‘And Just Like That’: ¿sexo en el nuevo Nueva York?
Se estrena la secuela de la famosa serie protagonizada por Sarah Jessica Parker, Cynthia Nixon y Kristin Davis con la ausencia de Kim Cattrall. ¿Que podemos esperar?
Dejamos a las chicas de ‘Sexo en Nueva York’ tras un viaje a Dubai en 2010, aunque muchos prefieren quedarse con el recuerdo del fin de su era televisiva en 2004. En cualquier caso, la pregunta es pertinente: ¿qué nos vamos a encontrar en esta tardía secuela? ¿Cómo estarán Carrie, Charlotte y Miranda tras la estampida de Samantha? ¿Qué queda del Nueva York de entonces? ¿Y qué tabúes quedan por derribar en el sexo en la era Tinder?
‘And Just Like That’, la secuela de aquel mundo de fantasía a mayor gloria de la mujer soltera blanca pudiente de Nueva York, presenta en 2021 muchos retos, actualizaciones y preguntas que el secretismo alimentado por HBO no contesta de momento. Los fans descifran cada frase y cada plano del tráiler como si fuera un jeroglífico, pero todo es pura especulación. El 9 de diciembre tendremos las respuestas.
La edad, de momento, ha centrado la mayor parte del debate: ¿seguirán las mujeres que redefinieron la moda de los noventa siendo la tendencia con las canas al aire? ¿Será una verdadera reivindicación del paso del tiempo o un festín del bótox y la magia de la iluminación y el videoshop? Las redes se han inclinado más por esta última opción, de momento, al ver a Sarah Jessica Parker, Cynthia Nixon y Kristin Davis en las imágenes promocionales.
Luego, claro, está la evolución de la sociedad y su cambio de lo que significa ser un modelo a seguir: discursos de raza y género entran en contradicción con algunos de los pilares de esta serie que era, por definición, una batalla de sexos y el fascinante tren de vida de la clase alta. ¿Sería hoy la relación con Mister Big un clásico de la masculinidad tóxica con un macho alfa de libro? Samantha, la gran ausente, era la más empoderada de las cuatro y la que más fácilmente se habría adaptado a las bondades de Tinder.
En el tráiler vemos a Carrie (que ya no es columnista, sino comentarista en un podcast) hablar de las aplicaciones de contactos como algo ajeno. Curioso, cuando la serie fue pionera en mostrar que el baile de amantes y el consumo acelerado de citas de una noche no era patrimonio exclusivamente masculino. Pero con los tiempos acelerados (a veces elípticos) del ritual del cortejo en la era virtual, ¿dónde estará el hilo narrativo de la serie? Seguro que hasta la puritana Charlotte estaría ahora aclimatada al ‘ghosting’ y al ‘sexting’, incluso cuando es madre de una niña. ¿O estará más alineada ahora la adolescente con el género no binario y se desvelará que el discurso hombre-mujer que centraba la serie original ya no se lleva?
Considerando que Cynthia Nixon llegó a postularse como candidata a gobernadora del estado de Nueva York por el partido demócrata, es de esperar que la serie tenga, al menos, un barniz neoprogre cuando su frescura original era más bien por ser revolucionaria desde el prisma del amor neoliberal. Así, la llorada salida de Kim Cattrall (en medio de un supuesto desencuentro con Sarah Jessica Parker) se ha solventado con cuatro mujeres (Sarita Choudhury, Nicole Ari Parker, Karen Pittman y Sara Ramírez) que se encargan de traer diversidad racial y borrar cualquier acusación de privilegio blanco, aunque también alargarán la duración de los capítulos de los deliciosos 25 minutos de antaño a los 45 de la era del visionado ‘on demand’. Por estos nuevos hábitos de consumo audiovisual, los capítulos pierden también esa autonomía y ese cierre redondo que los caracterizaba para fundirse en una narración fluida del primero al último.
Más dinero y privilegio
Pero no nos engañemos: las primeras imágenes de la serie también recuperan viejas costumbres que no reniegan de un espíritu hedonista que hizo época y una Nueva York que, en realidad, no existe ahora como no existía en su momento.
“La idea no es: ‘Mira, son maduras, han mejorado y son más inteligentes. Y, mira, piden perdón por las cosas que no te gustaron’. No creo que fuera la mejor manera de abordarla”, explicó Sarah Jessica Parker al ‘New York Times’, poniendo un poco de orden a los comentarios que afiliaban la serie a los valores de la generación Z y a la corrección política y no al que siempre ha sido su público natural. Por eso, aunque el rodaje de la última película en Dubai era toda una declaración de principios de que Nueva York ha perdido el músculo como epicentro del lujo y la opulencia, y la pandemia ha dejado maltrecha la dinámica vibrante de la ciudad, quien tuvo retuvo y si algo trae la edad y las crisis económicas a las personas como las protagonistas de la serie es todavía más dinero y privilegio.
Desde que Miranda se mudó a regañadientes a Brooklyn a ahora, ese ‘brownstone’ se ha debido revalorizar al menos hasta triplicar su precio. Charlotte apostó por el valor seguro de Park Avenue y ahí es donde se han arremolinado los nuevos y estrechísimos rascacielos de la ciudad, mientras que el apartamento de Carrie sigue siendo la meca turística del West Village y hasta los vecinos han tenido que poner mensajes intimidatorios para poder llevar una vida normal. Pastis, su lugar favorito de brunch, ha reabierto convenientemente tras una temporada larga de cierre, y la lista de marcas, hoteles y restaurantes que se pelean por aparecer, aunque sea fugazmente en estos diez capítulos, es interminable. Los Manolos, por supuesto, han tenido ya su cameo en el trailer, incluso cuando Sarah Jessica Parker ha sacado su propia marca de zapatos, que seguro hacen también una aparición especial. Porque no nos engañemos: el objetivo es que este regreso tenga tanto éxito y produzca tanto dinero que hasta Samantha quiera volver “just like that”.
Dejamos a las chicas de ‘Sexo en Nueva York’ tras un viaje a Dubai en 2010, aunque muchos prefieren quedarse con el recuerdo del fin de su era televisiva en 2004. En cualquier caso, la pregunta es pertinente: ¿qué nos vamos a encontrar en esta tardía secuela? ¿Cómo estarán Carrie, Charlotte y Miranda tras la estampida de Samantha? ¿Qué queda del Nueva York de entonces? ¿Y qué tabúes quedan por derribar en el sexo en la era Tinder?