Cada cuánto tiempo hay que cambiar la esponja de ducha, según expertos
La esponja de baño suele ser la gran olvidada cuando de la limpieza corporal se trata
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Dentro de la rutina diaria de higiene personal, hay un elemento que a menudo pasa desapercibido pero que juega un papel esencial: la esponja de ducha. Aunque su uso está vinculado al bienestar y la limpieza del cuerpo, pocos se detienen a pensar en cada cuánto tiempo debe renovarse.
Según los expertos en dermatología, las esponjas, son un foco de bacterias y hongos si no se reemplazan con la frecuencia adecuada. La humedad constante, el calor del baño y los restos de células muertas las convierten en un entorno perfecto para la proliferación de microorganismos. Por ello, los especialistas recomiendan cambiarlas cada 3 o 4 semanas como máximo.
Más allá de la frecuencia de cambio, es importante tener en cuenta cómo se cuida la esponja entre usos. Tras cada ducha, debe aclararse bien con agua caliente y dejarse secar completamente en un lugar ventilado. Se debe evitar dejarla dentro de la bañera o colgada en zonas húmedas para ayudar a reducir el riesgo de moho y los malos olores.
En el caso de las esponjas naturales, como las de lufa o marinas, el periodo de uso puede prolongarse un poco más, pero siempre bajo una limpieza adecuada y vigilando su estado. Si se observa un olor extraño, cambio de color o textura viscosa, lo mejor es desecharla de inmediato.
Un consejo eficaz que muchos expertos recomiendan consiste en sumergir la esponja una vez por semana en una mezcla de vinagre blanco y agua. Esta solución actúa como desinfectante natural, eliminando bacterias sin necesidad de productos agresivos. También puede utilizarse una cucharada de bicarbonato si se desea potenciar el efecto limpiador.
Utilizar una esponja en mal estado puede provocar irritaciones, infecciones cutáneas o incluso empeorar problemas como el acné corporal. Además, lejos de limpiar la piel, una esponja contaminada puede esparcir gérmenes por todo el cuerpo. Por eso, cambiarla periódicamente no es solo una cuestión de limpieza, sino de salud.
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