¿Cuántos tipos de yoga hay y cuál es el que más conviene según tu cuerpo y objetivos?

Una vez que nos hemos decidido a dar el paso y comenzar a hacer un poco de deporte, una práctica no solo saludable, sino también recomendable para sentirnos mejor, más vitales, más fuertes y con más energía, comienza el reto de encontrar el ejercicio que nos ayude a crear una rutina. El yoga y sus posturas pueden ser una gran elección por los muchos beneficios que nos aporta su práctica.

Esta disciplina, que cada vez suma más adeptos, es ideal para cuidar tu cuerpo, pero también tu mente. De forma conjunta, tonifica los músculos, mejora la flexibilidad y el equilibrio y trabaja la concentración y la estabilidad emocional, pero hay tantas variedades de este ejercicio físico que no siempre nos resulta sencillo saber cuál nos conviene más para conseguir cumplir con nuestros objetivos.

Por ejemplo, los principiantes pueden empezar por el hata yoga, porque sus clases suelen estar destinadas a aprender las posturas o asanas poco a poco. Es el yoga más clásico y te prepara para seguir avanzando en la disciplina. Una modalidad parecida es el yin yoga, pero esta busca ayudar a combatir la ansiedad y el estrés, manteniendo la misma postura de forma relajada durante unos minutos.

En estas modalidades, la respiración es importante, pero no tanto como en otras, por ejemplo en vinyasa yoga se sincronizan movimientos corporales con respiraciones para crear fluidez. La intensidad del vinyasa es ideal para fortalecer los músculos y su eficacia es comparable con la del asthanga yoga, en el que cada postura está diseñada con un número de movimientos y respiraciones, creando posturas encadenadas; esta modalidad no es apta para principiantes, puesto que exige más fortaleza física y resistencia.

Partiendo de la base establecida por el hata, pero añadiendo calor encontramos el bikram yoga, una modalidad un poco más moderna. Se practica en espacios cerrados, a una temperatura de más de 40 °C y con bastante humedad, es ideal para la eliminación de toxinas y la pérdida de peso, incluye 26 posturas combinadas con ejercicios de respiración. Una variedad de este ejercicio es el hot yoga, que emplea diferentes secuencias de posturas que el bikram.

Una forma de deshacerse de la tensión es probar el yoga restaurativo, que se basa en la relajación, la respiración y el trabajo con soportes como cinturones, pelotas, bloques… son estiramientos que nos ayudan a lograr una relajación muscular, pero con un componente activo, es ideal para quienes buscan relajarse. Quien sufre algún tipo de lesión o se está recuperando puede probar el yoga terapéutico, diseñado para sanar desajustes físicos y que aúna relajación, meditación y visualización.

Más novedoso y original es el aero yoga, que se practica suspendido en el aire con la ayuda de una tela o columpio sujeto al techo, las posturas son las tradicionales, pero jugando con la ingravidez que estos elementos aportan; fomenta la creatividad, pero también la definición y el tono muscular. No hay que confundirlo con el acro yoga, focalizado en el equilibrio y la concentración y que se practica en pareja, ayudándoos mutuamente a realizar las asanas. Es un reto personal que fomenta la confianza.

También encontramos modalidades un poco más espirituales, como kundalini yoga, que enfatiza la respiración en relación con el ejercicio físico, con la finalidad de equilibrar los chakras para prevenir dolencias físicas y emocionales. Esto lo buscan también a través de la utilización de cánticos, como hace también el mantra yoga, que busca la conexión a través de la vibración, cantando mantras hasta entrar en un estado meditativo que nos ayuda a alcanzar la paz.

No podemos olvidar a las personas que prefieren ejercicios de una intensidad mayor, ellos pueden probar el power yoga, un ejercicio aeróbico que fortalece tu cuerpo mientras practicas las asanas de una forma fluida y vigorosa.

Estas variantes que hemos citado son solo una pequeña muestra de las muchas variedades de yoga que podemos encontrar y no es necesario escoger solo una, también podemos practicar varias y compaginarlas con otros ejercicios físicos. Eso sí, siempre con la ayuda de un profesional o experto en la materia, que nos ayuda a adoptar las posturas correctas y nos acompañe en el camino.