Mary de Dinamarca, tacones con print de leopardo y un collar plagado de perlas en su última aparición

Quedan apenas diez días para que Margarita II abdique el trono en favor de su hijo, el príncipe Federico. Será el próximo domingo 14 de enero cuando la soberana deje la labor que lleva haciendo durante 52 años para dar paso a las nuevas generaciones. Pero antes de que ese día llegue, los miembros de la familia real danesa continúan con su agenda oficial, que siempre está llena a principios de año.

Son tres los compromisos que llevan a cabo los primeros días de enero: la cena de gala con motivo de Año Nuevo, en la que vimos a la futura reina Mary vestida con un diseño de terciopelo burdeos; la recepción al cuerpo diplomático, celebrada este miércoles y para la que la australiana recuperó de su armario un recatado vestido azul que combinó con impresionantes rubíes; y otra recepción en honor a las fuerzas armadas, servicios de emergencia y otros organismos, que ha tenido lugar este jueves en el palacio de Christiansborg.

Para esta tercera aparición desde el anuncio de la reina Margarita, quien eligió su discurso de Año Nuevo para comunicar su abdicación, la princesa heredera ha elegido un estilismo muy clásico, como requiere la ocasión, al que ha dado un toque arriesgado con sus zapatos. Mary ha optado por una falda de vuelo en color bronce que le vimos en un reportaje que realizó para 'Vogue Australia' en 2016. La ha combinado con una chaqueta de terciopelo marrón chocolate.

Un look conservador al que la australiana ha añadido unos zapatos de tacón con estampado de leopardo, el toque más original de este atuendo. Son de Gianvito Rossi y los guarda en su zapatero desde 2014. El resto de complementos los formaban un clutch de Bottega Veneta, el modelo Knot, que tienen otras tantas royals, como doña Letizia, así como unos guantes blancos, que llevaba en la mano.

En cuanto a sus joyas, la princesa ha querido elevar su estilismo con un choker de perlas en cuyo centro se encuentra una gran aguamarina rodeada de pequeños zafiros. Es una pieza que Mary tiene desde los inicios de su matrimonio con Federico y su procedencia sigue siendo un misterio. La futura reina llevaba, además, unos pendientes de diamantes muy discretos y dos pulseras de oro amarillo, una de ellas el modelo Love de Cartier.

En cuanto a la reina Margarita, siempre lleva el mismo vestido en estos actos, una especie de uniforme que antes era azul pero que hace dos años renovó por uno en color burdeos. Encima lucía un abrigo de pelo y en el pecho un broche de la parure Pearl Poiré. Esta pieza presenta una perla superior rodeada por diamantes haciendo ornamentos que terminan con cinco perlas en forma de lágrima colgadas.

Data de 1825, cuando Federico Guillermo III de Prusia lo encargó como regalo de bodas junto a una tiara para su hija, la princesa Luisa, quien se casó con Federico de Holanda. Luisa le dejaría ambas joyas a su hija que llevaba el mismo nombre y que acabó convirtiéndose en reina de Suecia y Noruega. Su hija, también llamada Luisa, acabaría formando parte de la familia real danesa por su boda con Federico VIII, y desde entonces la tiara y el broche han ido pasando de reina en reina.