Un particular chófer de alquiler para el encuentro de los Reyes con el Papa

La estancia de los Reyesen Roma con motivo de la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII ha estado plagada de anécdotas. Algunas han transcendido, como el comentario que el papa Francisco hizo a los Reyes al cederles el paso cuando entraban a su estudio privado. Al ser una puerta muy pequeña, tanto el Don Juan Carlos como Doña Sofía se detuvieron e hicieron el gesto para que fuera el pontífice el primero en hacer la entrada en sus dependencias. La sorpresa llegó con el comentario del santo padre ante la acción de los Reyes: "Los monaguillos van los primeros en la procesión" y les invitó a ser los primeros en acceder a la estancia. Ahí no quedó la cosa. Cuando uno de los acompañantes de la comitiva española comentó que había estudiado en los jesuitas, el papa Francisco respondió: "Pues ya tiene el virus dentro".

Pero junto a estas anécdotas hubo otra que requiere una especial atención. En esta ocasión no tuvo que ver con el representante del Vaticano. Fue una cuestión de protocolo o más bien de falta de previsión protocolaria. Mientras nuestros ministros y el resto de la comitiva española llegaban al encuentro con el papa Francisco en vehículos oficiales, Don Juan Carlos y Doña Sofía lo hacían en un coche de alquiler. No era del cuerpo diplomático. Ni siquiera llevaba ninguna referencia institucional. Es más, el alquiler incluía chófer. De hecho, el conductor, una persona joven, vestía traje con zapatillas de deporte negras y cierre de velcro.

Sólo unos pocos periodistas vieron algo extraño y se percataron de la escena. Al preguntar sobre esta anómala situación a los responsables de la delegación no tuvieron una mejor respuesta que indicar que la delegación española era muy numerosa y que no había coches para todos. Por suerte, los Reyes de España tienen una forma muy natural de afrontar imprevistos que para otros de menor rango se convierten en afrentas. Como cuando Iñaki Urdangarin solicitó en la embajada española en Washington una sala de reuniones para sus negocios y como no se la gestionaron con la celeridad con la que él consideraba que tenían que haberlo hecho, soltó alguna amenaza velada. En cambio, ante esta situación el gesto de los Reyes ha sidode amoldarse a las circunstancias y acudir en un Mercedes-Benz de alquiler con servicio de chófer incluido. Demostraron quelas apariencias tampoco importan.