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Un millón de euros por el zafiro de la duquesa de Windsor
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Un millón de euros por el zafiro de la duquesa de Windsor

Que entre los duques de Windsor y la casa de joyas Cartier había una estrecha relación no es a estas alturas ninguna novedad. Eduardo VIII, quien

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Un millón de euros por el zafiro de la duquesa de Windsor

Que entre los duques de Windsor y la casa de joyas Cartier había una estrecha relación no es a estas alturas ninguna novedad. Eduardo VIII, quien abdicara en su hermano el trono de Inglaterra para contraer matrimonio con la norteamericana Wallis Simpson, sentía una gran pasión, compartida con su esposa, por las joyas creadas por la Maison. La pasión la había heredado de su abuelo quien elevaba a Cartier a la realeza por sus creaciones.

Tras abdicar, un 11 de diciembre de 1936 –después de menos de un año en el trono- en su hermano menor, que reinaría con el nombre de Jorge VI, se fue durante medio año a Austria, donde permaneció como huésped de su amigo personal el barón Rothschild, a la espera de reunirse en París con la que se convertiría en su esposa el día 3 de junio de 1937.

A partir de ese momento se intensificó la relación entre el matrimonio Windsor y la casa Cartier. El matrimonio se hizo numerosos regalos de la firma como una pitillera, una polvera o el sello de oro y platino con rubíes y zafiros con el que el duque obsequió a Wallis poco antes de pasar por la vicaría. Entre esas joyas se encontraba un colgante que ahora ha salido a subasta en la casa Sotheby’s.

La pieza, creada por Cartier en 1951, está compuesta por un zafiro de 206.82 quilates rematada con diamantes y pertenece a la llamada colección de la duquesa de Windsor. El colgante saldrá a subasta el día 15 de mayo en la sede que la casa de subastas Sotheby’s posee en la ciudad suiza de Ginebra y se espera que alcance entre 713.000 euros y 972.000 euros.

No es la primera vez que las joyas creadas por Cartier para la duquesa alcanzan un precio elevado. Tras la muerte de Wallis Simpson en 1986, algunas de las joyas pertenecientes a esa colección privada que había conseguido a lo largo de su vida fueron subastadas también por la casa Sotheby’s. Buena parte de ellas fueron adquiridas por la propia firma Cartier, que las ha expuesto en todo el mundo, y otras, como un collar de perlas –comprado por el diseñador Calvin Klein y su ex esposa Kelly- acabaron en manos de compradores particulares. En el caso del collar de perlas, el matrimonio Klein se hizo con él por 3,6 millones de dólares, algo más de tres millones de euros, conscientes de que además de una valiosa joya, compraban parte del mito que rodea a la colección de la duquesa de Windsor.

Que entre los duques de Windsor y la casa de joyas Cartier había una estrecha relación no es a estas alturas ninguna novedad. Eduardo VIII, quien abdicara en su hermano el trono de Inglaterra para contraer matrimonio con la norteamericana Wallis Simpson, sentía una gran pasión, compartida con su esposa, por las joyas creadas por la Maison. La pasión la había heredado de su abuelo quien elevaba a Cartier a la realeza por sus creaciones.