Lo que tienes que saber sobre ponerte bótox en verano

La radiación solar es incompatible con muchos tratamientos, sobre todo los que alteran la barrera cutánea, como pueda ser un peeling o un láser. Pero no es extraño acordarnos a última hora de que casi se nos pasa la cita con la clínica para ponernos el bótox y relajar así las arrugas de expresión antes de irnos de vacaciones, las mismas que suelen marcarse de más de tanto fruncir frente, ceño y patas de gallo cuando el sol aprieta. El problema es que, entre apagar fuegos de última hora y preparativos, a menudo nos pilla el toro y acudimos a consulta derrapando. ¿Es buena idea? Pues depende. La buena noticia es que sí, puedes apuntarte a la toxina botulínica antes de irte a la playa. La mala es solo relativa: hay que tener en cuenta ciertas precauciones, como explican diversos expertos, y no dejarlo para, literalmente, el último día.

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La presión del avión, solo en vuelos largos

Como explica el Dr. Carlos Morales-Raya, dermatólogo miembro del GEDET y de la clínica con su nombre, “el uso de la neurotoxina puede hacerse durante cualquier época del año. Al contrario de otros procedimientos como ciertos láseres y peelings que actúan en capas superficiales de la piel y pueden favorecer la aparición de pigmentación en pieles predispuestas, los neuromoduladores actúan a nivel muscular, por lo que no les influye el sol; de hecho, es uno de los tratamientos estéticos más demandados en verano”, confirma el especialista. Ahora bien, ¿podemos viajar en avión según nos pinchamos? “Los cambios de presión que se producen en la cabina del avión son leves, y no modifican la difusión de la toxina”, aclara. El Dr. José Vicente Lajo-Plaza, médico estético, puntualiza que en los viajes de más de tres horas conviene esperar un pelín entre la infiltración y el vuelo. “En los de larga duración la presión de la cabina podría afectar, por si acaso es mejor espaciar unos días”. En general, la pauta según el Dr. Morales-Raya es que una vez aplicada la toxina esta difunde y ejerce su acción en las siguientes 8-24h. De ahí que no debamos dormir boca abajo ni hacer ejercicio el primer día. “Pasado este tiempo podemos realizar nuestras actividades habituales sin restricciones”.

En moto, cuidado con el casco

Si te has puesto bótox alguna vez sabrás que todo aquello que oprima la cabeza debe evitarse las primeras 24 horas, y esto incluye lógicamente el casco de moto, aún con más razón si va a ser nuestro medio de transporte para irnos de vacaciones. “Así evitaremos la incorrecta difusión del producto”, confirma el Dr. Morales-Raya. Si el destino elegido es el mar y pensamos bucear, un poco de paciencia; añade el Dr. Lajo-Plaza que “las gafas de buceo y los gorros de piscina (incluso los sombreros más encajados) conviene olvidarlos justo tras el tratamiento, ya que hay riesgo de que el producto pudiera difundirse y actuar en zonas donde no queremos que actúe”, revela.

Más sol, más arrugas

Es una verdad como un templo: en verano nos arrugamos más. Y esto tiene una explicación bien sencilla que se entiende si tratamos de mirar el sol un día de verano. ¿Verdad que fruncimos la frente y los ojos? Cuanto más lo hacemos, más se marcan estas líneas de expresión, de ahí que aplicarse el bótox en verano sea una opción interesante. Eso sí, de tanto arrugar esas zonas, el resultado podría durar menos, hay que tenerlo en cuenta.

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Lo explica el dermatólogo: “El empleo de la toxina relaja la musculatura frontal, del entrecejo y de la pata de gallo. Si realizamos un movimiento repetido de fruncido debido al sol, puede ocurrir que el efecto desaparezca antes, pero ese movimiento continuado es lo que queremos evitar precisamente con su uso, sobre todo en verano”.

Yoga facial, con cuidado

Si eres de los que practican gimnasia facial para mejorar el tono y combatir la flacidez, ten paciencia también los primeros días, en este caso podría hacer falta más de uno. Dice el Dr. Lajo-Plaza que aunque dé la sensación de que no se pueden hacer los gestos de la tabla de ejercicios, de manera neurológica se intentan repetir, y esto provoca que la regeneración de SNAP25 (una de las proteínas cuya producción bloquea la toxina botulínica) sea más rápida. “También hay que evitar la electroestimulación facial si queremos que los resultados sean más duraderos”, añade.