¿Cómo hablar de temas importantes con tus hijos adolescentes sin que se cierren en banda?
Entender la mente de los adolescentes no es una tarea complicada, sobre todo a la hora de hablar de ciertos temas. Aquí encontrarás algunas pautas recomendadas para dar el paso
La mente de los adolescentes es un mundo. A esa edad, las hormonas están revolucionadas, se dan cada vez más cuenta de aspectos básicos de la vida, pasan por ciertos cambios tanto físicos como psicológicos y desean con mucha fuerza llegar a la edad adulta, en ocasiones, pensando que ya lo son. La labor que tienen los padres es la de guiarlos y acompañarlos en todo lo que hagan y aconsejarles en lo posible y lo imposible.
Sin embargo, esta tarea puede llegar a ser complicada si no se encuentra una mediación entre el adulto y el adolescente. Cuando ocurre eso, el entendimiento no es posible y, en vez de acercarnos, nos alejamos. En un mundo donde las redes sociales están a la orden del día, los hijos consumen mucho contenido a través del móvil o los ordenadores, y cualquier consejo que quieren buscar, lo hacen desde allí, sin antes pasar por la de los padres. Su labor principal en estos casos es saber qué piensan y cómo pueden hacer para tratar ciertos temas con ellos. Si hacen eso, el acercamiento será real.
Son muchas las preguntas que les surgen a los adolescentes a su edad, y los padres seguramente tienen las respuestas. Para que haya esa conversación, el padre debe buscar las maneras para que no caiga en el distanciamiento. La primera de todas es escoger el espacio y el momento adecuado. Elegir dónde y cuándo hablar con tu hijo facilitará la comunicación y todo fluirá. Él o ella no debe sentirse acorralado ni inseguro, y es por ello que el lugar es importante.
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Lo que puedes hacer es acercarte a él y proponerle algún plan que le guste. Si le gusta salir a andar, dile de hacer una excursión a la montaña, a la playa o por la ciudad. Necesitáis un momento de intimidad, y cambiar de aires y el sitio, que no sea vuestra casa, puede ser un buen paso. Una vez que hayas escogido esto, pasamos a la siguiente táctica.
Controlar el tono y preparar todo lo que quieres hablar con él es importante. De primeras, no podemos llegar hacia nuestro hijo con una actitud de superioridad ni de poder, ya que el adolescente se sentirá atacado y podría actuar a la defensiva. Hay que estar preparado para las respuestas que puede dar y controlar nuestras emociones. Recuerda que el objetivo principal es acercarte a él o a ella, no alejarte.
El siguiente método es, una vez que tengas claro los temas que quieras hablar, hacerte un listado de los consejos que vayas a darle. Puedes hacer uso de alguna experiencia que hayas tenido para qué se sienta identificado y vea en ti una persona a la que asistir en un futuro si le pasa una situación parecida a la que tuviste. Ten en cuenta que quizás tu primogénito no quiera contarte las cosas por cómo reaccionarás, y si es a mal, no logrará nunca abrirse a ti. Es por ello que, si hay algo que no te haya gustado que te haya contado, tomar aire, respirar y dejar a un lado el cabreo. Debes sentarte intentar comprenderle todo lo posible.
Por último, la comunicación no verbal es importante. A la hora de hablar con él, debe sentir que le escuchas, que le importas, que no está dando la sensación de que estás a otro tema y que lo que realmente te preocupa es lo que piense. Para ello, debes mirarle siempre a los ojos, intentar no mover mucho el cuerpo para que no note nerviosismo por tu parte y, si hace falta, tocar alguna zona de su cuerpo como cogerle de las manos, el hombro y, si es necesario, abrazarle una vez hayáis acabado la conversación. El contacto humano estrecha muchos vínculos y a veces es mejor un abrazo para que sienta tu cariño y devoción hacia él.
Con estos consejos, ya estás más que preparado como padre para tomar la decisión e ir hacia él y hablar sobre aquellos temas que te atormentan y que crees que le atormentan a él. La cuestión no está en establecer una barrera que os separe, sino una unión paternal entre ambas partes.
La mente de los adolescentes es un mundo. A esa edad, las hormonas están revolucionadas, se dan cada vez más cuenta de aspectos básicos de la vida, pasan por ciertos cambios tanto físicos como psicológicos y desean con mucha fuerza llegar a la edad adulta, en ocasiones, pensando que ya lo son. La labor que tienen los padres es la de guiarlos y acompañarlos en todo lo que hagan y aconsejarles en lo posible y lo imposible.
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