Aznar y Botella despiden el verano con una fiesta en su ‘casoplón’ marbellí

El matrimonio formado por el expresidente del Gobierno José María Aznar y la actual alcaldesa de Madrid, Ana Botella, dio carpetazo a la temporada estival organizando una fiesta en su nueva casa de la urbanización Guadalmina Baja (Marbella), a la que invitaron a 20 de sus más ilustres vecinos. Ausencia total de políticos en la convocatoria. Ni tan siquiera la alcaldesa de Marbella, la popular Ángeles Muñoz, fue convocada a esta cena que se celebró la semana pasada en el jardín de la casa familiar.

Entre los amigos convocados y que forman parte del grupo de verano del expresidente se encontraban el financiero y abogado del Estado José María Amusátegui y su mujer Amalia, Alfonso Fierro, la princesa Beatriz de Orleans, Tessa de Baviera, Marisa y Alfonso de Borbón, el empresario Ricardo Arranz y su mujer, Alicia Villa Padierna, dueños del hotel de cinco estrellas Villa Padierna, en el que se alojó hace unos años Michelle Obama. Con ellos Aznar y Botella comparten aficiones deportivas y aperitivos en el club y en los chiringuitos de la playa.

Una parcela de 2.000 metros

Los invitados, que conocían que la falta de puntualidad suele disgustar al anfitrión de la velada, cumplieron el horario previsto. El servicio de catering llevaba la firma de Goyo Marbella, un clásico de la zona que suele organizar los eventos de la familia Aznar. Mientras llegaban todos los amigos, se sirvieron refrescos, vino blanco y tinto. Una cena sin pretensiones donde no hubo flamenco ni música de Dj.

En la reunión de los amigos de urba también participaron los hijos mayores del expresidente, Ana y José María junior, acompañados de sus respectivas tropas –ella tiene cuatro hijos con el empresario Alejandro Agag y él dos con la emprendedora Mónica Abascal–, que han pasado parte del verano en la nueva casa de Guadalmina, de la que disfrutan desde hace apenas unos meses.

Se trata de una villa de una sola planta, de unos 400 metros cuadrados construidos en una parcela de 2.000. La casa está ubicada en la franja más exclusiva y cercana a la playa. Tiene porche, piscina, zona de juegos para los nietos y un muro lo suficientemente alto para preservar la intimidad del matrimonio. El cocker de la familia también participó de la fiesta. Y no tuvo que morder a nadie.