Música legal y gratis: la revolución se llama Spotify
Primero fue Napster y luego llegaron Kazaa, eMule, SoulSeek, BitTorrent… la lista de ‘mirlos blancos’ desde que Internet comenzó a revolucionar el panorama de la música
Primero fue Napster y luego llegaron Kazaa, eMule, SoulSeek, BitTorrent… la lista de ‘mirlos blancos’ desde que Internet comenzó a revolucionar el panorama de la música es casi tan larga como corta fue la duración de muchos de ellos. Este 2009 puede ser, sin embargo, el año que el concepto cambie definitivamente. La llegada del software gratuito Spotify, que permite a los usuarios escuchar a través de la red –en streaming– a sus artistas favoritos, promete revolucionar el panorama musical: el futuro es cosa de anteayer.
Para acceder a los servicios de Spotify es necesario tener una invitación que se puede recibir a través de algún miembro o bien solicitándola en la página web del programa y esperando unos días. Una vez recibida sólo hay que crear una cuenta de usuario, descargar el software y ponerlo en marcha: a partir de ahí el acceso a los contenidos es inmediato y gratuito. No hay buffering –se acabó el quedarse con un tema a medias durante varios segundos esperando a que termine de cargarse– y la publicidad, en forma de pequeñas cuñas sonoras, sólo aparece en intervalos de tiempo bastante amplios.
El catálogo de artistas disponible en el software es tan grande como el de las grandes majors de la industria: Spotify ha firmado acuerdos con Universal Music, Sony BMG, EMI Music, o Warner Music y parece que no hay peligro de que los derechos de autor se interpongan en la distribución en la música. De U2 a Joan Manuel Serrat, de Madonna a Lily Allen... todos (o casi todos, porque bandas como The Beatles u Oasis no aparecen o lo hacen mínimamente) están disponibles para cualquiera en cuestión de microsegundos.
La interfaz gráfica es muy sencilla de utilizar y recuerda en apariencia a la del software iTunes de Apple. Las búsquedas se pueden realizar por artista, título, álbum, género o año de publicación, aunque también existe la posibilidad de crear listas de reproducción, compartirlas con otros usuarios a través de páginas web como spotifyfriends.com e incluso modificarlas para adaptarlas a nuestros gustos completos. Y si no sabemos qué elegir siempre se puede optar por la radio, que escogerá por nosotros música de un estilo concreto y de la década que prefiramos.
¿Cuál es el truco? Difícil encontrarlo, al menos por el momento. Es verdad que la versión gratuita incluye publicidad, pero nada parecido a los insoportables cortes de la televisión comercial: entre las canciones que escuchemos sólo aparecerá alguna que otra cuña solitaria cada media hora, aproximadamente. De todos modos es posible librarse de ella contratando el servicio de pago, que cuesta 9,99 euros al mes o 0,99 por un pase para un día suelto (lo mismo que cuesta una sola canción en la iTunes Store). Por el momento Spotify es la revolución llegada al mundo de la música: ahora sólo falta ver si esta 'revuelta popular' acaba imponiéndose.
Primero fue Napster y luego llegaron Kazaa, eMule, SoulSeek, BitTorrent… la lista de ‘mirlos blancos’ desde que Internet comenzó a revolucionar el panorama de la música es casi tan larga como corta fue la duración de muchos de ellos. Este 2009 puede ser, sin embargo, el año que el concepto cambie definitivamente. La llegada del software gratuito Spotify, que permite a los usuarios escuchar a través de la red –en streaming– a sus artistas favoritos, promete revolucionar el panorama musical: el futuro es cosa de anteayer.