El vestido 'goth' que triunfa entre las royals y las celebrities

Cuando un vestido es capaz de unir a royals y a celebrities, no cabe duda alguna de que hablamos de un modelo único que ha de tener algo especial. Elegancia pero vanguardia: esos son los dos ingredientes que hacen que un vestido sea capaz de enamorar a Kate Middleton y a Alexa Chung por igual. Se dice que desde que en 2005 el vestido Galaxy de Roland Mouret enamorara a celebs tan diversas como Cameron Diaz y Scarlett Johansson, y en 2011 el modelo Octavia de Stella McCartney terminara en el armario de medio Hollywood, no habíamos asistido a ningún fenómeno parecido.

El modelo Falconetti, de la firma Vampire's Wife, se ha convertido en el vestido it de la temporada. No solo Alexa Chung y Kate Middleton se han enamorado de él, sino que Margot Robbie, Jennifer Aniston, Kirsten Dunst y Rachel Weisz han lucido diferentes versiones de este modelo. Ah, Beatrice de York también lo lució en la boda de Ellie Goulding. La sorpresa es que no hablamos de una marca archiconocida ni de un modelo con una silueta mainstream, sino de una firma que solo conocen las fashionistas cuya figura es algo complicada.

El diseño en cuestión está disponible en verde, en rosa, en blanco y en amarillo y cuesta unos 1.700 euros. Nadie dijo que vestir como una royal o una it girl fuera barato, ¿no? Pero ¿por qué hemos dicho que este vestido es goth? Para comenzar, por el nombre de la marca. Si la Mujer del Vampiro no te parece un nombre con reminiscencias góticas, ya no sabemos qué más decir. La exmodelo Susie Cave fundó la marca empleando en 2014 un nombre que hacía referencia al músico Nick Cave, que no es otro que su marido. Florence Welch, fan de la marca, asegura que este vestido “hace que parezca que practicas brujería en un culto”.

La verdad es que mientras que los it dresses anteriormente mencionados de Stella McCartney y Roland Mouret eran aclamados por marcar tipazo al ceñirse a la silueta de forma estratégica, este vestido no tiene propiedades fashionistas mágicas. Sin embargo, su tejido tornasolado y su curiosa silueta han dejado claro que en la era del #metoo, la mirada masculina no es ya la que importa. El nuevo sexy es ser diferente y única, y este vestido lo deja bien claro.