La Semana de la Moda de París se carga de inquietudes y esperanza
La edición primavera-verano 2023 de la Semana de la Moda de París abre interrogantes, disiente, conecta con la actualidad y muestra su lado más luminoso
Esta temporada, las colecciones dejan a un lado el lujo, frente a una demanda de libertad y paz, o por lo menos es lo que se ha respirado estos casi diez días de costura en París. Este mensaje empezó cuando Dior nos trasladaba a un entorno gutural del barroco italiano con el escenario esculpido en cartón de la artista Eva Jospin. Allí nos sentó para hablarnos del poder y la libertad de las mujeres. La indumentaria de luto de Catalina de Médici ha sido la inspiración de la colección para el próximo verano.
"Mi idea de la moda tiene que ver más con la libertad, pero históricamente la moda era una expresión de poder. Hoy veo a mucha gente que se siente muy atraída por la moda, pero hay una generación joven que odia la moda porque cree que es un sistema de poder. Cuando voy a las escuelas de moda es evidente. No les gustan las grandes marcas y grupos porque no les gusta el sistema. Pero no entienden que esto da oportunidades a proyectos hermosos", dijo Maria Grazia Chiuri en una entrevista a un medio especializado.
Catalina de Médici, noble italiana, se convirtió en reina de Francia de 1547 a 1559 por su matrimonio con Enrique II y llegó a ser la mujer más poderosa del siglo XVI en Europa (según su biógrafo Mark Strage). Su figura se traduce en una propuesta de restringido blanco y negro en la que Chiuri aúna una modernizada silueta de miriñaque con tejidos y caídas propias de la ropa interior y el streetwear.
Otro vestuario femenino, y otro decorado, poderoso es el de Saint Laurent. Siluetas longilíneas en vestidos sensuales de tubo, gabardinas interminables y sofisticados drapeados traídos de la alta costura de los años 80 de Monsieur Saint Laurent.
“Cuando Yves Saint Laurent dibujaba, solía hacer largas siluetas en seis líneas. Anthony hace desfilar las líneas. Líneas con corazón”, dice la periodista Sophie Fontanel. El error es hacer desfilar las líneas a expensas de una extrema delgadez de las modelos. Añadida a la dificultad para caminar con muchos de los vestidos (recordaba al video meme de Kim Kardashian y a la tiranía de Paul Poiret) merma la fuerza estética de Vaccarello.
Justo al contrario que Ester Manas, firma que “hace ropa en la que todo el mundo es bienvenido". En su colección Sunset Body hay una verdadera campaña de inclusividad que deconstruye el dañino concepto de 'cuerpo de verano'.
La libertad femenina es el tema que Virginie Viard trata en su cinematográfica propuesta. El 'allure' va vestido de blanco y negro con notas rosas y doradas, derrocha aires juveniles que guiñan el ojo a las nuevas generaciones de la mano de Kristen Stewart.
No obstante, la figura clave de la colección es la actriz y activista feminista francesa Delphine Seyrig. Protagonizó la película 'El año pasado en Marienbad' (1961), cuyo vestuario diseñó Gabrielle Chanel.
"Cuando el cuerpo deja de preocuparse exclusivamente por su elegancia, cuando la obsesión por ser bella ha dado paso a una actitud interior -una disposición de ánimo más que una muestra de orgullo-, entonces la mujer ha ganado en conjunto en naturalidad, juventud y sencillez. Ha dado un paso de gigante hacia su propia realización", es la cita de Gabrielle Chanel que guía la colección.
Un gigantesco escenario se erige en mitad del Louvre para acoger el poderío de Louis Vuitton. El artista Philippe Parreno y James Chinlund han creado una escenografía de proporciones desmesuradas que funciona como prólogo de la propuesta de Nicolas Ghesquière. Los accesorios y fornituras se sobredimensionan en una propuesta con toques futuristas.
