Niños dictadores: cómo cortar de raíz el síndrome del niño emperador
Se trata de un síndrome que es cada vez más común en las familias, por ello, te contamos las claves sobre cómo puedes solucionarlo
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El síndrome del emperador también es conocido con otros nombres, como del niño rey o del niño tirano, y es bastante común en los núcleos familiares. Es un tipo de comportamiento, que hace referencia a cuando un niño desarrolla poder y autoridad sobre sus padres, llegando incluso a ejercer maltrato sobre ellos.
En estos casos extremos, el niño puede llegar a morder, golpear o empujar a sus padres y acompañar estos actos con amenazas verbales y no verbales. De esta forma, se trata de unos episodios de violencia que deben de ser tratados por un especialista, pues es una situación compleja y delicada.
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Hay muchos factores que actúan como causas de este síndrome en los menores, como bien pueden ser aspectos genéticos o por la relación que existe entre padres e hijos. Además, la modernización de la vida, que ha traído consigo más exigencias inmediatas, también es otro motivo que favorece a que este síndrome aparezca.
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Desde el punto de vista del contexto familiar, en muchos casos, este comportamiento ocurre porque los padres no le dedican suficiente tiempo a la crianza de sus hijos. Se trata de un factor muy presente y que, en la mayoría de los casos, dificulta muchos de los profesos de formación, interfiriendo también en el desarrollo de vínculo afectivo.
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Sin este tipo de vínculo, el niño tendrá una ausencia de valores y normas morales, que hará que desarrolle todo tipo de actitudes debido a la inexistencia de estos códigos, como por ejemplo que no asuma la responsabilidad de sus actos o tener rabietas en lugares públicos como una forma de manipulación.
Además, suele ser muy común que los padres traten de afrontar estas agresiones con estrategias de distinta naturaleza, como puede ser desde una posición conciliadora o una de reprimenda. Pero estas no sirven de nada, pues, normalmente, solo consiguen que el síndrome continúe y se intensifique.
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Para prevenirlo, el mejor método es la actuación responsable de los padres desde una edad muy temprana de sus hijos. Es decir, que se preocupen de forma cercana y atenta por las necesidades emocionales y de desarrollo que tienen sus niños, pues, de esta manera, aprenderán mejor cualidades necesarias como la empatía y no sufrirán ansiedad infantil.
Si se nota que el niño puede tener este comportamiento, hay algunos consejos que pueden servir para cortarlo. Lo primero que se debe hacer, es establecer unas reglas y unos límites claros y mostrarse firmes. También, es importante no mostrar una actitud amenazante, pues esta solo transmitirá inseguridad al niño y aumentará la tendencia de negación del niño.
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Por último, hay que recordar que tampoco se puede comenzar a negarle todo, cuando antes se le permitía, y que también se debe supervisar al niño, para poder mejorar la relación que hay entre ambas partes. De esta forma, no hay ni que apartarles ni que sobreprotegerles, sabiendo distinguir entre caprichos y necesidades e intentando comprender las razones más profundas de su rabieta.
El síndrome del emperador también es conocido con otros nombres, como del niño rey o del niño tirano, y es bastante común en los núcleos familiares. Es un tipo de comportamiento, que hace referencia a cuando un niño desarrolla poder y autoridad sobre sus padres, llegando incluso a ejercer maltrato sobre ellos.