Michael Bubble, de nuevo algo inesperado y que surgió por los ensayos, pero la hicimos muy nuestra. El baile fue obra de Sergio Viseras, el hermano de Carlos, es un gran bailarín y coreógrafo, tuvo muchísima paciencia con nosotros y consiguió que al menos no fuese un caos", detalla.
Cerramos el álbum de boda de esta novia gallega con sus recomendaciones para futuras novias. "Quizás es un consejo muy repetido, pero disfruta, ese día no hay nada que puedas cambiar, así que solo disfrútalo con toda la gente a la que quieres. Y, sobre todo, disfrútalo con el que será ya en ese momento tu marido. Algo que también me atrevería a decirte, haz preboda o post boda, nada complicado si no quieres, pero es super divertido y reconfortarte estar con tus amigos y familia el día anterior, y comentar todo el día posterior".
Alicia y Carlos se conocieron estudiando en Ginebra, pero no fue hasta pasados varios años después cuando comenzaron su relación sentimental. "En Ginebra simplemente surgió una gran amistad, desde el principio había mucha complicidad y parecía que nos conocíamos de toda la vida. Tiempo después, empezamos a salir y, sin duda, ese fue uno de los mejores giros de mi vida".