Ghesquière aprovecha la colección para afirmar: "La feminidad está en el centro del debate y Louis Vuitton quiere participar: verla con énfasis, glorificar su complejidad, engrandecerla, darle todo el sitio que se merece".
Balenciaga es la tercera gran marca a la que le han amputado el nombre (y renombrado con solo el apellido) que guarda el pulso entre los grandes de la industria. Una vez más, Demna Gvasalia polariza opiniones en cuanto a su línea creativa en la casa del maestro Cristóbal Balenciaga. No obstante, se encuentra comodísimo en estos lodazales y comparte la visión del presidente y director general de Kering: "La misión de la industria del lujo es liderar el camino y asumir riesgos creativos”, afirmó François-Henri Pinault.
Gvasalia vuelve a desmarcarse de la senda parisina y plantea la cuestión del lujo posicionando sus prendas en mitad del barro. Vestidos largos de noche cuyas colas arrastran por el barrizal, modelos que parecen en huida (como los refugiados de la anterior colección). Prendas negras con guiños a iconos energéticos y tecnológicos.
“Lujo, no lujo, street, couture, malo, buzz, viral, todo lo mismo, a quién le importa. Encasillar la moda de lujo en la pulcritud, la exclusividad y lo visualmente caro es restringido y de la vieja escuela. La individualidad en la moda está degradada a pseudotendencias dictadas por un post en una historia de alguna de las celebridades del momento”, rezaba la nota de prensa.
Sin embargo, Kanye West es el primero en pisar el barro del dramático escenario creado por el artista español Santiago Sierra. "El plató es una metáfora de la búsqueda de la verdad y de tener los pies en la tierra. Dejemos que todos sean cualquiera y hagamos el amor y no la guerra", explica el creativo georgiano.
Al parecer, pisar el lodo de Gvasalia era solo un aperitivo para West, él tenía ya previsto tirarse al barro de lleno. En la restringida y secreta presentación de su marca YZY.
West apareció con una sudadera con el eslogan supremacista blanco 'Las vidas blancas importan' (White Lives Matter). Entre los escasos invitados se encontraba la cúpula de poder de la industria, que tuvo que esperar más de una hora al inicio del espectáculo. Finalmente, Anna Wintour y Galliano se fueron antes de que terminara.
Edward Enninful, el hombre negro más poderoso en la prensa de la moda, actual editor del 'Vogue' británico, califica la sudadera como "inapropiada" e "insensible, dado el estado del mundo". Ironía, denuncia o no, la cuestión es que West se siente “en guerra''.
En blanco y negro, la esperanza en el barro
El desfile de Gvasalia fue precisamente en el que más eco se hizo sobre la guerra en Ucrania en la edición anterior. Si bien la invasión de Ucrania no ha sido un tema central esta semana, las consecuencias lógicas de las circunstancias actuales sí lo son: la búsqueda de luz, de optimismo, de esperanza.
Lilia Litkovskaya, diseñadora ucraniana, presenta su colección en el tiovivo de las Tullerías. Titulada Vesnianka, como la canción tradicional ucraniana, pide que llegue la primavera; en este caso es una llamada a la paz.
Sus prendas básicas con líneas masculinas en blanco, negro y vaquero conviven con otras tejidas artesanalmente y coloristas en “un cuento visual sobre las esperanzas del mañana, los miedos y las decisiones que hay que tomar”.
“Creo que hay esperanza en el diseño. El diseño evoca sorpresa y alegría en la gente”. Es la cita de Issey Miyake elegida por el equipo de la marca para homenajearlo y despedirlo al inicio del primer desfile tras su muerte el pasado 5 de agosto.
Una fuerte línea de prendas en blanco y negro abre la propuesta de la firma japonesa bajo una luz tenue. A continuación aparecen los colores vibrantes en escultóricas prendas asimétricas con más movimiento y finalmente la música explota con la danza en conjuntos de tonos piel. La despedida es alegre y enérgica.
