Cónclave de la familia Grimaldi en la Fórmula 1: look de Charlène de Mónaco y los amores de Alexandra de Hannover y Carlota Casiraghi
La presencia de la Casa Real monegasca en el Gran Premio de Montecarlo es una tradición y este año sus miembros han acertado con sus looks y compañías
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El Gran Premio de Mónaco ha vuelto a reunir este domingo a la familia Grimaldi en su cita más mediática del calendario. Como cada año, el rugido de los motores ha tomado las calles de Montecarlo y la atención ha recaído en los monoplazas y en el palco reservado a la realeza. La presencia de los príncipes Alberto II y Charlène ha reafirmado el peso simbólico que tiene esta carrera también como escaparate del glamour europeo.
El momento más esperado ha sido, como siempre, el del look elegido por Charlène de Mónaco, fiel a un estilo sobrio, pero rotundo que marca tendencia en cada aparición. La royal ha acaparado todas las miradas con un look monocromático en rojo intenso parte de una estética de líneas puras con guiños retro.
La princesa ha apostado por una blusa de silueta estructurada con tela plisada y cuello envolvente. A lo que ha sumado unos pantalones de pata de elefante y un cinturón con hebilla dorada. El look lo ha acompañado de unas gafas de sol XL que reforzaban su imagen sofisticada y poderosa. A su lado,su marido ha lucido chaqueta azul marino y pantalón beige en clave clásica.
Antes del inicio de la carrera, Alberto II y su hijo el príncipe heredero Jacques han protagonizado uno de los momentos más entrañables de la jornada al recorrer el circuito en coche descapotable, saludando a los asistentes y consolidando el vínculo de la dinastía Grimaldi con este evento que es ya parte de la identidad nacional monegasca.
El sábado previo a la carrera, los príncipes tomaron el pulso del ambiente en los boxes. Charlène y Alberto II recorrieron el paddock para animar a los pilotos, entre saludos institucionales y encuentros con personalidades clave del evento.
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Uno de los más comentados fue el que mantuvieron con Bernard Arnault, presidente del grupo LVMH, y sus tres hijos: Alexandre, Frédéric y Jean Arnault. El patriarca del lujo europeo, que alterna el primer puesto de hombre más rico del mundo con Elon Musk, estuvo acompañado por su familia en una jornada donde los negocios y el espectáculo se cruzaron con naturalidad.
Por su parte, Carlota Casiraghi también hizo acto de presencia junto a su hijo mayor, Raphaël Elmaleh, fruto de su relación con el actor Gad Elmaleh. Madre e hijo se dejaron ver en los entrenamientos, cómplices y relajados, acompañados por el expiloto Jacky Ickx y su esposa, la cantante Khadja Nin. El pequeño, habituado ya al entorno del circuito, se movía con soltura entre los boxes mientras los aficionados intentaban captar con sus móviles cada gesto de la sobrina del príncipe Alberto.
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No faltó Alexandra de Hannover. La hija de Carolina de Mónaco acudió a los boxes con un look sencillo formado un vestido negro con bolsillos de grandes solapas. Pero lo interesante de su elección fue un bolso granate que le dio el toque de color. No estuvo sola, su novio, el alemán Ben-Sylvester Strautmann, la acompañó y se hicieron una foto de lo más tierna.
El sábado terminó con una imagen potente: los príncipes visitaron la tribuna de la Asociación Monegasca de Discapacitados Físicos, instalada en las murallas de Monaco-Ville. Este espacio, adaptado especialmente para personas con movilidad reducida, ofrece una de las vistas más privilegiadas del trazado urbano.
Allí, Alberto y Charlène compartieron un momento especialmente emotivo repartiendo gorras firmadas por Charles Leclerc, el piloto local. “Un momento de compartir y de bondad”, tal como lo calificó el Palacio del Príncipe, que resume bien el espíritu de cercanía que quisieron transmitir los soberanos.
El Gran Premio de Mónaco ha vuelto a reunir este domingo a la familia Grimaldi en su cita más mediática del calendario. Como cada año, el rugido de los motores ha tomado las calles de Montecarlo y la atención ha recaído en los monoplazas y en el palco reservado a la realeza. La presencia de los príncipes Alberto II y Charlène ha reafirmado el peso simbólico que tiene esta carrera también como escaparate del glamour europeo.