Del amigo invisible a la misa del gallo en Zarzuela: así eran las navidades de los Borbón en el pasado

En estos dos últimos años, las navidades de la familia real española han sido muy diferentes a lo que solía ser habitual. La pandemia ha provocado que las reuniones sean mínimas y, dadas las complicadas relaciones entre sus miembros, las restricciones han servido de excusa para reducir los encuentros. En 2020 las fiestas estuvieron marcadas por la ausencia de don Juan Carlos, que meses antes había decidido viajar a los Emiratos Áranes para quitarse de la circulación mediática. Lo que no imaginaba es que su vuelta a España no iba a ser fácil. Y si hace unos días el debate público era la posibilidad de que el Rey jubilado celebrara la Nochebuena y Navidad en España, este planteamiento ya está descartado con el positivo en covid de Rafa Nadal.

Las medidas en Abu Dabi son muy estrictas para todos aquellos ciudadanos que hayan estado en contacto con un positivo. Nadal ha resuelto sin querer la complicada situación del monarca emérito. Ni el Gobierno quería que volviera, según fuentes cercanas, ni tampoco la Casa Real lo tenía claro, debido a las derivadas que podía tener para el jefe del Estado la presencia de su padre en España y concretamente en el palacio de la Zarzuela, que en definitiva es su casa.

La agenda navideña de este año para Felipe VI y el resto de la familia será muy parecida a las del año pasado. La Nochebuena y la Navidad, los Reyes las celebran en su casa con sus hijas, Paloma Rocasolano y Telma Ortiz con sus dos hijas y el novio de esta, Robert Gravin, quien ya está totalmente integrado en la vida familiar de los Borbón Ortiz. La única variación sería si los hijos del abogado deciden pasar esos días con él o, por el contrario, con su madre, Sharon Corr. En cuanto a la reina Sofía, es muy probable que viaje con la princesa Irene de nuevo a Grecia para pasar esas fechas con su hermano Constantino, quien se encuentra hospitalizado, aunque a punto de recibir el alta, según informan los medios griegos. Su deterioro físico es importante y de ahí que la emérita quiera permanecer el mayor tiempo posible con él.

Y del resto de la familia Borbón poco o nada se sabe. El nexo de unión ya no son los Reyes eméritos, como así fue siempre hasta que don Juan Carlos abdicó en 2014, y fue entonces la reina Letizia la que marcó el calendario de cenas y almuerzos festivos. Hubo un tiempo en que la reina Sofía era la encargada de organizar el calendario de las navidades. Mientras Felipe VI y sus hermanas fueron solteros, la agenda no variaba y ante la felicidad de doña Sofía se reunían todos en el palacio de Zarzuela y a las 12 de la noche asistían a la misa del gallo en la ermita del recinto. No había fisuras y aparentemente eran felices. El matrimonio real reunía en Nochebuena a las infantas Pilar y Margarita con sus respectivos maridos y prole, y parientes menos directos como la prima Tatiana Radziwill se unían a la cena y al almuerzo del día siguiente.

Había un previo que comenzaba con el envío de la postal navideña de los miembros Borbón y Grecia. Este punto de la agenda no ha cambiado y sigue siendo para los medios de comunicación motivo de comentarios y reportajes varios. El christmas conjunto de los Reyes eméritos cuando llevan más de un año separados físicamente ha sido la sorpresa de esta edición navideña. Aún se recuerda el año en que se utilizó una foto de los reyes Juan Carlos y Sofía rodeados de todos sus nietos en uno de los salones del palacio. Lo sorprendente fue el montaje en sí. Victoria Federica no tenía brazo, Juan Urdangarin sujetaba en los suyos a Irene, a punto de caerse, y el rey Juan Carlos aparecía también en una postura rara. Con el tiempo, se supo que la autora era la reina Sofía, quien, al no poder tener a todos sus nietos con ella, se había encargado del estropicio gráfico. Se dijo también que era el producto de un curso de Photoshop.

Eran tiempos de bonanza, sobre todo para doña Sofía, pues eran las únicas fechas en las que podía tener a su familia griega con ella. Hay imágenes de los niños Borbón y los primos griegos muy pequeños saludando a los Reyes Magos. El exrey Constantino y la reina Ana María viajaban desde Londres, donde vivían en el exilio. Se instalaban en Zarzuela y disfrutaban de unas navidades de familia unida y donde los niños eran los protagonistas. En aquellos años, la referencia de Papá Noel no era tan habitual como ahora, pero la reina Sofía, por su ascendencia materna alemana, implantó esa costumbre. Papá Noel no llegaba físicamente, como sí lo hacían los Reyes Magos la noche del 5 de enero, pero dejaba los regalos bajo el árbol.

Los niños Borbón crecieron y las reuniones navideñas fueron cambiando. Los griegos desaparecieron y solo quedó como representación la princesa Irene. Pero la puesta en escena se mantuvo a lo largo de los años. El servicio de palacio se reducía el 24 de diciembre. Quedaba un retén para controlar que no faltara nada en el bufet. Tampoco variaba la tradición con el menú, que servía el restaurante Horcher. Lo único que estaba prohibido era cualquier plato que tuviera de acompañante champiñón o setas, a las que sentía y siente aversión don Juan Carlos.

En los años de bonanza afectiva, don Juan Carlos celebraba su cumpleaños, el 5 de enero, en familia y al día siguiente presidía la Pascua Militar. Hasta que comenzó la pandemia se mantuvieron las mismas costumbres por expreso deseo de doña Sofía. El día de Navidad sí fue variando de escenario. Unas veces, el almuerzo era en el chalet de Puerta de Hierro de la infanta Pilar y, en muy pocas ocasiones, en la casa de los Príncipes de Asturias. Entonces, el rey Juan Carlos se ausentaba con destino desconocido y doña Sofía compartía la festividad con la familia Ortiz Rocasolano.

También cambió la manera de presentar los regalos. Si durante años todos los asistentes se intercambiaban obsequios, con el tiempo llegó el amigo invisible. Este sistema creó más de un conflicto entre algunos de los familiares que acudían a la cena, al sentirse infravalorados o considerar que el regalo no era de su agrado. Una de las que se sintió damnificada fue doña Letizia, que recibió en una ocasión unas botas de agua de la marca Hunter que no le gustaron. También hubo una complicación con un hijo de la infanta Pilar, al que se le olvidó ejercer de amigo invisible. La historia la resolvió doña Sofía, al hacer llegar al olvidadizo sobrino un objeto para que entregara a quien le había tocado.

Cuando las relaciones familiares se fueron deteriorando, se mantuvo la cena de Nochebuena, pero a las diez y media de la noche don Juan Carlos desaparecía de la reunión. La reina Sofía permanecía como jefa de familia con todos sus nietos, que se quedaba juntos a dormir. Este año, con restricciones sanitarias, volverá a ser diferente. Una unidad familiar que ya no existe. Los tiempos felices quedaron ya en el histórico de los Borbón y Grecia, cuando todos se querían.