Del negro riguroso al florido optimismo en Dries Van Noten. Las hombreras imponentes se encuentran con la fluidez de los vestidos. Después de dos años sin desfilar, el belga pasa de la oscuridad a la luz.
Sinergias y confluencias: tecnología, naturaleza y artesanía
Surrealismo, tecnología, escultura. Jonathan Anderson centró su colección para Loewe en un hiperrealista anturio hecho por un orfebre. Los volúmenes escultóricos desafían la gravedad y las proporciones en prendas 'casual'. Flores de anturio en cualquier pieza, corsés de latón esmaltados con los clásicos estampados florales británicos y prendas pixeladas conviven en Loewe.
La intersección moda y tecnología en esta edición da un paso más en Koché. La diseñadora ha colaborado con Google ATAP (una incubadora de ingeniería: Tecnología y Proyectos Avanzados de Google) para la creación de ropa 3.0. Las prendas envían ondas electromagnéticas y permiten obtener información de movimiento, velocidad, calidad del material. El juego visual es la metamorfosis del tejido con el paso de las modelos al desfilar.
En Courrèges lo que pasa es el tiempo. La casa de moda futurista dirigida por Nicolas Di Felice se inspira en un reloj de arena. Una depurada estética de los 90 con predominio de blanco, negro y colores sólidos. La artesanía se alía con la tecnología en técnicas como el moldeado por inyección, la impresión tridimensional y el moldeado de tejidos de submarinismo con técnicas de la alta costura. Un diálogo entre la artesanía, demandante de tiempo, y la tecnología, ahorradora por definición.
La colección de Miu Miu conecta también con el mundo de la tecnología. Miuccia Prada ha colaborado con la artista china Shuang Li para hablar del paisaje contemporáneo digital. ¿Se han preguntado alguna vez cómo se transmiten los mensajes de las plataformas digitales? Esta información desmaterializada precisa de un cableado físico para viajar, una gigantesca red que atraviesa los océanos y se almacena en unos servidores.
Con esta temática podrán imaginar que la estética de la colección ha distado de la feminidad edulcorada y divertida que caracteriza a la marca. Las prendas viran hacia lo utilitario, lo urbano y continúan en su reclutamiento del hombre Miu Miu.
Quizá el momento más viral de toda la Semana de la Moda de París es el que ha protagonizado Bella Hadid para Coperni. La puesta en escena recuerda a la de Shalom Harlow para McQueen en 1999 (otra vez los 90).
Un producto pulverizado sobre el cuerpo de Hadid se transforma en un vestido en cuestión de minutos. El tejido en espray es de la empresa Fabrican Ltd, fundada por el español Manel Torres, y abre un nuevo camino entre la ciencia y la industria textil.
En la moda hay muchas capas de lectura. Podemos dejarnos cegar por el superficial destello de algunas influencers y celebridades haciendo cola en el photocall. Por la fatigante omnipresencia de Killy Jenner, por el infatigable desfilar de Bella Hadid. Por el empujón mediático que aporta la presencia de Cher (en Balmain), Carla Bruni (en la marca coreana EENK), Zendaya (en Valentino), Charlène de Mónaco y Ana de Armas (en Louis Vuitton)... O comprender los mensajes, sus inquietudes (que son las nuestras) y, como dice Maria Grazia Chiuri, “entender que esto da oportunidades a proyectos hermosos”.
Esta temporada, las colecciones dejan a un lado el lujo, frente a una demanda de libertad y paz, o por lo menos es lo que se ha respirado estos casi diez días de costura en París. Este mensaje empezó cuando Dior nos trasladaba a un entorno gutural del barroco italiano con el escenario esculpido en cartón de la artista Eva Jospin. Allí nos sentó para hablarnos del poder y la libertad de las mujeres. La indumentaria de luto de Catalina de Médici ha sido la inspiración de la colección para el próximo verano.