El duque de Lugo y sus hijos tiran al plato

Froilán y Victoria son en estos momentos el mejor apoyo para sus padres. Sobre todo, para el duque de Lugo, que en esta separación parece ser la parte más débil. El domingo pasado, los niños pasaron el día con él en el Club de Tiro Cantoblanco, propiedad de Arturo Fernández, presidente de CEYM-CEOE.

Jaime Marichalar es un experto en tirar al plato, una afición que le sirve de terapia y que suele practicar casi a diario. Los que le han visto aseguran que tiene una excelente puntería. Por eso, no extraña que les haya querido inculcar a sus dos hijos la pasión por este deporte. Mientras con mamá montan a caballo, con papá tiran al plato. Los pequeños disparan con unas escopetas especiales (del 20 ó del 28, de bajo calibre) y parece que se lo pasaron bomba compartiendo entretenimiento familiar.

Al margen de las salidas con sus niños, el duque continúa con su vida y agenda habitual. Viajes y almuerzos de trabajo y salidas sociales más o menos íntimas. Quizá lo que ha cambiado han sido las relaciones de ciertos conocidos que presumían públicamente de su “amistad” con el matrimonio ducal. Desde “el cese temporal de la vida conyugal”, estos personajes han optado por frecuentarle menos con la excusa de “no se vaya a enfadar la Infanta”. Se trata de un pretexto absurdo cuando a la primogénita Borbón sólo la han visto en fotos.

Habitualmente, y salvo excepciones, la Infanta Elena y su marido mantenían sus agendas privadas y no institucionales diferentes. Por ejemplo, cuando el duque acudía a los desfiles parisinos, su mujer no le acompañaba nunca. Ahora son los momentos en que seguramente el duque se dará cuenta de quién es quién en su listín particular.