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La nueva Charlène: analizamos su (poderoso) cambio de estilo y su lenguaje corporal con un experto
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La nueva Charlène: analizamos su (poderoso) cambio de estilo y su lenguaje corporal con un experto

Las últimas apariciones de la esposa del príncipe Alberto, sobre todo en el Día Nacional del Principado, nos muestran a un ave fénix carmesí que resurge de sus cenizas

Foto: Charlène, en el Día Nacional de Mónaco. (Reuters/Claudia Greco)
Charlène, en el Día Nacional de Mónaco. (Reuters/Claudia Greco)

Si acudimos a la hemeroteca para repasar las noticias de los últimos meses sobre la princesa Charlène de Mónaco, los problemas parecían haber ido en aumento para la antigua nadadora sudafricana. Pese a que ya parecen lejanos los meses en los que estuvo recluida en su país natal lejos de su familia a causa de una enfermedad que, dicen, casi le cuesta la vida, las señales de que algo extraño estaba ocurriendo en el pequeño principado eran más que evidentes.

Sonados enfados en televisión por los rumores sobre el estado de su matrimonio con el príncipe Alberto, artículos que aseguran que estaría residiendo en Suiza y no en Mónaco, donde solo acudiría para la celebración de actos oficiales, o la desaparición por sorpresa de su cuenta personal de Instagram en agosto son solo algunas de ellas.

Pero en las últimas semanas algo está cambiando. Desde que viéramos a la royal más efusiva que nunca en público con su esposo durante la vibrante final de la Copa Mundial de rugby, donde dieron rienda suelta a su pasión, parece haberse producido una notable transformación positiva en Charlène a todos los niveles.

placeholder  Charlène y Alberto de Mónaco.
Charlène y Alberto de Mónaco.

Escenificado por todo lo alto en la reciente celebración del Día Nacional de Mónaco, donde la princesa brillaba con luz propia diciendo adiós al solemne color negro que tanto la ha acompañado en los últimos tiempos. Para la ocasión, arropada por su marido y sus dos hijos, Jacques y Gabriella, apostaba por un total look en rojo (uno de los colores de la bandera monegasca) compuesto por un vestido, un abrigo de amplias solapas y cintura ceñida, tocado, guantes y botas. Una elección que, como veremos a continuación, no es baladí.

Pese a que en una reciente entrevista junto al príncipe Alberto aseguraba estar mejor, pero todavía no al cien por cien, lo cierto es que Charlène ha aumentado considerablemente el volumen de su agenda oficial en los últimos días, y la hemos visto más contenta y relajada que nunca. Razón suficiente para que consultemos a nuestros expertos en lenguaje corporal e imagen para ver qué pueden desentrañar sobre esta nueva Charlène.

placeholder La princesa Charlène, la mujer de rojo. (Getty)
La princesa Charlène, la mujer de rojo. (Getty)

Un paso adelante

Christian Salomoni, nuestro habitual colaborador en estas lides, lo tiene claro: el rojo es el color del poder. "Siempre es llamativo, incluso todo un mantra, en la comunicación no verbal que el cambio en la apariencia es un cambio en nuestra realidad. El rojo, que es un color muy fuerte, no es significativo tan solo porque se acerque la Navidad. Es el color del poder, del renacer, de una posición en la que ella antes no se colocaba, porque estaba monocromática", asegura sobre el look de Charlène en la gran fiesta monegasca.

Respecto a este cambio de imagen en lo meramente textil, Duduyemi, experta en imagen y poder personal, nos cuenta que la princesa está "muy bien asesorada", ya que la sudafricana es lo que se conoce como "un triángulo invertido" en cuanto a corporalidad y claramente se está "poniendo ropa que le sienta muy bien", algo que, según ella, algunos asesores pasan por alto. "Algunos estilistas no tienen en cuenta el cuerpo de las personas y les ponen cualquier vestido porque piensan que sirve para todos y hay que mirar el propio físico de cada uno".

placeholder Charlène de Mónaco, de negro en el Festival de las Estrellas de Montecarlo. (Instagram/@palaisprincierdemonaco)
Charlène de Mónaco, de negro en el Festival de las Estrellas de Montecarlo. (Instagram/@palaisprincierdemonaco)

"El color negro, para una persona caucásica como ella, con el pelo rubio, no suele sentar muy bien porque es demasiado clásico. Pero es diferente si se lo pones por ejemplo a Victoria Beckham, que al ser morena te da otro resultado", añade Duduyemi. Salomoni por su parte, nos recuerda que los colores son más importantes de lo que creemos y que "influyen en nuestra psicología".

En lo que respecta a su comunicación no verbal, nuestro experto se encuentra un tanto desconcertado sobre el rostro hierático e impenetrable que la exdeportista olímpica ha logrado convertir en una de sus señas de identidad a lo largo de los años.

"La veo un poco ausente a nivel de expresión facial. No sé muy bien si está en paz, si está tranquila, si está tomando algún medicamento... o si es lo que quiere aparentar", reconoce antes de añadir que el estudio del lenguaje corporal "no alcanza para tanta minuciosidad".

"Sí podemos apreciar que se preocupa por sus hijos, que vigila que todo esté correcto", nos cuenta sobre su actitud en el Día Nacional de Mónaco, "a la vez que refuerza ese mensaje a nivel de imagen personal de que ha vuelto, que es poderosa y que se da una importancia que antes no se daba". ¿Tenemos, pues, chica nueva en la oficina? Todas las pruebas apuntan en esa dirección, pero en el siempre sorprendente pequeño universo monegasco todo es posible.

Si acudimos a la hemeroteca para repasar las noticias de los últimos meses sobre la princesa Charlène de Mónaco, los problemas parecían haber ido en aumento para la antigua nadadora sudafricana. Pese a que ya parecen lejanos los meses en los que estuvo recluida en su país natal lejos de su familia a causa de una enfermedad que, dicen, casi le cuesta la vida, las señales de que algo extraño estaba ocurriendo en el pequeño principado eran más que evidentes.

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