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La polémica rodea la boda de los herederos al Gran Ducado de Luxembugo
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La polémica rodea la boda de los herederos al Gran Ducado de Luxembugo

Toda boda real levanta ciertas ampollas entre la sociedad, aunque se trate de un pequeño ducado que parece vivir en paz y armonía, alejado de los

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La polémica rodea la boda de los herederos al Gran Ducado de Luxembugo

Toda boda real levanta ciertas ampollas entre la sociedad, aunque se trate de un pequeño ducado que parece vivir en paz y armonía, alejado de los escándalos. Con motivo del enlace entre Stéphanie de Lannoy y Guillermo de Luxemburgo, varios son los aspectos que parecen no haber sentado demasiado bien a la población local, empañando las semanas previas a la gran cita.

Uno de los asuntos que más repercusión ha tenido en los medios tiene que ver con el cambio de nacionalidad de la esposa del duque heredero Guillermo. Y es que, los diputados del parlamento luxemburgués avalaron recientemente la naturalización de la aristócrata belga, Stéphanie de Lannoy, en el día de su boda.

El cambio de nacionalidad de la joven no encaja, según algunos expertos, con el marco legislativo y constitucional actual. La ley de 2008, prevé excepciones en materia de naturalización, que permiten a un extranjero, que rinde o que ha rendido servicios al Estado, convertirse en luxemburgués sin necesidad de cumplir las condiciones lingüísticas o de residencia; algo que parece no ser, por el momento, el caso de la aristócrata.

“Estoy orgullosa de adquirir la nacionalidad de mi marido y de mi nuevo país. Me quiero implicar en mi nuevo papel en Luxemburgo. He decidido abandonar mi nacionalidad belga, pero Bélgica seguirá siempre siendo el país de mi infancia, de mis raíces. Quiero formar realmente parte del pueblo, como futura gran duquesa”, comentó Stéphanie a los periodistas, tras conocerse la noticia.

Consciente de la polémica abierta, Guillermo no tardó en reaccionar. Explicó que entendía el descontento, ”porque los extranjeros tienen que esperar mucho tiempo para poder tener la nacionalidad luxemburguesa”, pero defendió a Stéphanie. "Ha tomado clases aceleradas de luxemburgués para conseguir comprenderlo, lo que hace ahora perfectamente. Hemos estudiado además todo la historia de Luxemburgo juntos. Pero lo que no se puede olvidar es que el día del enlace tendrá el título de gran duquesa heredera y que en ese caso es importante que sea luxemburguesa”.

En su día, la gran duquesa María Teresa, de origen cubano, también se convirtió en luxemburguesa inmediatamente después de su enlace con el gran duque Henri. Sin embargo, en aquella época, la legislación permitía a todas las mujeres que se casasen con un luxemburgués adquirir inmediatamente la nacionalidad.

Los elevados gastos

Cuando se organiza una boda es inevitable hablar de dinero, sobre todo cuando se trata de una boda de tanta relevancia, que parece costará una suma importante al pequeño ducado.

Según explicó el gobierno luxemburgués, los gastos a cargo del Estado están estimados en 350.000 euros, destinados a la seguridad y el marco de los eventos, pero también a la recepción organizada en honor a la joven pareja en presencia de asociaciones luxemburguesas de jóvenes.

Además, el Estado contribuye en los gastos del banquete del sábado, tras la ceremonia civil (al que los representantes de los países extranjeros están invitados), la organización de la ceremonia religiosa y la posterior recepción oficial en Palacio.

Por su parte, la ciudad de Luxemburgo participa con un total de 317.315 euros, según informó el alcalde Xavier Bettel: 64.200 euros para la retransmisión de la ceremonia en una pantalla gigante, 143.850 euros para los fuegos artificiales, y 109.260 euros para los concierto de Selah Sue y Funky P.

Aun así, el heredero al ducado luxemburgués ha pedido compresión a una población algo molesta por el elevado precio del enlace.

“No hay que olvidar que nuestra boda, no es una boda normal. Es una boda de Estado, donde vamos a acoger numerosos representantes de las casas reales. Nuestra boda será retransmitida en directo al extranjero con una repercusión internacional. Es por lo tanto también la imagen de nuestro país la que está en juego. Y todo esto tiene un coste”. 

Toda boda real levanta ciertas ampollas entre la sociedad, aunque se trate de un pequeño ducado que parece vivir en paz y armonía, alejado de los escándalos. Con motivo del enlace entre Stéphanie de Lannoy y Guillermo de Luxemburgo, varios son los aspectos que parecen no haber sentado demasiado bien a la población local, empañando las semanas previas a la gran cita.