Adiós al abrigo negro, el color en el que invertir ahora es el marrón

Puede que el clásico modelo tres cuartos confeccionado en lana negra sea la opción que primero incluimos en el armario cuando llega el invierno, pero no es la única ni mucho menos. Existen muchas otras opciones que pueden ser igual de versátiles durante los meses de frío. Una de las que más hemos visto lucir a las expertas en moda en las últimas semanas es la del abrigo de color marrón. Un diseño que resulta igual de eficaz a la hora de completar un look con elegancia, principalmente porque empasta de manera magistral con cualquier tono de la paleta. Hermès, Loewe o Ferragamo son algunos de los sellos que han dado el visto bueno sobre la pasarela.

Hay quien nunca se ha enfrentado al marrón por el miedo a que el resultado final sea soso o aburrido, pero la realidad es que su sofisticación y calidez es indudable. Además, tal y como contaba Paula Mata en Vanitatis hace dos años en un artículo que situaba este color como el más trendy, los expertos en cromoterapia aseguran que “transmite estabilidad y credibilidad”. De hecho, se ha presentado en cualquiera de sus intensidades: chocolate, caramelo o café. Si hablamos de tipo trench, por ejemplo, la tradición nos invita a apostar por la claridad; en cambio, no hay duda que el marrón más oscuro es el que mejor se adapta a los modelos de piel o a los plumíferos, mientras que los de pelo o los de silueta batín suelen presentarse en camel.

Su modo de uso no implica tampoco misterio alguno: ofrece todo un mundo de posibilidades a la hora de ser combinado. Encaja igual de bien en un estilismo con vestido y botas, como se lo hemos visto a Taylor Swift, que en uno como los que suele llevar Katie Holmes, con joggers y zapatillas. Funcional sí, pero estiloso también.

Solo es cuestión de dar con un diseño de ajuste relajado para que puedas llevarlo con la misma gracia en un contexto más arreglado que en otro más informal —un truco: las piezas que incorporan una tira a juego a modo de cinturón te permiten lograr una solución más o menos elegante en función de si la anudas o no—.

Si nos centramos en la búsqueda de una fórmula correcta para lucirlo no con base en las prendas, sino a los otros colores, el panorama es exactamente el mismo. Las reglas estrictas que nos decían qué sí y qué no podíamos unir en un mismo estilismo están completamente desfasadas, por lo que no hay nada que impida dar rienda suelta a la creatividad.

Aun así, hay montajes que indudablemente empastan mejor que otros. Por ejemplo, una opción muy interesante por la que seguro has visto apostar a muchas insiders es la de moverse en la gama de marrones a través de las capas. El juego con capas y tonalidades distintas conocidas como ‘tonal dressing’ suele acabar con un buen desenlace, especialmente si termina coronado con un bolso a todo color que ponga el toque especial.

Por otra parte, está el monocromatismo, la opción más sencilla y aplaudida —nada suele salir mal cuando se apuesta por el total look—, aunque en este caso el look puede pecar de plano si la elección de elementos no es la adecuada, por lo que hay que poner especial mimo a la hora de hacerlo.

También con negro funciona a las mil maravillas. Este dúo otrora prohibido es ahora uno de los más resolutivos para las expertas, quienes suelen optar por un estilismo total black en el que casi de imprevisto irrumpe el marrón. Esta estrategia, la de añadir solo una pieza a la ecuación en otro color o al revés, la de meter este abrigo para coronar una propuesta en rojo, naranja, verde o azul, es igualmente oportuna; como lo es la de tirar de blanco para así poder seguir luciendo este último en los meses que se alejan de la temporada primavera-verano. La cuestión es aprovechar su enorme atractivo para hacer de este abrigo un compañero más estiloso ante las bajas temperaturas.