Charlène y Carlota de Mónaco, de nuevo juntas y con looks coordinados

Por todos es sabido que a la princesa Charlène y a Carlota de Mónaco les une una estrecha relación. A los gestos de complicidad entre ambas cuando se reúne toda la familia, debemos añadir que ya se ha convertido en habitual que acudan juntas a una cita profesional. Siempre que tienen ocasión, se muestran cercadas, divertidas y muy unidas. En otras palabras, la hija de Carolina de Mónaco es uno de los apoyos fundamentales de la mujer del príncipe Alberto en su día a día en Mónaco.

Precisamente, hace poco, la embajadora de Chanel asistió junto a Dimitri Rassam y sus dos hijos, Raphaël Elmaleh y Balthazar Rassam, al tradicional pícnic monegasco que marca el fin de verano, conocido como U Cavagnëtu, y al que en los últimos años solo habían asistido Alberto y Charlène. Hoy han sido ellos dos y su sobrina los protagonistas de un acto a pie de embarcadero.

Tal y como han informado desde el principado, "ayer se inauguró la nueva lanzadera Saint-Georges en presencia del Príncipe Alberto y la Princesa Charlène, Carlota Casiraghi, Seguridad Pública y personalidades monegascas, francesas e italianas. Estas lanzaderas de intervención rápida, con capacidad para 12 personas y una longitud de 45 nudos, reforzarán la flota de la policía marítima".

Celebrado a plena luz del día, los tres miembros de la familia real permanecieron atentos a las explicaciones de los marineros, así como a la intervención del párroco que se acercó al embarcadero para ofrecer sus bendiciones. Cada vez más implicada en sus labores, Carlota acompañó a sus tíos enfundada en un conjunto de dos prendas de Chanel. Un atuendo similar en prendas y forma al que escogió la princesa Charlène.

Las dos optaron por trajes de chaqueta, el de la hija de Carolina, estandarte del 'effortless chic', y el de su tía, de esencia minimalista. Como hemos avanzado, Carlota llevó un diseño de la maison francesa conformado por una chaqueta de tweed negra con ribetes a contraste en blanco, cuello redondo, cierre frontal con botones vintage y manga larga. Debajo, sumó una camisa blanca de fondo de armario. Completan las prendas un pantalón negro de vestir de corte culotte. A sus pies, más piezas de Chanel: los zapatos 'slingbacks' bicolores con tacón sensato valorados en 990 euros.

Por su parte, la mujer de Alberto de Mónaco se decantó por un traje sastre fiel a la tendencia del lujo silencio. De patrón estructurado y líneas depuradas, el de Charlène era de color azul marino.

Al igual que el de Carlota, se compuso de dos prendas principales, una americana de doble botonadura y un pantalón de talle alto y perneras anchas. Charlène sustituyó la camisa por una camiseta básica blanca. En el terreno de los accesorios, unos zapatos de salón con la puntera redondeada.

Dos estilismos en clave marinera que, aunque de estilos diferentes, conectan los armarios de tía y sobrina. Una prueba más de que su relación traspasa la barrera de la formalidad y que nos demuestra que, más que familia, son amigas.