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La importancia de proteger la piel ante el frío
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SALUD Y BELLEZA

La importancia de proteger la piel ante el frío

Existen miles de cremas en el mercado para evitar las arrugas en la piel, las manchas y otros signos provocados por la edad. Cada vez es

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La importancia de proteger la piel ante el frío

Existen miles de cremas en el mercado para evitar las arrugas en la piel, las manchas y otros signos provocados por la edad. Cada vez es mayor la concienciación de la sociedad sobre la necesidad de cuidar la piel en verano para protegerla del sol, aunque no tomamos las mismas precauciones ante los rigores del frío, un factor que contribuye, y mucho, al envejecimiento y deterioro de nuestra piel.

La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo y es la encargada de ejercer como barrera de protección ante cualquier cambio que se produzca en el exterior. Sin embargo, las inclemencias meteorológicas, los cambios de temperatura y un cuidado poco adecuado afectan también a su salud. Para proporcionar el tratamiento que necesita es preciso conocer primero qué tipo de piel se tiene: grasa, normal, seca o muy sensible. Estas dos últimas serán las que necesiten un cuidado más intensivo.

Con el frío, la hidratación es uno de los factores que más hay que tener en cuenta. El paso de un ambiente frío a un lugar con calefacción hace que la piel se deshidrate y se reseque mucho más, afectando a su elasticidad. Para evitar problemas mayores, los dermatólogos recomiendan utilizar cremas hidratantes con protección solar en todo el cuerpo, poniendo especial cuidado en manos y cara, sin olvidar los labios. Es fundamental también mantener la humedad en el ambiente, por lo que es recomendable la utilización de humidificadores, especialmente si en el hogar conviven personas mayores o niños.

La ropa adecuada puede ser también un buen aliado de nuestra piel en invierno. Las prendas de vestir que evitan la transpiración de la piel pueden llegar a provocar problemas cutáneos y, pese a que mantienen la temperatura corporal, impiden la regeneración natural de la piel. Tampoco es bueno abusar de duchas y baños con agua caliente, ya que perjudican la epidermis y son negativos para la circulación.

Una buena alimentación ayuda a nuestro organismo aportándole todo los nutrientes que necesita. Las comidas excesivamente pesadas, propias de esta época del año, pueden resultar apetecibles, pero nuestra piel agradecerá la incorporación de frutas frescas y de productos ricos en fibra en la dieta diaria. Como en cualquier época del año, beber agua es fundamental y, pese a que con un café calentito resulta muy sugerente para entrar en calor, no debemos olvidar que este producto es diurético y favorece la deshidratación de nuestro organismo.

Existen miles de cremas en el mercado para evitar las arrugas en la piel, las manchas y otros signos provocados por la edad. Cada vez es mayor la concienciación de la sociedad sobre la necesidad de cuidar la piel en verano para protegerla del sol, aunque no tomamos las mismas precauciones ante los rigores del frío, un factor que contribuye, y mucho, al envejecimiento y deterioro de nuestra piel.