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Boticaria García, experta en nutrición: "¿Eres de los que piensa que hay que comer fibra porque ayuda a las bacterias buenas y a ir al baño?"
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Boticaria García, experta en nutrición: "¿Eres de los que piensa que hay que comer fibra porque ayuda a las bacterias buenas y a ir al baño?"

Sabemos que la fibra ayuda al tránsito intestinal y a las bacterias buenas, pero hay dos efectos menos conocidos que podrían darte aún más razones para incluirla en tu dieta

Foto: Marián García, Boticaria García, habla de la fibra. (Europa Press)
Marián García, Boticaria García, habla de la fibra. (Europa Press)

Cuando hablamos de fibra, lo primero que pensamos es en regular el tránsito intestinal. También sabemos que ayuda a la microbiota, esas bacterias buenas del intestino que tanto se han puesto de moda en los últimos años. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que este componente natural presente en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales tiene efectos metabólicos mucho más interesantes de lo que parece.

Uno de ellos es que reduce la absorción de calorías. Así lo explica la farmacéutica y divulgadora Boticaria García: “La fibra estorba aquí en el intestino y hace que se absorban menos grasas y menos hidratos de carbono”. Según añade, “esto significa que comiendo más fibra parte de las calorías del resto de los alimentos se pueden ir por el retrete junto a las heces”. Aunque no es un método milagroso para perder peso, algunos estudios apuntan a que este fenómeno podría suponer hasta 100 kilocalorías menos al día, sin cambiar nada más en la dieta.

El segundo beneficio poco conocido es que aumenta el gasto energético en la digestión. “El cuerpo gasta más calorías en procesar los alimentos integrales en comparación con los refinados”, señala. No es lo mismo, dice, “quemar el pan integral que un cruasán”. Esa diferencia no es abismal, pero sí constante, y contribuye a un mayor gasto calórico diario. En otras palabras, comer más fibra no solo implica absorber menos calorías, sino también quemar más en el proceso digestivo.

Además de estos dos efectos, la fibra aporta saciedad, ayuda a controlar los picos de glucosa y puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas. Eso sí, para notar sus beneficios hay que consumirla de forma regular, y preferiblemente a través de alimentos frescos, no solo suplementos o productos enriquecidos.

placeholder Alimentos como los espárragos trigueros, pueden aportar mucha fibra. (Pexels / Nati)
Alimentos como los espárragos trigueros, pueden aportar mucha fibra. (Pexels / Nati)

En definitiva, incluir fibra en cada comida no solo mejora la digestión: también puede ser una aliada silenciosa en el control del peso y la salud metabólica. Pero como siempre, cada cuerpo es distinto. Si estás pensando en cambiar tu alimentación o tienes dudas sobre cuánta fibra necesitas, lo mejor es contar con el acompañamiento de un profesional sanitario o un dietista-nutricionista. Porque comer bien no siempre es comer más, pero sí es comer con sentido.

Cuando hablamos de fibra, lo primero que pensamos es en regular el tránsito intestinal. También sabemos que ayuda a la microbiota, esas bacterias buenas del intestino que tanto se han puesto de moda en los últimos años. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que este componente natural presente en frutas, verduras, legumbres y cereales integrales tiene efectos metabólicos mucho más interesantes de lo que parece.

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