Ari Behn: su alargada sombra sobre sus hermanos y su renuncia al apellido paterno

"He vivido dos divorcios en mi vida. Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 10 años y se buscaron nuevas parejas. Yo tuve que encargarme de mis hermanos, ya que mi padre desapareció. Es una situación que nunca hubiese querido que experimentaran mis hijas, pero es algo que les sucede a muchas personas. Ahora estoy viviendo una situación complicada, pero tengo que pedir disculpas por una cosa y es que siempre he hablado demasiado, nunca he sabido cuándo tenía que callar y eso ha afectado a mi vida familiar". Estas declaraciones realizadas en un programa de la televisión noruega en 2009 eran solo la punta del iceberg de la difícil relación que mantuvo con su familia Ari Behn, quien, sin embargo, supo pasar página a tiempo y, sobre todo, estuvo muy unido a sus hermanos para los que, paradójicamente, se convirtió en una alargada sombra.

Sin tener elementos como para afirmar que procedía de una familia desestructurada, su árbol genealógico sí tiene elementos biográficos propios de una novela como, por ejemplo, el hecho de que Bjarne Nikolai Bjørshol, el que se creía que era su abuelo paterno, no era el hombre que estaba casado con su abuela sino Terje Erling Ingebrigtsen, un mecánico retirado que falleció en 2009 y al que no le dio tiempo a conocer.

El exmarido de Marta Luisa de Noruega, que había nacido en la localidad danesa de Aarhus, se mudó cuando tenía solo seis años a Moss, en Noruega, porque sus padres se establecieron allí. Ari Behn era el mayor de los tres hijos, sus dos hermanos, Anja y Espen, nacidos en 1978, vivieron como él el duro proceso de separación de sus progenitores, quienes se habían casado en 1972, pero decidieron emprender caminos por separado en 1982. Un cuarto de siglo más tarde descubriríamos que volverían a converger en uno solo...

Antes de llegar a ese punto, los padres de Ari Behn se volvieron a casar con una pareja de amigos suyos que también se acababan de divorciar, Jan Parker y Tone Bjerke, quien a su vez era hija de André Bjerke, un celebrado autor noruego que, además de escribir novelas de misterio, era un consumado poeta. Los dos matrimonios fueron un fracaso y tras estos desengaños retomaron su historia de amor. Volvieron a casarse y por todo lo alto.

Esta boda, celebrada en 2007, dos años antes de la entrevista con la que empezábamos este artículo, supuso la escenificación de que las heridas familiares estaban por completo cerradas, ya que no faltó ni el propio Ari Behn, que tan malos recuerdos guardaba de la ausencia de su padre, con su entonces mujer, Marta Luisa de Noruega, sus hijas Maud Angelica, que ejerció de dama de honor, y Leah Isidora. Acudió hasta la reina Sonia, lo que dio al acontecimiento una mayor dimensión mediática. Ahora sus padres, de 67 y 66 años, respectivamente, viven con profundo dolor la irreparable pérdida de un hijo que vivió rodeado de controversias y con profundas depresiones que lastraron su día a día.

Ari Behn cambió su apellido paterno, Bjørshol, por el de su abuela materna, Behn, en 1996, algo que no hicieron sus hermanos, con los que mantuvo una estrecha relación y además también son artistas, aunque su trabajo no se ha beneficiado del efecto amplificador que el de su hermano disfrutó por emparentar con la Casa Real noruega.

En septiembre de 2017 presentaron una exposición conjunta en la localidad de Moss, en la que habían crecido, bajo el título 'Tres hermanos' y, sin embargo, el que peor salió parado de esta experiencia fue el propio Ari Behn.

El crítico Lars Elton manifestaba entonces que "los cuadros de Ari Behn son expresivos con caóticas explosiones de color, que se equilibran con un muro de impresiones gráficas y una gran mesa con numerosos recuerdos de su carrera como artista". Expresiones un tanto grandilocuentes que, sin embargo, dejaban los argumentos más duros contra él para el final del artículo, que era demoledor.

El mencionado crítico se mostraba especialmente duro con el trabajo de Ari Behn, de quien manifestaba que no le llegaba a la suela de los zapatos a Francis Bacon, uno de sus mayores referentes, y se dejaba los mejores elogios para Anja, de quien concluía que "es la más completa de los tres".

Es bastante probable que ahora con su trágica muerte su obra alcance un enorme valor de mercado y, de hecho, ya ha recibido numerosos elogios que se le escamotearon en vida.

Anja contribuyó a la muestra con una instalación en la que se mezclaban "los objetos en el suelo con algunos bocetos enmarcados", mientras que la de su hermano Espen "se mueve más en lo intangible y amplifica la expresión visual de un largo proceso de aprendizaje", según las propias palabras del crítico.

Ari Behn había alcanzado una popularidad enorme, aunque sus detractores le acusaban de diletante e incluso de aprovecharse de su posición, pero su hermano Espen había llegado mucho más lejos que él en términos reales, ya que es uno de los pocos artistas noruegos contemporáneos que ha expuesto en el MoMA de Nueva York, concretamente con un anuncio publicitario.