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El nuevo emir de Kuwait y el reto de mantener su relación con la Corona española
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MOMENTO HISTÓRICO

El nuevo emir de Kuwait y el reto de mantener su relación con la Corona española

Sheikh Nawaf sucede en el trono a su medio hermano y juraba su cargo el pasado miércoles, asumiendo enormes desafíos

Foto: El nuevo emir de Kuwait, jurando su cargo. (EFE)
El nuevo emir de Kuwait, jurando su cargo. (EFE)

La familia real kuwaití y la española siempre han mantenido unos lazos muy estrechos, pero también muy personalistas, a través de la figura del rey Juan Carlos, quien actualmente está instalado en Emiratos Árabes, a algo más de 1.200 kilómetros. Una distancia que en coche se recorrería en trece horas y en avión en unas dos. Sin embargo, pese a su proximidad geográfica, no estaría presente en el funeral del emir Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah, que fallecía el pasado lunes a los 91 años, y que había reconocido en 2008 al monarca español con la Orden de Mubarak el Grande, destinada a jefes de Estado y que han recibido, entre otros, Mohamed VI o Bill Clinton.

No será la única ausencia para despedir a un hombre que llegó a este puesto el 29 de enero de 2006, tras suceder el efímero mandato de Saad Al-Abdulá Al-Salim Al-Sabah, quien permaneció en el trono entre el 15 y el 24 de enero de ese año, pues le habían diagnosticado un cáncer de colon incurable que le inhabilitó para cumplir sus funciones (falleció el 13 de enero de 2008). El cuerpo de Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah llegó al emirato el pasado miércoles procedente de Estados Unidos, donde recibía tratamiento médico en la prestigiosa Clínica Mayo de Rochester en Minesota (Hussein de Jordania también fue tratado allí). Y la Casa Real anunció que las exequias serían mucho más íntimas de lo que hubiera sido habitual en un caso de esta magnitud para evitar la propagación del coronavirus, y que estarían limitadas a la familia y las más altas autoridades.

placeholder La llegada del féretro del emir a Kuwait. (EFE)
La llegada del féretro del emir a Kuwait. (EFE)

El nuevo emir Nawaf Al-Ahmad Al-Sabah, de 83 años, era su hermano de padre y una de las personas de la máxima confianza del jeque fallecido y de sus predecesores, lo que queda refrendado con los relevantes cargos que ocupó durante su larga carrera política: fue ministro del Interior entre 1977 y 1988 (y años más tarde, entre 2003 y 2006), de Defensa (ocupaba este cargo cuando el dictador iraquí Sadam Hussein invadió el país en agosto de 1990), y por la enfermedad del finado asumió algunas de sus responsabilidades y prerrogativas en los últimos meses.

placeholder El nuevo emir, Nawaf Al-Ahmad Al-Sabah, en el Parlamento. (Reuters)
El nuevo emir, Nawaf Al-Ahmad Al-Sabah, en el Parlamento. (Reuters)

Hablamos de una figura de carácter continuista, que tendrá que hacer frente a una situación económica compleja por la bajada del precio del petróleo, en una economía muy dependiente de las ventas del crudo, cuyo consumo ha disminuido considerablemente. Nawaf está casado con Sharifa Sulaiman Al-Jasem Al-Ghanim, con quien ha tenido cuatro hijos y una hija, y se espera que en el plazo de un año aproximadamente se designe un heredero, quien será el que realmente defina el futuro de Kuwait.

Su viaje con Corinna

La relación del rey Juan Carlos I con el emir fallecido era excelente en términos afectivos (utilizaban como cortesía el consabido 'hermano' para referirse el uno al otro) y quizás el epítome de esa bilateralidad se produjera en abril de 2014, cuando el ahora emérito emprendió una gira por los países del Golfo para despedirse antes de anunciar su abdicación el 19 de junio de 2014. Ya había recalado anteriormente en Dubái y la fecha de su llegada a Kuwait coincidía con una efeméride muy importante, se cumplían 50 años del comienzo de las relaciones entre ambos países y, además, se acababa de abrir allí el Instituto Cervantes.

En aquellas circunstancias, el país presidía la Liga Árabe y el Consejo de Cooperación del Golfo, en un momento particularmente duro para Siria, y con las relaciones entre Israel y Palestina en un estado preocupante, lo que llevó a Juan Carlos I a ensalzar en público al jeque, quien también había sido anfitrión suyo en un viaje privado que realizó con Corinna Larsen que se ha convertido ahora en un quebradero de cabeza más. La Fiscalía investiga el cobro de 4,4 millones de euros que la empresaria alemana recibió en 2010 por parte del Gobierno de ese país, para determinar si corresponden al pago de servicios de consultoría, y por lo tanto legítimos, o corresponden a una transacción de otra naturaleza.

