Angelina Jolie no quiere que este juez intervenga en su divorcio de Brad Pitt

Si el comienzo de su relación fue sonado parece que el final no tiene intención de quedarse atrás. El divorcio de Angelina Jolie y Brad Pitt es una de esas historias en las que, cuando piensas que el final está cerca, pasas la página y descubres que todavía tienes un nuevo capítulo por delante.

Parecía que las cosas entre ellos estaban más tranquilas, que las aguas estaban volviendo a su cauce, sobre todo tras la vorágine informativa que vivimos cuando anunciaron su separación. Los problemas del actor con el alcohol y la complicada relación que mantuvo con sus hijos tras hacerse pública la noticia no ayudaron a que las cosas fueran más sencillas.

Pero como dicen, el tiempo todo lo cura y ahora la expareja había conseguido oficializar su divorcio. Eso sí, faltaban por clarificar algunas cuestiones básicas, como las relacionadas con sus finanzas o con la custodia de sus hijos. Al parecer Angelina consideraba que Brad no estaba pagando suficiente por la manutención de sus seis hijos.

Durante los últimos meses, los medios estadounidenses señalaban hacia un acercamiento por parte de la pareja, no sentimental, sino familiar. Las visitas de Pitt al hogar familiar para poder pasar tiempo con sus hijos habían continuado durante la pandemia y parecía que las cosas entre ellos por fin estaban mejorando.

La nueva polémica ha llegado porque Angelina no está de acuerdo con que sea el juez John W. Ouderkirk quien juzgue su caso. Los abogados de la actriz alegan que deberían apartarle de este caso porque no fue claro e informó tarde sobre su relación profesional previa con Anne C. Kiley, una de las abogadas de Pitt, lo que podría resultar en un veredicto no imparcial.

En lugar de apostar por un juez contratado por el Tribunal, optaron por contratar a un juez privado, práctica habitual entre las estrellas de Hollywood y parejas famosas para evitar que sus datos personales y económicos puedan llegar a ver la luz.

Los abogados de Jolie aseguran que no pueden estar seguros de la imparcialidad del juez, por lo que al haber una duda razonable, piden su recusación. Esto alargaría aún más una situación de hace años que arrastran, porque la pareja anunció el final de su relación en el año 2016 y todavía no han llegado a ningún acuerdo.