Cómo hacer tu rutina de limpieza en otoño según tu tipo de piel (palabra de experto)

El otoño trae consigo una considerable bajada de temperaturas, menos horas de sol, viento y humedad, un interesante combo que hace que las necesidades de nuestra piel cambien. La hidratación pasa a ser una cualidad extra para sobrevivir a los cambios bruscos de temperatura, de ahí que sea necesario cambiar de crema con la nueva estación.

Pero, además de las adversidades, el otoño también es perfecto para reparar el daño en nuestra piel, reequilibrarla y restablecer la barrera lipídica de nuevo, entre otras muchas tareas. El comienzo de toda rutina, la limpieza, determinará la efectividad del resto de productos y además eliminará cualquier tipo de residuo, así que adaptar nuestra forma de limpiar la piel a la estación en la que nos encontremos puede ser el quid de la cuestión.

Hablamos con la farmacéutica Meritxell Martí para descubrir qué limpiador debe utilizar cada tipo de piel, sin olvidar las reglamentarias exfoliaciones después del verano, con las que eliminar las células muertas y las manchas en la piel, resultado del bronceado. Para desmaquillar la piel, Meritxell recomienda el uso del agua micelar como primer paso de la limpieza: “Me gusta mucho el Agua Micelar Antipolución de Armonía Cosmética Natural”.

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Piel grasa y con tendencia acneica

Como nos explica la farmacéutica, este tipo de piel se ve beneficiada durante el verano ya que el sol ha actuado como antiséptico, además de haber controlado la secreción sebácea; sin embargo, con la entrada del otoño, la piel grasa puede sufrir ligeros brotes de acné. “La limpiadora que en estos casos aconsejo es en espuma y que se pueda aclarar con agua, ligeramente astringente. Pueden contener componentes como el aceite del árbol de té, el ácido salicílico e incluso exfoliantes enzimáticos como la bromelaína o la papaína”.

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Enzyme Cleansing Gel de Mario Badescu. Gel limpiador de uso diario especialmente formulado para pieles sensibles y con problemas de acné. Enzimas de papaya y pomelo exfolian y aclaran y reducen el exceso de grasa en la piel.

Piel normal

Aunque la piel normal no sufra alteraciones tan acusadas como la grasa o la seca, es importante prestar atención a sus necesidades, Meritxell Martí recalca de nuevo la importancia del agua como aclarado final y recomienda limpiar la piel con limpiadores que no contengan sulfatos, para así preservar el manto lipídico natural de la piel y mantener su correcta hidratación.

Truth Juice Daily Cleanser. Otro gel limpiador, en este caso elaborado con vitamina C, gracias al agua de naranja y ácidos PHA. Limpia la piel de suciedad e impurezas al eliminar las células muertas y devolverle la luminosidad.

“Mi preferencia es limpiar la piel por la mañana con una espuma de limpieza suave. Una buena opción sería que contenga antioxidantes (vitamina C o resveratrol) y aclarar con agua. Luego por la noche cuando se tiene algo más de tiempo, utilizar un bálsamo limpiador que se aclare con agua. Puede ser en bálsamo o en aceite que al contacto con el agua se emulsione y forme una leche limpiadora”, detalla la farmacéutica, que también recomienda terminar la limpieza con un tónico. La experta también advierte del uso de las pastillas de limpieza, ya que no todas son sulfate-free y pueden resecar y sensibilizar la piel.

Piel seca o madura

Durante el otoño y el invierno, una de las consecuencias de las condiciones meteorológicas es la falta de hidratación de la piel. El cambio brusco de temperaturas (del frío de la calle a los interiores con la calefacción alta) y el viento hacen que la piel se reseque, algo que sufren especialmente las pieles secas o maduras. Como Meritxel Martí nos advierte, “si no hemos sido precavidos con el sol, al bajar las temperaturas estarán mucho más sensibles a los cambios”.

Elaborado con extracto de aceite de oliva, el Melting Balm Cleanser de Byoma, deshace y retira los restos de mauqillaje, además de limpiar la piel de otros residuos, pero sin dejar la piel reseca, sino todo lo contrario, hidratada y, lo mejor de todo, respetando la barrera cutánea. A diferencia de otros bálsamos, no es tan sólido, sino más bien untuoso y una pizca de producto cunde para todo el rostro. Se puede retirar con agua o con ayuda de una muselina, lo que lo convierte también en un producto idóneo para el segundo paso de la doble limpieza facial.

Sus recomendaciones para limpiar este tipo de piel son, por tanto, los aceites o bálsamos oleosos: “Los bálsamos van a preservar los lípidos naturales de la piel (mucho más escasos en este caso) y a aportar hidratación y flexibilidad. Es ideal que contengan ácidos grasos esenciales como el omega 6, vitamina E y, por supuesto, antioxidantes y extractos calmantes para la piel como pueden ser la avena o la caléndula. Los aconsejo usar tanto de día como de noche”, concluye la experta.

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