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¿Por qué idealizamos a las personas? Las causas y cómo evitarlo, según la psicología
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PUEDE LLEGAR A SER PELIGROSO

¿Por qué idealizamos a las personas? Las causas y cómo evitarlo, según la psicología

En diversas situaciones solemos adjudicarles a personas de nuestro alrededor características que no son reales, esto nos puede llevar a la idealización

Foto: Estos son los motivos y las consecuencias de idealizar a una persona. (Pexels)
Estos son los motivos y las consecuencias de idealizar a una persona. (Pexels)

Idealizar a alguien es algo más común de lo que creemos. Puede tratarse de una pareja, un amigo, un líder o incluso un desconocido al que atribuimos cualidades extraordinarias, dejando de lado su humanidad. Aunque a simple vista no parece algo dañino, esta tendencia puede convertirse en un obstáculo para nuestras relaciones y bienestar emocional. Pero, ¿por qué lo hacemos y cómo podemos evitarlo?

La idealización surge como un mecanismo que nos hace proyectar nuestras expectativas, deseos y carencias en otra persona. Según los especialistas, esto puede deberse a múltiples factores entre ellos la falta de autoestima y no valorar lo suficiente quiénes somos, lo que nos hace buscar en otros lo que nos falta. Al idealizar, colocamos a esa persona en un pedestal, creyendo que es perfecta y que puede llenar nuestros vacíos. Otro de los motivos es el miedo a la realidad ya que reconocer que las personas tienen defectos puede resultarnos difícil, asimismo evitaríamos el desencanto que conlleva aceptar la imperfección en las relaciones.

placeholder Tendemos a idealizar a alguien cuando falla nuestra autoestima. (Pexels)
Tendemos a idealizar a alguien cuando falla nuestra autoestima. (Pexels)

Por otro lado, otra causa podría ser la necesidad de pertenencia, es decir, a veces idealizamos para sentirnos más conectados a alguien, especialmente si esa persona representa algo que aspiramos a ser o tener. De esta manera, en ocasiones, creamos en nuestra mente una imagen que no corresponde a la realidad, construyendo una versión idealizada de alguien que, en el fondo, no existe.

También pueden influir las experiencias del pasado. Nuestras vivencias anteriores, tanto positivas como negativas, influyen en cómo percibimos a los demás. Si hemos sufrido decepciones, idealizar puede parecer una forma de evitar el dolor. Por último, debemos tener en cuenta el romanticismo exagerado, es decir, el amor, especialmente en sus primeras etapas, puede llevarnos a idealizar. Creemos que esa persona es "la indicada" o "perfecta", ignorando sus defectos.

placeholder Pueden influir experiencias y momentos de nuestro pasado. (Pexels)
Pueden influir experiencias y momentos de nuestro pasado. (Pexels)

Esto puede ser un problema debido a que cuando idealizamos, dejamos de ver a las personas tal como son. Esto puede llevarnos a sentirnos frustrados, decepcionados o incluso traicionados cuando la realidad no coincide con nuestras expectativas. Además, este hecho puede ser una barrera para establecer relaciones auténticas y equilibradas, ya que basamos nuestros vínculos en ilusiones, no en hechos.

Aunque es natural idealizar de vez en cuando, aprender a manejar esta tendencia es crucial para construir relaciones saludables y realistas. Por ello, debemos tener en cuenta algunos consejos desde la psicología como por ejemplo cultivar nuestra autoestima, reconociendo nuestro propio valor, cuando esto pasa no necesitamos proyectar nuestros deseos en otros. Esto nos llevaría a conocer a la persona real dedicando tiempo a observar cómo actúan y reaccionan en diferentes situaciones.

placeholder Debemos conocer cómo es la persona realmente aceptando sus defectos y virtudes. (Pexels)
Debemos conocer cómo es la persona realmente aceptando sus defectos y virtudes. (Pexels)

Es importante aceptar la imperfección, nadie es perfecto y esto está bien. Reconocer que todos tienen defectos, incluidos nosotros mismos, es clave en estas situaciones. Asimismo, también puede ayudarnos realizar una lista de pros y contras, escribiendo sus cualidades positivas y negativas. Esto nos permitirá tener una visión más realista. Una vez hecho esto, debemos trabajar en nuestras expectativas y preguntarnos si estamos exigiéndole mucho a una persona para que cumpla nuestros ideales. Si la respuesta es sí, debemos intentar ajustarlas para que sean más realistas.

Por último, es fundamental buscar apoyo profesional. Hablar con un terapeuta puede ayudarnos a identificar patrones de idealización y a trabajar en ellos de manera efectiva.

placeholder Si observamos que tendemos a idealizar a las personas sería aconsejable acudir a terapia. (Pexels)
Si observamos que tendemos a idealizar a las personas sería aconsejable acudir a terapia. (Pexels)

Asimismo, ante la duda de si creemos que podríamos estar idealizando a alguien debemos preguntarnos: "¿Qué sé realmente de esta persona? ¿Estoy basando mi percepción en hechos o en lo que yo deseo que sea?". Este simple ejercicio puede ser un gran paso hacia relaciones más auténticas y saludables.

Todos somos humanos, con virtudes y defectos. La belleza de las relaciones está en aceptar y valorar a las personas tal como son, no como las imaginamos. Al dejar de idealizar, abrimos la puerta a vínculos más reales y significativos, y nos permitimos vivir con mayor plenitud. Además, debemos tener en cuenta que al situar a alguien en un pedestal estamos permitiendo que nos mire desde arriba, por lo que la relación nunca sería de iguales.

Idealizar a alguien es algo más común de lo que creemos. Puede tratarse de una pareja, un amigo, un líder o incluso un desconocido al que atribuimos cualidades extraordinarias, dejando de lado su humanidad. Aunque a simple vista no parece algo dañino, esta tendencia puede convertirse en un obstáculo para nuestras relaciones y bienestar emocional. Pero, ¿por qué lo hacemos y cómo podemos evitarlo?

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