Un viaje histórico

Fue este, el de abril de 2014, el primer viaje de larga distancia que emprendió tras su operación de cadera del 21 de noviembre. El monarca estuvo acompañado por cuatro ministros, los titulares de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo; Defensa, Pedro Morenés; Fomento, Ana Pastor, e Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, así como por un grupo de altos directivos de algunas de las empresas más punteras del país. Presencias que nos dan la trascendencia de lo que estaba en juego en esta iniciativa.

placeholder El rey Juan Carlos I, recibido por el viceprimer ministro y titular de Exteriores kuwaití, el jeque Sabah Jaled Al-Hamad, en abril de 2014. (EFE)
El rey Juan Carlos I, recibido por el viceprimer ministro y titular de Exteriores kuwaití, el jeque Sabah Jaled Al-Hamad, en abril de 2014. (EFE)

El viaje fue "un éxito", en palabras de Rafael Spottorno. El entonces jefe de la Casa del Rey aseguraba, según 'El País', que don Juan Carlos "no firma contratos, crea clima, y eso, aquí, ha funcionado extraordinariamente bien porque aquí el Rey significa mucho". Unas afirmaciones que cobran un especial significado a tenor de los acontecimientos de los últimos meses, en los que las finanzas del rey Juan Carlos y el cobro de supuestas comisiones está judicializado tanto en Suiza como en España, donde se sigue recibiendo documentación del país helvético. El fiscal del Tribunal Supremo Juan Ignacio Campos ha afirmado esta misma semana que la recibida hasta ahora desde Ginebra "abre nuevas perspectivas" al caso y "un abanico de posibilidades" aún por determinar.

La salida del Rey emérito del trono y su delicada situación actual no significa que las relaciones con la monarquía española se hayan deteriorado, aunque, lógicamente, discurrirán de una manera muy diferente, ya que Felipe VI no tiene la estrecha relación afectiva que tenía su padre con el anterior emir, a quien había conocido cuando este era ministro de Asuntos Exteriores y don Juan Carlos era todavía príncipe. Tampoco con su sucesor o su familia (o al menos no ha trascendido).

El nuevo embajador

Un momento clave en este sentido para entender la cordialidad existente entre ambos países se produjo el 16 de enero de 2019, cuando el rey Felipe recibió las credenciales del nuevo embajador de Kuwait, Ayadah M.A. Alsaidi, quien había ejercido este cargo anteriormente en Brasil, y que se había instalado en nuestro país unos meses antes. Llegaba a España en sustitución de Sulaiman Abdallah Al-Harbi, quien había ostentado ese cargo desde 2014. Se observó muy buena sintonía con el monarca en este momento de gran trascendencia institucional, celebrado en el Palacio Real, y que también protagonizaron sus homólogos de Antigua y Barbuda, Costa Rica, Uzbekistán, Congo, Brasil y Senegal, en esta ceremonia que se remonta al siglo XVIII y cuyo desarrollo no ha variado en lo sustancial desde entonces.

Un buen indicio sobre la marcha de las relaciones bilaterales lo tenemos en las palabras del propio embajador, quien celebró el Día Nacional de Kuwait, el año pasado, en el restaurante Zalacaín de La Finca, donde destacó la enorme sintonía entre "el Estado de Kuwait y el reino de España", y anunciaba nuevos acuerdos de cooperación entre ambos países.

placeholder El embajador de Kuwait, en la presentación de las credenciales con el rey Felipe VI. (EFE)
El embajador de Kuwait, en la presentación de las credenciales con el rey Felipe VI. (EFE)

La familia real kuwaití y la española siempre han mantenido unos lazos muy estrechos, pero también muy personalistas, a través de la figura del rey Juan Carlos, quien actualmente está instalado en Emiratos Árabes, a algo más de 1.200 kilómetros. Una distancia que en coche se recorrería en trece horas y en avión en unas dos. Sin embargo, pese a su proximidad geográfica, no estaría presente en el funeral del emir Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah, que fallecía el pasado lunes a los 91 años, y que había reconocido en 2008 al monarca español con la Orden de Mubarak el Grande, destinada a jefes de Estado y que han recibido, entre otros, Mohamed VI o Bill Clinton.

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